Día 6

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Mafia:

La misión era fácil, el 80% ya estaba completado. Sólo tenía que entragarlo con los superiores y podría tener el ascenso que espero por tantos años.

¿Entonces, por qué le costaba tanto entregarlo?

Kohaku se sienta en el suelo del baño y comienza a recordar todo lo que vivió en esos últimos seis meses.

La misión era fácil, tenía que adentrarse en la mafia y descubrir a lo que traficaban con las armas. Entrar fue sencillo, solo tuvo que finjir ser de los barrios pobres y meterse poco a poco, robando algunas bodegas con armamentos y sin lastimar a nadie.

Luego de ver que su hacia bien su trabajo, la enviaba a ellas y a otros para entregar las armas. Pero sin decirle la ubicación exacta de los cuarteles, sólo tenía que dejarla en un lugar que ellos le dijera y listo.

Cuando comprobaron que era de fiar para ellos, la enviaron con Nikki una de las asistente de los jefes de contrabando. Para que conociera a los tres grande Jefes, estaba Ukyo que se encargaba de hacer contacto, Hyoga el que hacía la vigilancia y elegía personalmente a los guardaespaldas, por último estaba Tsukasa que era el líder principal de todo eso.

Ganarse la confianza de Ukyo fue fácil, era más bueno que un ángel. Un ángel que estaba metido en el mismo infierno, luego de sorprendió cuando Tsukasa comenzó a confiar en ella. Parecía un tipo rudo, pero tenía un carácter suave, raro en un jefe de la mafia.

Él que su costo oara ganarse su confianza fue Hyoga, hasta la mandaba a vigilar con uno de sus secuases. Así que tuvo que perder comunicación con los del cuartel, para que no sospecharan de ella.

Y funcionó, porque un día Hyoga le dijo para reunirse en un lugar y le sorprendió que era para entrenar, quería ver su capacidad en las peleas y su resistencia.

Ambos tenían la misma resistencia, pero Hyoga le ganaba en experiencia para manejar las armas.

- Eres aún niña en ese aspecto - le dijo un día.

Kohaku le pareció ofensivo ese comentario y sin pensarlo le dijo - En cualquier momento te demuestro que no soy una niña que se chupa el dedo.

Ninguno de los dos sabía como, pero terminaron en la cama.

Kohaku al siguiente día se golpeaba la frente contra la pared, por la estupidez que había cometido. Aunque muy en el fondo de su ser no se arrepentía.

Después de esa noche le siguieron otras y sin esperarlo ya acompañaba a Hyoga a todos lados, incluso ya se sabía la ubicación de cada guarida y bodega donde escondía las armas.

Sólo tenía que hacer una llamada y se resolvía todo. Kohaku se levanta y mira la prueba de embarazo, había dado positivo.

Las ganas de vómitar se juntaron con las de inseguridad, podía irse del país. Cambiarse el nombre y pintarse el cabello, también la cara y mudarse con su tía Liliam. Alejarse de ese mundo del bien y del mal o podría hacer su trabajo, llamar a su jefe y decirle todo.

Kohaku llora y toma una decisión, agarra el teléfono y marca el número que se sabía de memoria, desde que comenzó a trabajar en el servicio secreto.

*********

Estaba en una celda de máxima seguridad, ya había atacado a varios recluso y por eso lo tenían en confinamiento. Pero necesitaba verlo, aunque sea por una última vez.

- Hola pequeña traidora - dice él con absoluta calma.

Kohaku lo mira detrás de la ventana de seguridad - Hola Hyoga.

- ¿Que se siente jugar con las emociones de los demás? ¿Te dieron tu ascenso?

Kohaku se sorprende al escuchar decirle eso - ¿Cómo sabías del ascenso?

- No eres la única que espia querida.

- Si fue así, si sabían quién era en realidad. ¿Por qué no me mataron? - pregunta ella.

Hyoga sonríe, aunque le pareció una sonrisa triste y le responde - Hay tantas manera de matar pequeña, no sólo físicamente.

Kohaku queda helada al descubrir la verdad - ¿Me estabas usando?

- Cómo tú me usaste a mí, un juego de Ajedrez para ver quién tenía el poder.

Kohaku se aleja del lugar y sin mirar a Hyoga, tal vez si se hubiera volteado habría notado la expresión de tristeza en sus ojos.

***********

- Al final, ¿tuvo al hijo? - pregunta Tsukasa a su compañero de celda.

- Es una niña - dice Hyoga al ver las fotos que le envió su infórmate.

- ¿Estás seguro de la decisión que tomaste? - pregunta su amigo mirándolo.

Hyoga solo lo ignora pero al final le responde - Ellas merecen una vida lejos de mí, donde nadie las pueda juzgar. Es mejor si Kohaku consigue alguien más y un mejor papá para la pequeña, se parece tanto a ella.

-Pero tiene tus ojos - comenta Tsukasa mirando la foto de la pequeña bebé.

Hyoga sonríe y guarda la foto en un diario que era de Kohaku.

HyoHakuWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora