2: « Eyeless Jack »

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#2: « Eyeless Jack »

Chasqueó los dedos, y después una vez más, y otra más. A pesar de carecer de ojos y voz, podía perfectamente saber a donde iba gracias a sus sentidos restantes y un poco de ayuda de la ecolocación.

Se sacó la máscara y olfateó un poco, con los dedos se apartó el líquido espeso que salía de las cavidades, donde se suponía que debían estar sus ojos, éste le resultaba molesto cuando se deslizaba por sus mejillas y terminaba en las comisuras de su boca, le gustaba la sangre, pero no mezclada con el alquitrán, le resultaba molesto el sabor y que el líquido estuviera cayendo constantemente, esto le resultaba estorboso.

Confiando en los sonidos y su tacto, siguió caminando hasta llegar a un sitio parecido a un callejón.

Camino cuidadosamente tratando de no pisar algún objeto que lo delatará y ahuyentara a alguna presa cerca.

A pesar de ser ciego -Y al mismo tiempo tuerto- podía localizar a sus víctimas con su olfato.

Se quedó un rato escondido entre la penumbra esperando a que algún ebrio o persona despistada se métiera al callejón, y no paso mucho tiempo para ello.

Un joven de no más de 30 años entró corriendo con la respiración agitada, eso decía que llevaba un buen rato corriendo, decía algunas palabras entre cortadas y volteaba a todos los lados, como si se estuviera escondiendo de alguien.

El caníbal desde su escondite empezó a imaginar la manera en la que lo mataría. También imaginó el callejón y la persona, tenia que planear todo, ya que aunque se guiará por el tacto, el oído y el olfato, al momento de correr por su presa podría resbalar o chocar con algo, lo cual lo tenia entendido por experiencia.

Empuñó con fuerza su bisturí y a paso lento y cuidadoso salió de su escondite acercándose lentamente a su presa.

El joven sintió la presencia de alguien y empezó a buscar con la mirada.

-¡¿Quién está ahí?!-Gritó desesperado, pues se cuidaba de quien lo perseguía y de quien se encontraba con él en ese momento.

-¡Sal de ahí!, ¡No te tengo miedo! - Soltaba el joven con voz alzada, tratando de que sonará amenazante, pero en verdad su voz estaba llena de miedo, nervios y angustia.

En seguida el caníbal se abalanzó sobre el joven, éste trató de esquivarlo pero fue en vano, los dos cayeron al suelo.

El caníbal quedo sobre la espalda del joven y sin perder tiempo, hundió su bisturí en la espalda baja, el joven dio un grito desgarrador y trato de quitárselo de encima. En cuanto volteó para ver quien se encontraba sobre sus espaldas, se dio cuenta que su asesino tenia una apariencia extraña. Tenia una máscara que estaba al costado de su cabeza, la máscara era de color azúl con dos agujeros donde se supone que iban sus ojos y de éstos caía un liquido negro, pero lo que más le llamo la atención -Y atemorizó- fue su rostro, la poca luz de luna dejaba distinguirlo: carecía de ojos y de las cavidades de ellos salía el mismo líquido que tenía la máscara, su boca estaba llena de dientes afilados y su piel era grisácea.

La expresión del joven cambio de confusa a llena de temor y miedo, soltó un grito, no por dolor, si no por miedo, y su grito fue seguido por otro, el cuál ya era de dolor que sintió cuando el caníbal enterró un par de veces su bisturí en la zona donde estaban sus riñones.

Empezó a mover el cuerpo violentamente tratando de quitar de encima al caníbal, él cuál cayó a un lado y el joven en seguida como pudo se levantó. Tambaleándose y sosteniéndose de las paredes trató de correr, pero el dolor se lo impedía.

