La última vez

265 52 5
                                    

(

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(. . .)

Ya había pasado una semana y Midoriya seguía sin decirles una palabra ni a Toru ni a Mina, sin querer perder el tiempo encarándolas por lo que hicieron; lo que lo obligaron a hacer y lo que la obligaron a hacer.

Solamente se encontraba en su habitación, examinando las páginas de sus viejos cuadernos para recibir algún golpe de nostalgia y ver cómo sus análisis habían ido mejorando conforme pasaban los años.

Se detuvo en una página específica... La de Ochako Uraraka. Su Don era Gravedad Cero, y le daba la capacidad de alterar la gravedad a su alrededor al tocarlos con las almohadillas de sus dedos... Ella tomó una buena decisión, no influenciándose por las amigas que habían llevado todo eso demasiado lejos.

La puerta de su habitación fue tocada y Midoriya cerró abruptamente su cuaderno.

—¿Quién es?

—Kyoka. ¿Puedo pasar? —El muchacho se levantó y le abrió la puerta a la chica, que iba acompañada por Mina y Toru. Midoriya estuvo a punto de cerrar la puerta, pero el pie de Jirou lo detuvo—. Ellas quieren hablar...

—No tengo nada que hablar con ellas —espetó seriamente.

—¡Midoriya-kun por favor, danos solo cinco minutos para hablarlo! —exclamó Toru por detrás.

—¡Por favor Midoriya-kun! —clamó Mina. Jirou miró por la parte sin cerrar de la puerta. Sus ojos triangulares se clavaron en el muchacho.

—Si no las ayudas, ellas me seguirán molestando siempre —susurró sin mucha expresión, pero se notaba el sufrimiento que estaba sintiendo. El heredero se mantuvo callado, hasta que por fin decidió abrir la puerta por completo.

—Cinco minutos, es lo único que les doy.

—¡Gracias Midoriya...!

—San. Midoriya-san para ustedes dos. —corrigió en entrecejo. Las muchachas entraron y Kyouka se largó, dejándolos platicar y arreglar las cosas—. ¿Qué necesitan...?

—Queremos arreglar las cosas, por favor —pidió Toru, pegando las manos en forma de ruego.

—Midoriya, nunca quisimos...

—No quisieron pero lo hicieron. Y sí de verdad quieren arreglar las cosas arréglenlas con Uraraka-chan, conmigo es el menor de los problemas. —El chico se cruzó de brazos—. Aún sigo sin creerlo...

—Midoriya, perdónanos en serio. Nunca creímos que esto acabaría así... Fuimos tontas al creer que podríamos hacer el trabajo de cupido y poder emparejarlos a la fuerza. Nosotros creímos que Ochako...

—¡Yo también lo creía! ¡Pero no fue así...! —Las muchachas miraron a Midoriya asustadas por su golpe de enojo. El muchacho tomó aire y se calmó—. Miren, no me quiero enojar con ustedes, eso me convertiría en el malo de la historia... Pero eso no quita el hecho de que ya se hayan arreglado las cosas. Nadie puede forzar el amor, y nadie puede enamorarse de alguien solo porque el otro está enamorado de ti. Te estarías atando a un compromiso que no quieres hacer... Ahora lo entiendo.

Las muchachas se miraron entre ellas y trataron de decir algo, pero Midoriya las calló con un movimiento de mano, que las mantuvo estáticas y en silencio. El chico soltó un pesado suspiro para luego mirarlas con ojos entrecerrados.

—Mina, sé que yo te ayude a conseguir a Kirishima, y sé que hiciste lo mismo con Uraraka para que se repitiera la historia... Pero a veces no todo puede terminar en un final feliz. A veces una historia tiene que quedar en un final nada agradable para que aprendas una lección de vida... Y yo aprendí esa lección, mi pregunta es: ¿Ustedes no?

El muchacho se sentó en el puff al lado del cuarto, para reflexionar un poco, mientras que las chicas apretaron los puños ante las declaraciones tan poderosas... pero tan acertadas. Mina tenía la mirada baja y Toru tenía los ojos hechos agua.

—... N-Nunca quisimos que esto acabara así. S-Solo queríamos que ustedes fueran felices.

—¿Y cómo acabo eso, Mina? Dime, ¿cómo acabo todo esto de forzar el amor y no dejar que fluyese de verdad? Uraraka es mi mejor amiga, y jamás la forzaría a salir conmigo solamente por un... Un "shippeo". ¿No entienden qué sucedió? La forzaron a amarme a tal punto que ella huyo de esa presión que le estaban poniendo... ¿Y ahora, díganme donde está ella...? —Las muchachas lo miraron con lágrimas en los ojos—. Exactamente... No quiero que vuelvan a hacer algo así, ¿entendido? No jueguen a ser cupido y no fuercen las cosas. Solo... Dejen de las personas se hagan cargo de ellas ¿ok? —Las muchachas asintieron, apenadas y lagrimeando. Ellas no soportaron más y fueron en contra de Midoriya, abrazándolo con la fuerza de diez All Might.

—¡Lo sentimos Midoriya, lo sentimos demasiado! —lloriquearon al unísono—. ¡¡Perdónanos...!!

El muchacho no hizo movimiento, y con tardía les devolvió el abrazo, solamente para que terminaran de llorar y trataran de calmarse.

Todo aquello terminó por una razón y de una forma no pensada: Con Ochako huyendo de la cita de Midoriya... y siendo atropellada por un auto.

Aún seguía dormida y atada a aquella máquina que examinaba sus latidos... Pero ella seguía viva, y todos esperaban que lo siguiera estando. Esa fue la última vez que usaron al joven Midoriya para algo... porque él nunca pidió que nada de aquello pasara, y solamente quería evitar más tragedias.

Coqueteos marca MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora