Desesperación

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La historia me pertenece, los personajes son de Masashi Kishimoto.

Personajes con OoC.

§ Desesperación §

Mí vestido enorme y blanco se enredó en mis piernas mientras subía por las escaleras.

Ni siquiera sabía a dónde iba, mí garganta se sentía cerrada e intentaba furiosamente inhalar un poco de oxígeno limpio.

La puerta de la terraza apareció en mí vista borrosa gracias a las lágrimas que ya no contenía. Nadie me seguía.

Choque contra la puerta y está se abrió golpeándose contra la pared del otro lado. Mis pies se arrastraron al balcón, mí mundo tambalenádose mientras caminaba a la baranda. Mí cuerpo temblando por los sollozos, gemidos de dolor saliendo directo de mí corazón.

Apoyé mis manos en la baranda y miré las luces de la ciudad de abajo. Mí columna doblada hacia allí, mis rodillas doblándose, ya sin fuerzas para sostenerme.

Traidores...

Me habían engañado todo el tiempo, la mirada de Sasuke no me dijo otra cosa. Él simplemente había jugado conmigo.

Y Sakura...

Un gemido involuntario se me escapó mientras apoyaba mí frente en la baranda y dejaba de intentar mantenerme de pie. Me arrodille en el suelo, sin pensar siquiera en el impecable vestido blanco que llevaba.

Ella sabía que lo quería, ella sabía que Sasuke había sido el primero en todo para mí. ¿Cuántas veces lo deje de lado para estar con ella? ¿Cuántas veces la invité a nuestras citas para que ella no estuviera sola?

Por su culpa, me había peleado con mí padre, para defenderla cuando él quiso sacarla de casa, diciendo que era una mala compañía. Apenas llegamos a la mayoría de edad y nos mudamos juntas. Todo ese tiempo solas... Jamás me dijo que estaba enamorada de Sasuke.

¿De verdad estaba enamorada de Sasuke? ¿O iba tras su dinero?

Sabía que Sakura me tenía un poco de envidia, pero siempre la traté como una igual, siempre la traté con más que una igual. Ella envidiaba la riqueza que tenía mí padre, que yo pudiera comprarme sin preocuparme lo que ella tenía que trabajar mucho para conseguirlo. Nunca le negué nada, siempre la di todo lo que tenía a mí alcancé.

Le habría dado mí vida.

-¡Maldita! ¡Mentirosa! ¡Embustera!- Grité, enojada con ella, enojada con el mundo-. ¿Por qué?- lloré a la noche.

Cuando quise levantarme, los tacones también me traicionaron y mí tobillo se dobló. Me quejé mientras me los sacaba con furia y los lanzaba con fuerza contra la pared.

Entonces me detuve en seco, a través de las lágrimas vi una forma apoyada en la pared que esquivó por poco mis zapatos de marca con más de diez centímetros de tacón aguja. El hombre había estado tan silencioso y ocultó en las sombras que le daba la poca luz, que no me había dado cuenta de que estaba allí.

Tiró la colilla de un cigarrillo y tenía una botella de champagne en la mano. Cuando dió un paso a la luz, mí respiración se cortó.

-Oye, ¿Estás bien?

Continuará...

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