El caníbal se incorporó y volvió a tirar al joven, está vez le soltó patadas y lo pisoteó un par de veces. Escucho jadeos y gemidos de dolor por parte de su presa. Sonrió de oreja a oreja. Sabia que ahí era cuando su parte favorita empezaba, una vez que su víctima estaba lo suficiente débil como para contra atacar, a él se le facilitaba el robo de órganos.

A diestra y siniestra hundió su bisturí en el cuerpo, agujereándolo y dejándolo como coladera. Para la mala suerte del joven, seguía consciente. Viviría sus últimos segundos llenos de sufrimiento y dolor.

El caníbal lo tomó de manera abrupta del cabello y jaló de el hacia atrás. Su cuello quedo al descubierto y estirado. Sintió como ponía la hoja filosa del bisturí en un lado, y la deslizaba al otro lentamente mientras aplicaba más fuerza haciendo que el bisturí se hundiera más.

Aunque el bisturí no fue tan profundo como para desprender la cabeza del cuerpo, hizo un corte bastante profundo.

La sangre salía a borbotones de la herida y de su boca, si no moría por desangramiento, iba a morir ahogado en su propia sangre.

El caníbal soltó la cabellera del joven, dirigió su bisturí a la nuca del joven y empezó a deslizarlo hasta la espalda baja, repitió varias veces el procedimiento.

Después perforó los costados y lo abrió. Metió sus manos en la herida y separó la piel. En seguida introdujó su bisturí y empezó a perforar todo a su paso con tal de llegar a los órganos.

Por último término de abrir todo el abdomen, un costado y la espalda de su presa. Como animal, desesperado, metió las dos manos abriéndose parte entre los órganos. La sangre salía en salpicaduras manchando las paredes, el cuerpo inerte, y el alrededor. Un charco debajo del cuerpo empezaba a ser más y más grande, el rostro, cuerpo, brazos y sobre todo manos del caníbal, estaban llenas del líquido rojo carmesí.

El caníbal sonrió, como cuando le dan un caramelo a un niño, cuando sostuvo entre sus manos uno de los riñones de su presa, se lo llevó a la boca y empezó a comerlo rápidamente como si fuera su última comida. Lo que a las personas les resultaba grotesco, repugnante y desagradable, a él le resultaba delicioso. Incluso los asesinos pensarían que solo era un acto digno de un animal.

Después de devorar el primer órgano y sentir el sabor de el, se abalanzó como animal sobre el cuerpo y empezó a devorar el resto de los órganos.

Comió unos órganos más y se levantó, sonrió con satisfacción, y salió del callejón. Como pudo buscó rápidamente el bosque para adentrarse en el.

Cualquier persona que se topará con el cuerpo del joven, pensaría que tal cosa como esa fue cometida por un animal, no uno normal, uno realmente grande y feroz, pero, ¿Cómo puede haber un animal así en una ciudad tan pequeña?, pues había uno, y no era un animal, solo un ser que habitaba en el bosque: Eyeless Jack.

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Esto se hizo bajo los efectos del insomnio, así que si ven alguna incoherencia o falta de ortografía, perdonen.
Otra cosa, les agradecería los votos o comentarios :)
Y pueden pedir al próximo Creepypasta en los comentarios.

Una última cosa:
Tal vez algunas cosas de está pequeña historia se les hicieron raras.

En primera, Eyeless Jack es ciego -Tuerto igual, ya que no tiene ojos. Y ser ciego y tuerto no es lo mismo- y no tiene voz. Cuando él se dispara, se destruye las cuerdas vocales.

En segunda, lo que cae de las cavidades de sus ojos es una mezcla de sangre y alquitrán.

Solo dejaré esos datos -Los cuales van relacionados con la pequeña historia- aunque realmente son más.
¿Cómo sé de ellos?
Fácil.
El creador de Eyeless Jack es Azelf5000© y el mismo dio datos de su creación en un foro. Esta info la vi hace menos de un mes, pero al parecer ya no esta disponible, aunque supongo que puede estar en algún otro sitio.
Gracias.

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