➺ 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 4

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La noche parecía sin fin, la música del bar era excesivamente alta y para poder comunicarse debían gritar entre unos y otros. Gulf y, ahora su nueva amiga, Brisa aún se encontraban en el área de baile, sólo que esta vez se habían alejado de todo el gentío para poder tener un poco más de privacidad.

La chica todavía tenía problemas debido a sus feromonas, sin embargo, la pastilla que el omega le dio antes sirvió para controlarla un poco, no siendo ya un blanco tan fácil para los alfas, y en parte, haberse apartado del bullicio les ayudó en sobremanera, pues aunque seguía habiendo ruido, ellos pudieron ir conociéndose mejor. 

Mientras hablaban sobre la vida privada de cada uno, a lo lejos escucharon una conocida voz que preocupada gritaba.

— ¡Hombre, ¿dónde te habías metido?! — Era Mild seguido por Matt. 

Después de haber terminado de hacer su registro para el karaoke, se dieron cuenta de que el pequeño omega que los acompañaba ya no estaba con ellos. Los nervios del mayor se habían disparado y por más que el beta trataba de calmarlo no encontró una forma para hacerlo. 

Lo peor pasó por la mente de Mild ¿y si robaron a Gulf?, ¿qué tal y abusaron de él?, ¿y si un alfa ya lo había marcado y se lo llevaron?, no podía permitir eso, no cuando él se encontraba a cargo y menos cuando él había puesto las reglas.

Por su parte, Gulf pegó un brinco, por supuesto que no había olvidado a sus amigos, pero primero quería cerciorarse de que su pequeña amiga estuviera a salvo. Cerró levemente los ojos, en un gesto de haber sido asustado y estar respirando para calmar su corazón, mientras que detrás de él se asomaba Brisa, muy curiosa de los chicos que se acercaban cada vez más a ellos.

—Maldita sea Gulf, ¿qué te pasa?, Dios... estaba tan preocupado. — exclamó Suttinut —Te estuvimos buscando. Pensamos... pensamos que te habían hecho algo... diablos— Sus ojos se miraban brillosos, parecía estresado y aunque su preocupación comenzaba a disiparse, podía notársele una gran frustración. 

Matt le acarició la espalda para reconfortarlo. El mayor respiraba rápidamente mientras unas pequeñas gotas de agua comenzaban por recorrer sus suaves mejillas, dirigió su mirada al piso y jugó con sus manos un momento.

—Lo siento... — fue lo único que el menor pudo articular en el momento.

—Lo sientes...— repitió el omega mayor.

—Sí, lo siento— espetó Gulf —No fue mi intención, de verdad lo lamento mucho, pero no podía dejarla— apuntó con la mirada a la omega.—En serio Mild. No quería preocuparte y que esto pasara. — se levantó de su silla y se acercó al mayor para darle un abrazo.

Y aunque Mild tardó un momento en responder, lo hizo. Devolvió ese cálido y afectuoso abrazo. Confiaba en Gulf, confiaba en sus palabras y sabía que éste no sería capaz de meterse en problemas, sabía que jamás sería capaz de mentirle o esconderle algo. Podía creer ciegamente en el sin problema. En cuanto se alejaron, el mayor limpió las pocas lágrimas que se habían escapado de sus ojos y le dio un leve apretón de hombros.

—Bien... — dijo Mild aclarándose la garganta — ¿Quién es ella y por qué es más importante que nosotros? — rio un poco tratando de aligerar el ambiente.

Y allí estaba de nuevo, el mismo omega de siempre, gruñón y risueño al mismo tiempo, preocupado pero confiado. Traicionarlo no existía en los planes de Gulf, ni en ese momento ni nunca.

—Ella es Brisa— dijo Kanawut mientras se acercaba a la omega. —Estaba en problemas, quería ayudarla, pero no sabía cómo hacerlo. Seguro habría sido un suicidio si iba yo solo, así que me quedé mirando un poco tratando de encontrar alguna solución, pero un alfa se me acercó... – titubeó un poco —Prometo que no lo conocía y no pasó nada, solo le pedí ayuda y fue el quien la salvó— le revolvió el cabello a la chica.

✧❅ Vidas Cruzadas ❅✧  ||  ᴹᵉʷᴳᵘˡᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora