➺ 𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 10

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Gulf despertaba de un día bastante agotador. El sol le pegaba fuertemente sobre el rostro, pero no abrió los ojos hasta que sintió el peso de Mild hundirse a un lado de él en la cama. El mayor le acarició las mejillas tiernamente. Y sí, se le había hecho costumbre tocarle la cara al menor todas las mañanas.

Suttinut solía despertar unos momentos antes para sentarse a un costado de Gulf y poder admirarlo. Le parecía como un niño pequeño que necesitaba protección, y le sorprendía en sobre manera lo mucho que ese pequeño fuese quien lo estuvo cuidando por tanto tiempo.

Un mes transcurrió desde que el omega mayor salió de su casa. Aun no se sentía completamente independiente, pero agradecía de antemano toda la atención que la familia Kanawut le daba en su nuevo hogar. Con su nueva familia. Después de convivir con ellos más a fondo y acompañarlos a salidas, eventos y fiestas, empezó a sentir un fuerte apego.

El sentimiento de ser querido, ese que creyó perdido, por fin volvía a él para darle color a su vida.

Los Kanawut le daban amor y entendimiento, algo que perdió varios años atrás en su antiguo hogar, algo que la familia del menor estaba dispuesta a ayudarle a recuperar.

Clay era muy linda con él. Siempre se ponía a platicar de cosas que le parecían bastante interesantes, y el padre de Gulf ni se diga. Aunque su cara y cuerpo portaban la fachada de alguien autoritario y seco, era todo lo contrario, su alfa podría emanar poder, sin embargo, se volvía sumiso para con sus hijos y esposa. Él también se sumó a apoyarlo y se encargó de ayudar a Mild en cada uno de los proyectos que Kaownah le llegaba a dejar.

Marc no paraba de decirle a Suttinut lo tan orgulloso que estaba de él y que, si el fuera su padre biológico, habría sido uno de sus más grandes trofeos. Y no lo decía en el sentido de posesión, ¡oh no!, por supuesto que no. Si Mild fuese su hijo, sería lo mejor de su vida, así como lo era Gulf.

Verdaderamente eran una familia bastante unida y el hecho de tener al mayor allí con ellos les resultó más satisfactorio que desagradable.

Por su parte, Gulf estaba bastante encariñado con Suttinut y muy dentro de él esperaba que este no decidiera irse así de pronto. A pesar de que el mayor llevaba poco tiempo de estar en su casa, se había acostumbrado a su presencia y a su dulce fragancia. No era fan de los aromas frescos o dulces, pero el de su amigo de cierta forma lograba calmarlo y bajarle todo el estrés con el que llegaba después de sus prácticas.

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Bastó un mes para casi tirarse por la ventana del segundo piso de su casa, un estúpido mes para darse cuenta de que la empresa Jongcheveevat no era como lo esperaba. Un mes en el que si se había hablado con el empresario tres veces habían sido muchas. Un mes para que su jefe de área lo tratara como basura o no le diera completo mérito de todos sus esfuerzos.

Lo único que podía rescatar de ese fatídico mes era haber conocido a Vicky, quien se había convertido en su alfa favorita y una muy buena amiga en tan poco tiempo.

Cuando Mild no podía estar con él, Gulf solía encontrarse con la secretaria en el primer piso o en el estacionamiento. Platicaban buen rato antes de volver cada quien a su trabajo.

Increíble, ¿no?

—Oye amigo, despierta— susurró Suttinut en la oreja del menor.

Gulf arrugó la nariz y abrió levemente los ojos.

— ¿Qué hora es? — preguntó tratando de adaptarse a la luz intensa que entraba por su ventana.

—Es la hora perfecta para que te cambies, comas y nos vayamos a la universidad— respondió Mild en un tono de burla.

✧❅ Vidas Cruzadas ❅✧  ||  ᴹᵉʷᴳᵘˡᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora