Bakugo Katsuki es un estudiante universitario que se caracteriza por ser muy aplicado... O, como algunos lo llaman, un nerd.
Ser esta clase de personas en la prestigiosa UA, sumado al hecho de que es un becado, hace que el rubio sea el principal ob...
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La campana sonó indicando el inicio de las clases, por lo que esperé un poco para que todos ingresarán y me levanté de las apartadas gradas para encaminarme al edificio. No me gustaban los empujones.
Mientras caminaba, guardaba el libro de matemáticas con el que había estado trabajando hasta recién.
Sonó el último timbre de aviso pero los pasillos ya estaban desolados, o eso creí hasta que sentí una mano con largos dedos huesudos posarse en mi hombro.
Me giré automáticamente y me alejé unos pasos, temiendo por lo que sucedería.
-Shinsou...
-¡Miren a quién tenemos aquí! Bakugo Katsuki, mi rata de biblioteca favorita. -Se acercó unos pasos más mientras yo seguía retrocediendo.
Detrás de él estaban sus dos fieles y enormes secuaces... Yo estaba solo. Aunque quisiera, no tendría oportunidad de defenderme.
-¿Qué sucede?-Pregunté cauteloso.-Tengo que ir a clase, sino Aizawa me matará.
-Sí, sí. Claro. No tomará mucho tiempo.-Mi espalda colapsó contra los casilleros, ellos estaban acorralandome. Busqué desesperadamente una salida o algo, pero no había posibilidad de escapar de esto.- ¿Sabes, Bakugo-chan? Te he extrañado este fin de semana.
Sus manos aplastaron mis mejillas, juntandolas de una forma dolorosa, y fijándose en mi mandíbula. Había inmovilizado mi rostro.
»Eres tan lindo...-Lamió mi oreja hasta llegar a mis labios.- También eres un maldito nerd asqueroso, pero tu sumisión me excita.
Me besó con los labios y su mano apretó mi zona íntima sobre los pantalones.
Comencé a desesperarme, si no hacía nada terminaría violado por este animal. Usé toda la fuerza que tenía en los brazos para apartarlo.
Lo logré, sólo un poco.
-Aléjate, maldito enfermo.- Dije limpiando mi boca con el dorso de mi mano.
La rabia me carcomía por dentro, pero era plenamente consciente de que en mi estado físico actual jamás podría derrotar a esos tres chicos musculosos.
-Ay, Katsuki, Katsuki... Palabras equivocadas.-Acarició mi mejilla con sus dedos pero lo aparté de un manotazo.-¿Qué es lo que haré contigo?
Antes de que pudiese procesar la información para poder decir algo más o intentar correr, su puño había impactado con fuerza contra mi pómulo izquierdo, expandiendo el dolor por mi rostro.
Sentí como la piel de mi mejilla se abría por el brutal impacto de sus nudillos, derramando hilos de sangre que viajaban por mi mejilla hasta perderse en mi cuello.