Día 2

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Pesadillas:

Kohaku estaba asustada, aunque no lo mostrará le asustaba la simple idea de caer por el precipicio y no poder salvar a Suika. Sin tan solo alguien sujetará a Suika, podría librarse del peso de llevarsela con ella.

En eso su corazón tiembla al ver como Hyoga se acerca para ayudarla, tal vez si había una pequeña posibilidad de que haya cambiando y la ayudará. Como pasó cuando sacaron a Xeno del castillo, también cuando los ayudaba a cazar alimentos.

Ve como Hyoga extiende su mano, Kohaku duda por un momento pero se la toma. Pero su corazón se rompe al verlo con una cara peor de la que Ibara y escucharlo  decirle — Salve a la reina.

Para después soltarla junto con Suika, gruta de horror y desesperación.

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Kohaku se despierta rosa asustada, en eso cierra los ojos al ver que la luz de la habitacion se había escendido.

— ¿Estás bien? — pregunta su novio acercándose a la cama — ¿Que soñaste? Gritaste como si alguien te fuera a matar.

Kohaku traga la saliva acumulada en su boca, tenía la boca pastosa, el corazón acelerado y se encontraba toda sudada.

Pero eso no le importaba, para ella lo más importante era abrazar a Hyoga en ese momento y asegurarse que si era el verdadero Hyoga. No uno falso que la tiraría de un precipicio, toma su cabello, su cara y lo mira a los ojos aunque lo tuviera que abrir ella misma.

Hyoga se aleja y le pregunta si se volvió loca.

— Agua — es lo único que pudo responder ella.

Hyoga suspira, pero luego va a la cocina por un vaso de agua. Cuando regresa y se lo da ella se lo toma de un solo trago.

— Boba, cuidado te ahogas.

— Soñe que me tirabas por un precipio y decías "salve a la reina" con una voz súper gruesa y ronca.

Hyoga sólo la mira y le responde — No más película del Rey león antes de dormir.

— ¡Pero es tú favorita! — se queja la rubia.

— Pero eso no quita el hecho de que casi me matas de un susto, pensé que te había dado un dolor o algo — comenta Hyoga secando el sudor de su frente con un pañuelo y alejando los mechones rubio de ella — En verdad me asuste mucho.

— ¿Un abrazo? — pregunta Kohaku a su pareja.

Ve como Hyoga sonríe, lo bueno de dormir juntos es que no lo tenía que ver con ese feo tapaboca y estira sus brazos para que ella lo abrace.

— Vamos a seguir durmiendo — le dice él acariciándole suavemente la espalda.

— Te molestare el resto de la noche, porque no pienso alejarme de ti — murmura ella mientras que sigue abrazando el fuerte pecho de su novio.

Ambos volvieron a dormir y esta vez Kohaku no tuvo pesadillas, sabía que Hyoga no la tiraría por un barranco.

HyoHakuWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora