Creepypastas.

7: «Ticci-Toby»

#7: «Ticci-Toby».

Eso no estaba bien.
Violar las reglas del bosque y entrar solo por una apuesta. No esta bien. Y menos con los comentarios que se hacían sobre el.

-Vamos Seth, ¿Qué puede salir mal?, solo son rumores -Se dijo a si mismo dándose animos-. No va a pasar nada. Solo unas cuantas fotos y ya -Añadió.

Desde hace ya unas semanas en el pequeño pueblo se corrian rumores de que en el bosque habitaban asesinos, a pesar de las pruebas que había, algunos idiotas se rehúsaban a creer estos comentarios.
Y Seth no era la excepción, como muchos, no creían en ello.

Sostuvo firmemente el pequeño aparato y tomó una que otra fotografía, pero no era suficiente con eso. Al menos no para él.

Seth siguió caminando por un pequeño sendero de tierra adentrándose más en el bosque. A cada paso que daba sus manos temblaban, era de noche, todo estaba obscuro e iba sin compañia alguna más que su móvil, ¿Cómo no sentir miedo o escalofríos?, y más aún al recordar los comentarios que se hacían.

Después de caminar un rato más, tomó más fotografías, una, dos, tres... La última, al revisarla, noto algo curioso.
Se notaba una silueta a lo lejos, el flash la alcanzaba para poderla distinguir.
La curiosidad lo hundió. Un sentimiento de temor también se unió. ¿Quién entraría al bosque a esa hora?. Él estaba ahí, a esa hora, en el bosque. Pero sería mucha coincidencia que otra persona hubiera entrado al igual que él.
Unió valor y gritó:

-¡Hey!, ¡Tú!. ¡¿Quién eres?!-Soltó titubeante.

No obtuvo respuesta alguna.

-¡Anda!, ¡Dime!-Gritó otra vez.

Nada.

A esas altura había dos posibilidades: El tipo de ahí era uno de esos que se metian al bosque con el mismo propósito que él y probablemente no lo escuchaba o estaba igual de muerto de miedo que él. O. Era otra cosa. Otra persona con otro propósito diferente. De lo contrario a las dos opciones, ¿Qué carajos hacía ahí?.

Seth tomó otra fotografía en la misma dirección. Cuando la revisó, ya no estaba.
O su mente le estaba jugando mal o, el sujeto se había ido.

Con un nudo en la garganta y el corazón dando vuelcos, Seth, siguió su camino.

Habían pasado unos 30 minutos y las cosas estaban mal, muy mal para Seth. Durante su caminata de regreso, escuchó unos pasos acompañados de unos sonidos extraños. Sonaban como unos tics. Esos que les dan a ciertas personas.
Seth estaba seguro que su mente le andaba jugando mal.

Tic.

O tal vez no.

Tic.

Tal vez exageraba.

Tic.

O tal vez no.

Tic.

Sea lo que sea.
Se echo a correr como si no hubiera un mañana.

La desesperación era evidente, la frustración y el miedo también. A cada zancada que daba sus piernas se hacían débiles y el mantenerse firme le estaba resultando un reto, más de una vez chocaba con los árboles. Una raíz de un árbol se cruzó en su camino provocando que cayera violentamente al suelo.

Levantó la vista notando el pequeño aparato entre la obscuridad. Estiró el brazo deseando alcanzarlo. Y cuando lo hizo. Sintió un peso sobre su mano presionándola, como si un zapato estuviera realizando la acción.
Alzó un poco más la vista y distinguió una silueta que estaba de pie frente a él.
El miedo se apodero se él.