11

301 38 9
                                    

JongDae le da la bienvenida a todos. The KIM's finalmente abrió sus enormes puertas. Tan magnífica como siempre, tan potente y digna de admirar. Tan deseada por muchos e imposible para algunos.

Finalmente pisaba de nuevo el suelo marmoleado de su oficina, se sentía pleno al acariciar su fino traje marino. Había extrañado tanto estar tras su escritorio, revisar sus negocios dentro y fuera de la empresa. Leer reportes inconclusos y, por supuesto, volver a ver a su Kim favorito.

MinSeok movía las caderas demasiado bien para el gusto de los demás. A cada paso que daba su magnífico porte hacía voltear a todos a su paso. Tan fino de rasgos, tan caliente en cada paso. El hombre también había extrañado pisar aquella empresa, saludar a todos a su paso y deleitarse con el buen gusto que tenía JongDae para vestir.

JunMyeon por el contrario, detestaba la idea de volver a enfrascarse en su trabajo bajo la puerta cerrada de su oficina. El traje oscuro que eligió ese día, realzaba su magnífico cuerpo, ciñéndose donde debía y, por supuesto, sacar los suspiros de todos a su paso. Deseaba realmente ver a Yixing y pasar el día con la mente llena de aquel chico.

Tres de cuatro Kim's habían llegado para darle rienda a la inactividad de la empresa por una semana. Llegaban con las expectativas altas de mandar de nuevo a la cima a su linda empresa. Los empleados cuchicheaban a escondidas, preguntándose dónde estaría el Kim más pequeño de ese cuarteto. Querían saber si lo que se decía por los pasillos era cierto. Ver si Kim JongIin portaba un anillo de compromiso, si se había metido en una pelea y algunos esperaban no verlo, así confirman la teoría de que había muerto.

Casi.

Pero no fue así.

Pasados quince minutos de la hora de entrada, en la puerta principal de la gran empresa, Kim JongIn entraba con toda el aura intimidante y seductora que cargaba. Una gran sonrisa se posó en sus delgados labios, sus ojos juguetones miraban con alegría a todos a su paso. El traje azul con rayas delicadas grises, resaltan su tonificado cuerpo. La camisa oscura tenía abierta solo los tres primeros botones; la mano derecha la tenía guardada en el bolsillo de su pantalón. Mientras la izquierda jugueteaba con un lapicero entre sus dedos. Kim JongIn dejó de ser castaño para darle la bienvenida al rubio platinado. Tan rebelde y elegante a la vez.

Caminó con paso firme, saludando a quienes lo hacían, metiéndose por fin al elevador. Cuando las puertas de este se abrieron al llegar a su piso, caminó con elegancia, pasando por el escritorio de su secretario y entrando finalmente a su oficina.

A pesar de su juguetona personalidad, JongIn moría por ser descubierto en su farsa. Tan enfrascado en sus pensamientos que cuando ChanYeol golpeó ligeramente la puerta, saltó en su lugar.

—Señor JongIn —habló con voz gruesa ChanYeol—, el Jefe JongDae quiere verlo en su oficina.

JongIn asintió, viendo cómo su secretario salía de la oficina. Después de haber enviado su maravillosa carta a todos sus contactos, incluido su primo JongDae. No pensó que el mencionado le mandara una respuesta como los demás, no. Esperaba a que este le llamara a su oficina. JongDae no se fiaba de palabras, sino de actos. JongIn le demostraría que esta vez, haría las cosas correctas.

Suspiró alejando sus nervios mientras movía sus manos a sus costados, salió de la oficina y vió como ChanYeol se levantó de su asiento, ambos caminaron casi a la par, directo a la oficina de JongDae. Cuando estuvieron frente al escritorio del secretario nuevo, este les pidió un momento y los anunció por medio del teléfono. Esperaron un par de segundos, SeHun les había dicho que podían pasar.

Dentro, JongDae imponente y recto se encontraba sentado en su gran silla. Sus ojos analizaron los movimientos de ambos, descifrando si había alguna muestra de nerviosismo por su parte. Sonrió ladino al ver el cambio de look de su primo.

THE KIM's [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora