Capítulo 5

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A día 17 de septiembre del año 1996, el principe Eloy fue coronado como rey de Gartzajg. Solo heredaría el trono el primogénito.

La fiesta de coronación comenzó, todos los invitados comieron y bebieron. El principe Eloy fue elicitado por sus amigos y familiares. Ya se había convertido en el rey. Sin embargo, Augusto no estuvo muy convencido. Tenía 5 años menos que él y no le gustaba la idea de ser el hermano del rey.

-Ojalá hubiese sido yo. Tengo más capacidad de poder que él.-le dijo a sus amigos.
-Augusto, él es mayor que tú. Eso siempre será una faena, pero no puedes hacer nada.-contestó honestamente Giocco.

Augusto miró fijamente a sus amigos. Luego dirigió la mirada a su hermano, sonriendo maléficamente.

-¿Qué estás tramando, Augusto?-preguntó Giocco con temor.
-La venganza.

Augusto se alejó poco a poco de sus amigos. Se acercó a su familia, con una sonrisa falsa, y felicitó a su hermano.

-Que sonriente estás hoy.-dijo Eloy.-Me gusta esa sonrisa tuya.

Augusto asintió con la cabeza, dándole las gracias por el halago. Siguió sonriendo, hasta que sus se apartaron un poco.

-Que sepas que esto no ha acabado aquí.-afirmó Augusto, cambiando el tono y el carácter de su cara.

Eloy le sonrió y le dio un pequeño golpe en el hombro. Después se fue y saludó a los amigos de Augusto.

Adri se despertó rápidamente. Estaba asustado por la pesadilla que acababa de tener. No pudo dejar de pensar en sus padres. Seguía teniendo alucinaciones con ellos. Se levantó de la cama y se acercó al baño. Se lavó la cara y salió de la habitación.

Farcón y Fecum estaban en el salón de la casa abandonada. Ambos miraron a Adri fijamente. El rey de Gartzajg comenzó a reír. Se acercó a Adri con los brazos extendidos y le abrazó, apretándole fuerte en los hombros.

-¿Cómo ha dormido mi queridísimo sobrino?

Adri le miró mal, se acercó a la mesa y se sentó.

-Pero bueno, que te he preguntado amablemente. ¿Has dormido mal?

Adri no contestó. Farcón se acercó de nuevo a él y se sentó a su lado.

-Dime, ¿qué sucede? Sabes que me puedes decir lo que sea. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo estás?
-Pues estoy mal...

Farcón le miró sorprendido y confuso.

-Estoy mal porque te crees que soy idiota y que no me he dado cuenta todavía. Sé que no soy tu sobrino. No sé ni siquiera si eres familiar mío. ¿Lo eres?

Farcón hizo el amago de contestar, pero Adri no le quería oír.

-No, no hace falta que contestes. Ya sé que me mentirás. Igual que hiciste cuando me hablabas de mis padres. ¿Sabes lo que les pasó en realidad?

Ambos se miraron a los ojos. Adri mantuvo su carácter dominante.

-Por supuesto que no. ¿Por qué lo ibas a saber? Si no tienes ninguna relación con ellos.
-El rey era mi hermano. Cuando murió, me dieron la herencia a mí, porque a ti te habían mandado lejos.

Adri le miró fijamente.

-No te querían y por eso te enviaron a otro país.-contestó de forma arrogante.-¿No te habías dado cuenta de eso? Claro que no, si ni siquiera te acuerdas de sus caras.

Adri estaba a punto de llorar, pero quería que Farcón se sintiese peor que él. Quería hacerle ver que él si sabía quiénes eran sus padres.

-¿Cómo se llamaba el rey?

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