Capítulo 4

1 0 0
                                    

Pablo les llevó hacia un edificio oculto entre árboles y flores altas. Debían subir escaleras hasta un séptimo piso. Allí, Adri y sus amigos se encontrarían con quién querían.

-Esperen aquí. Le avisaré de la visita y después podrán entrar.-dijo Alcaézer.

Alcaézer entró en el despacho de su jefe. Dentro estaba Russell.

-Jefe, el último heredero y sus acompañantes han venido desde muy lejos.
-Diles que pasen.

Alcaézer salió del despacho y les ordenó entrar. Nada más abrir la puerta, Adri y sus amigos se asombraron con lo que estaban viendo, el despacho era más alto de lo que se imaginaban. Había muchas medallas, trofeos y cuadros de Russell de pequeño. Éste se levantó de su silla, dejó la botella de la que estaba bebiendo en la mesa y se acercó a Adri y a sus amigos.

-¿Quién de ellos es?

Pablo Alcaézer señaló a Adri, que vestía con la ropa elegante que le había dado el rey al llegar al palacio de Gartzajg.

-Buenos días, Adrián.-afirmó.
-Prefiero Adri, señor.-dijo.
-Adri... Me llamo Russell y debí hacerme cargo de ti hace años. Encantado.

Adri se había sorprendido. No se esperaba ver a Russell de esa forma, o de ninguna.

-Eres... eres...- intentó decir Adri.
-Si. Soy un gigante.

Adri se emocionaba solo con oír la palabra. En Maleburg no había ni gigantes ni hadas ni muchos seres que habitaban en Gartzajg.

-Creo que tienes muchas cosas que ver y debo enseñarte todo lo que te has perdido.-dijo Russell.

A Adri le quedaba todavía una cosa por entender.

-Pero, una pregunta...-dijo.-¿Dónde has estado todo este tiempo? Desde el día de la carta.
-¿Carta?- preguntó confundido.-¿Qué carta?

Adri sacó el sobre y le dio la carta a Russell, quién la leyó. Éste no daba crédito a lo que estaba pasando, a lo que leía en aquel momento.

-Adri...-dijo antes de carraspear.

Solo con esa palabra, Adri ya se temía lo peor.

-Esta letra no es de tu madre.-afirmó.-Esta carta no la escribieron ellos.
-¿Y quién lo hizo?
-Un estafador.-respondió.-Aquel día, todos querían quedarse con lo suyo y todos luchaban por ti. Tus padres no escribieron la carta. Fue otra persona, u otro ser.
-Pero, ¿cómo que lucharon por mí? ¿Quiénes?

Russell y Alcaézer se miraron preocupados. Lisa, Joe y Hugo hicieron igual, sin entender nada. Adri estaba confundido, mirando a todos los que estaban en esa sala.

-Ven. Debo enseñarte una cosa.

Todos le siguieron hasta otra sala. Al llegar, todos se fijaron con en el estilo de la habitación. Estaba decorada con distintos colores y técnicas. En la pared y el techo estaban dibujadas unas figuras, humanos y seres que habían llegado nuevos al mundo. Había palabras escritas en un idioma que nadie, excepto los padres de Adri y Russell, conocían.

Todos se acercaron a la pared del centro, donde estaba dibujado el momento de la guerra. La guerra en la que el barco, con Adri dentro, navegó.

Russell comenzó a contar la historia de lo que ocurrió aquel día.

-Tus padres te concedieron la herencia del país, pero para tenerla en tu poder, debías cumplir los dieciocho años. El problema se desató cuando, en diciembre de 2004, Maleburg se convirtió en otro reino habitado por nuevos miembros. Ese mismo mes, Maleburg quiso la pertenencia de nuestro país, es decir, tú, en el suyo. Ambos reinos se proclamaron la guerra por ti. Los nuevos seres de Maleburg vinieron a Gartzajg para llevarte a ese país. Como tus padres no querían perderte, te guardaron en una sala oculta. Esta sala. Cuando el rey de Maleburg vio que no podía obtenerte, mandaron barcos para recogerte. Todos creían conocer los nuevos destinos del barco, porque pensaban que eran otros y no Maleburg. Tus padres quisieron enviarte a otro país, ya que aquí corrías peligro. Ellos no podrían irse contigo, por lo que me enviaron a mí el encargo de cuidarte. Ellos no dejaron ninguna nota ni ningún recuerdo, excepto esta foto que tienes. Esto es lo único que dejaron ellos verdaderamente. Alguien debió utilizar la foto y escribir una carta falsa. Estos números y la dirección no existen. No son reales. Me fui contigo hasta Maleburg, pensando que íbamos a otro lugar. Cuando llegamos y supimos la verdad, intenté llevarte conmigo. Ahí vinieron Lisa y Joe, que conocían un poco el país y nos ayudaron a escapar. Sin embargo, los guardas nos vieron en las afueras del país, cruzando la frontera para huir, y nos separaron. Te llevaron muy lejos de mí y ya no supe nada más de ti. Tus padres dibujaron aquí todo lo ocurrido hasta el momento y siguieron dibujando los siguientes sucesos hasta el día en el que te dejaron en el barco. Querían dejar pruebas de lo que pasó, porque sabían que alguien intentaría engañarte. Después desaparecieron del mapa y nunca los volvimos a encontrar.

10 deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora