Lauren miró a la chica que tenía en frente y aun así sabía que no podía igualar la belleza de Camila. Maldijo a su hermana en ese momento; no le quiso decir el momento en el que Camila llegaba, y había estado ansiosa toda la semana esperando en su casa por si veía su auto; ese día había decidido dar un respiro e invitar a Zoey a tomar un helado.
El teléfono de Zoey comenzó a sonar. La miró para que la disculpe.
- ¿Hola?- preguntó. Luego de unos segundos cortó- Lo siento mucho Lauren, me tengo que ir- le dijo arrepentida. La chica de ojos verdes la miró dulce.
- Haz lo que tengas que hacer- le sonrió. Ella besó su mejilla. Vaya que le gustaba Lauren; y no dejaba de pensar en ella, pero no podía ir tan rápido.
Vio como la chica se alejaba corriendo y sonrió. Decidió caminar hasta su casa mientras pensaba en Camila. Había pensado en ella durante nueve largos años, ¿que mal le haría pensar en ella otro día más?
Había salido con tantas chicas; pero ninguna sin embargo le daba lo que- pensaba ella- que Camila podía darle. Sinceridad. Ella la conocía y la quería desde que se sacaba los mocos y se los comía; hasta que dejó de hacerlo. La quería a pesar de saber cada uno de sus profundos secretos; era la persona que mas lo conocía en la vida entera. Se imaginaba una vida al lado de ella más que nadie en el mundo.
Tocó la puerta de su casa, y lo primero que vio fue a su mamá. Ella le sonreía picarona.
- No se si tu sonrisa me hace feliz, o me asusta, pero es algo parecido...- frunció el ceño. Ella comenzó a reír divertida.
- Ve a la pieza de tu hermana, creo que hay algo que te va a alegrar- musitó ella dando la vuelta. Cerró la puerta confundida y se dirigió hasta la habitación de Taylor; como siempre estaba cerrado.
- ¿Tay?- preguntó confundida- ¿estás allí?
- No- respondió ella desde el otro lado.
- Abre la puerta, te traje chocolate- mintió. En dos segundos sintió como la puerta se comenzaba a abrir- No te traje nada pero mi mamá me...- miró alrededor. Se sintió interrumpida por aquella belleza que se encontraba sentada en la cama de su hermana. La miraba con aquellos hermosos ojos, aquellos ojos color café, un café tan particular y hermoso, y único que parecía que alguien había sembrado una planta que subía hasta el cielo y solamente allí se podía extraer ese color de la flor más hermosa.
Sin pensarlo dos veces se acercó a ella para darle el abrazo más cálido; ese que sientes que nunca la vas a soltar, y pudo una vez más sentir su perfume entrar en ella, ¡como lo había extrañado!.
La muchacha se sintió igual de satisfecha con la chica ojiverde que tenía en frente. No podía creer como un ser humano podía ser tan perfecto, y como podía causar tantas cosas en ella.
- Al fin llegaste- le exclamó Lauren contenta- es increíble, ¡tengo tanto que contarte!
- Pensé que estarías acá cuando llegue- le reprochó ella intentando sacar información sobre aquella chica. Dicen que una chica celosa es diez veces un detective en investigación; ella comprobaba aquella teoría sin siquiera querer hacerlo.
- Estaba con una amiga- contestó ella. Lo que en realidad quería decir era que ojala hubiera estado con ella.
- Bien, ¿nos vamos?- preguntó Taylor. Lauren la miró confundida.
- ¿a donde van?- levantó una ceja- pero si acaban de llegar.
- no, tu acabas de llegar- le dijo irónica- nosotras te estábamos esperando porque Camila quería saludarte, pero ahora iremos a la plaza a mirar chicos lindos, y también Chicas por Camila.- Dijo riendo, aunque sabia que su amiga iba por los dos partidos.
- ¿Puedo ir con ustedes?
- Lauren Lauren Lauren, hermosa Lauren- Alexa se puso en frente de ella- tu sabes que si no fueras tan imposible estaríamos tomadas de la mano besándonos en la plaza, pero como lo eres, esta es una ocasión solo para nosotras.
- Exacto..- le sonrió Taylor.
- Pero yo también quiero estar con Camz- farfulló. La chica la miró sonrojada; nueve años y aun no sabía como esconderlo.
- Bueno, vas a tener que estar con ella después porque ahora esta con nosotras, no contigo- las chicas se la llevaron. Camila le hizo un gesto de "después hablamos" con los labios y Lauren le guiñó un ojo.
Se quedó ahí parada durante un rato. Su madre la miraba mientras barría.
- Se te cae la baba- la molestó. Ella la miró sonrojada.
- No se de que hablas- se sentó en el sillón haciéndose la desentendida. Su mamá; otra que no dudaba del amor que se tenían. Recordaba estar con la familia de Camila pasando un lindo rato en su patio, viendo a aquellas chicas enamorándose y creciendo juntas, era algo que simplemente no podía negar.
- Si claro- rió su madre- Camila está bonita este verano
- Si.. Lo está- suspiró la chica del beanie.
- Bueno, ella siempre ha sido bonita- siguió barriendo la mujer; todo eso lo hacía a propósito.
- ¿quien siempre ha sido bonita?- interrumpió su padre entrando a la cocina. Ambas lo miraron.
- Camila - dijo su madre. El solo decir su nombre hizo que Lauren se sonroje más.
- ¿Camila está aquí? ¿Como que no la saludé?- pregunté su padre asomando la cabeza por la puerta.
- Estabas durmiendo, se acaba de ir- miró la ventana. Allí se iba alejando junto con su hermana y Alexa, su mejor amiga. Camila también lo era, pero sabía que la miraba como algo más. Si tan solo ella diera un paso, Lauren lo haría también; el único problema era que se veían solo por el verano, y era un gran obstáculo para una relación.
La puerta sonó nuevamente. Lauren se levantó entusiasmada esperando que sea ella; pero al abrir la puerta se dio cuenta de que no lo era.