ɪɴᴛᴀᴄᴛᴏ. [KM 국민]

1

capítulo 1 

Jungkook

Sólo quiero que sea derribada. Le digo a Kyung, el agente al que le compré el inmueble, al salir del coche. Lanzo mi chaqueta de traje en el asiento de atrás y luego enrollo mis mangas. La casa - si se puede incluso llamar así - parece un jodido castillo. Se encuentra a veinte millas de Chicago y es el lugar perfecto para mi planeada pista de aterrizaje privada para el Boeing 747 que compré el mes pasado. Me gusta la privacidad y esto me dará eso. Cuantas menos personas tenga que tratar, más feliz seré. Me gusta ir a trabajar y volver a casa, pero a veces el viaje es inevitable. 

Hay suficiente espacio aquí para construir una pista de aterrizaje y mantener la casa, pero no hay necesidad de ello. Tendría que contratar gente para su mantenimiento y nunca la usaría. Podría derribarla también. No es como si tuviera necesidad de un lugar como este. Es impresionante con una sensación de la vieja escuela, pero mi condominio en la ciudad es todo lo que necesito. Vivo solo y nunca he conocido a una mujer u hombre que me haya tentado a cambiar eso. 

Estoy destinado a estar solo y me siento bien con ello. Los pensamientos de tener una familia propia fueron olvidados hace mucho tiempo, aunque mi madre cree que todavía hay esperanza. Ni siquiera puedo contar cuantas veces me a contado la historia de cuando mi padre la encontró trabajando en una pequeña cafetería y prácticamente la conquistó, la llevó consigo y nunca la dejo ir. Lo cual es cierto. Justo ahora, él la tiene escondida en una bonita y pequeña isla, disfrutando su retiro.

Pensé que tal vez debería mirar dentro primero. Compre todo el inmueble como está y supongo que todavía hay un montón de artículos personales dentro. Tal vez incluso hay cuadros.

Miro alrededor de la propiedad. No había siquiera mirado una sola foto antes de comprarla. Sólo descubrí el tamaño de la tierra y la compré sin verla. Pero ahora que hecho un vistazo a los alrededores, puedo decir que el lugar tiene historia. Un muro de piedra rodea la casa, la cual se encuentra en el centro de la propiedad. Luce como un fuerte. Es hermosa, pero es más de lo que un hombre podría necesitar.

Corro la vista por todo el frente, contando las ventanas y estimando que tan grande podría ser por dentro. Luego, veo algo con el rabillo de mi ojo. Un movimiento.

- ¿Está vacío? - Pregunto, mirando atrás hacia Kyung.

- Sí. Había parte del personal que todavía atendía la propiedad, pero se les informó que ayer era su último día - dice Kyung.

"Lo vi, señor." dice Namjoon, mi jefe de seguridad, situándose a mi lado. 

"Entonces vayamos a encontrar a nuestro intruso."

Nos dirigimos hacia la puerta principal, ya que mi interés se había despertado. Podría echar un vistazo a mi alrededor si voy dentro. Ya he hecho todo el camino hasta aquí y despejé mi horario matinal para hacer este pequeño viaje.

"Señor, tal vez yo debería..."

Interrumpo a Namjoon con un movimiento de mi mano mientras continúo caminando hacia la puerta principal. Él podría ser mi jefe de seguridad, pero todavía hago lo que quiero, incluso cuando él me aconseja lo contrario. 

"Llaves." Bramo enérgeticamente, girando un poco hacia Kyung para que me las lance. Las atrapo y deslizó la llave en la cerradura y la puerta se abre con un fuerte chirrido.

Luego, todo el aire abandona mis pulmones ante la visión que está delante de mí.

De pie, en la parte superior de las escaleras, está un joven doncel. La luz del sol que fluye a través de la puerta abierta lo envuelve y crea un halo de luz a su alrededor. Su cabello es claro como la flor de vainilla, lo que crea tal contraste con su cremosa y blanca piel. 

Eh incluso desde la distancia, puedo ver que él tiene los más brillantes ojos hazel que alguna vez haya visto. Sus exuberantes y carnosos labios se separan un poco mientras me mira. Mis ojos viajan hacia su cuerpo, a su bata que luce transparente con la luz, lo cual hace que todas sus curvas sean visibles.

Me siento endurecer sólo por la vista.

"Mierda." Escucho decir a Namjoon detrás de mí, con asombro.

Eso hace que la sangre corra a mis oídos y los celos fluyan a través de mi cuerpo como nunca lo han hecho envolviendo mi corazón, haciendo que cierre mis puños.

Mío.

Ese pensamiento aporrea mi cabeza. He comprado esta inmueble y todo lo que hay en el. Desde ayer todo es mío. Eso lo hace mío, también. No puedo evitar que el pensamiento bárbaro e irracional se forme.

"Fuera." Grito, haciendo que Kyung salte y que Namjoon quite los ojos del chico y de un paso atrás.

"Fuera." Gruño esta vez y ambos se giran y salen de la habitación. La cierro y aseguro el cerrojo, en su lugar.

No me puedo dar la vuelta. Parecía un jodido ángel. Tal vez él no es real. Parecía demasiado perfecto para ser real. El pensamiento hace que el aire salga de mis pulmones de nuevo. Lentamente, me vuelvo y esta vez él está más cerca que antes, bajando las escaleras. Su cabeza está inclinada a un lado como si me estuviera estudiando. Me encuentro tomando los diez pasos para acercarme a él, deteniéndome al pie de las escaleras. Eso nos deja con los ojos al mismo nivel. Él solo me mira fijamente. Sus ojos  parecen más grandes y brillantes ahora, sus largas pestañas negras le dan una apariencia de ojos de ciervo.

Su mano se eleva, estira su brazo  me toca el rostro. Corre su mano a través de la barba incipiente en mi mentón y su boca se separa un poco cuando su lengua sale y humedece su labio inferior. Toma todo de mí el no gemir por la simple acción. Quiero probar su labio relleno inferior, para luego empujar mi lengua en su boca.

"Viniste." Dice, su voz llena de sorpresa. El sonido es suave y dulce. 

"¿Vine?." preguntó al no entender lo que él quiere decir. 

Él solo asiente con su cabeza, sus claros risos rebotan por el movimiento. No puedo evitar estirar mi brazo y agarrar uno. Él no se retira como muchas personas a mi alrededor lo hacen. Soy un hombre grande y mi gran tamaño puede ser intimidante. La cicatriz que corre desde la parte superior de mi ceja izquierda hasta mi mandíbula no ayuda, pero él no parece para nada asustado. No. Él está mirándome justo como yo lo estoy viendo. No soy un ángel. Estoy muy lejos de serlo. Pero me gustan sus ojos sobre mí.

"Como en mis libros. Luces justo como pensaba" dice, y luego se lanza hacia mi. Ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello, tomándome por sorpresa.