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-¡Zoro!- Exclamo una molesta pelinaranja jalando una de las orejas del espadachín.

-¡Ah! ¿Qué quieres maldita bruja?- Contestó despertándose de golpe.

-¡Te quedaste dormido haciendo guardia!-

-Dejame en paz, no va a pasar nada-

-¿Cómo sabes? Estamos a punto de llegar a Sabaody y Hachi nos explicó que esta muy cerca de la base de la Marina!-

-No importa, si aparecen solo los cortare-

-¡No se trata de eso!- Gritó molesta, Zoro no parecía entender su posición.

-¡Que molesta eres! Debería darme unas vacaciones de ti- Escupió con odio, estaba molesto de que Nami no lo dejara dormir en paz.

-¿Ah sí? No podrías vivir un día sin mi- Dijo con una sonrisa de arrogancia.

-Claro que podría. No te creas tan importante- Aseguro el peli verde.

Nami no le vio sentido a seguir discutiendo y decidió volver a su dormitorio y continuar con su siesta.

-Maldita Nami- Susurró por lo bajo el espadachín. ¿Quien se creía esa tipa? Era verdad que le ayudaba en muchas cosas pero no era indispensable para su vida. De hecho, si no hubiera sido por orden de Luffy ni se hubiera molestado en ir a buscarla a Kokoyashi.
○○○○

Una vez que llegaron al Archipiélago Sabaody se dividieron algunos en grupo para ir al parque de diversiones o de compras y otros como Zoro que decidió darse una vuelta por su cuenta.

Todo iba de maravilla hasta que secuestraron a Keimy y se vieron en la obligación de ir por ella.

Claro, que no todo fue color de rosa, ya que, como siempre, su imprudente capitán golpeó a un Tenryuubito y momentáneamente hizo equipo con Kid y Law para derrotar a los marines.

Cuando por fin pudieron escapar, decidieron que de separarian y se encontrarían en 3 días para llegar a la Isla Gyojin.

Pero como siempre, para los Mugiwara nada salía como lo planeaban. Kuma mando uno a uno a volar en diferentes direcciones, separándolos por completo.
○○○○

Zoro por fin despertó, pero aún con los ojos cerrados intentaba recordar un poco lo que había pasado. Kuma atacandolos sin piedad, la voz de Luffy rogando que corrieran porque no eran rival para él, Sanji intentando protegerlo, y por último, la cara de miedo que tenía su navegante.

-¡Nami!- Gritó levantándose de golpe.

-¡Ah!- Gritó de regreso una muchacha de cabello rosa junto a él.

-¿Quién eres?- Preguntó molesto al darse cuenta que estaba en un lugar completamente desconocido.

-¿Como que quien soy?- Respondió enojada por el susto que le había dado.

-Ah sí, la chica de Thriller Bark, ¿qué haces aquí?-

-Yo te iba a preguntar eso a ti- Señalo recriminandolo -Te encontré afuera casi muriendo- Explicó luego de su inusual risa.

-¿Dónde están mis katana? Tengo que salir de aquí-

-Las escondi. Horo horo horo-

-¡No estoy para tus juegos!- Regañó molesto.

-Soy... una basura- Exclamó deprimido luego de que Perona le atacara con uno de sus Hollow.

-Buscalas, y cuando las encuentres vete-
○○○○

Dos días enteros habían pasado y el espadachín no lograba encontrar sus espadas, haciendo que Perona se aburriera.

-¡Deja de hacer trampa y damelas!- Ordeno el ojinegro molesto.

-¿Trampa? ¡Eres tú él que no las encuentra! Como sea, están en la primera habitación, subiendo las escaleras.- Explicó aburrida.

-¿Pero a donde vas? Te dije que por ahí- Señalo otra vez las escaleras, pues Zoro iba en sentido contrario.

-¡No explicas bien!- Se defendió el espadachín.

Cansado y rendido se tiro al sillón junto a esa mocosa y soltó al aire un suspiro.

-¿Siempre te pierdes así?- Preguntó la Princesa Fantasma intentando hacer platica.

-No me pierdo, tonta-

-En este mundo no hay quien te aguante con esa actitud- Regañó la chica de ojos grandes.

-Eso no me importa-

-¿Ah sí?-

-No me importa la gente en general- Exclamo tirando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados.

-Si es así entonces, ¿quién es Nami?- Consulto mirando atentamente como el muchacho abría los ojos despacio.

-¿De donde sacaste ese nombre?- Interrogó con una ceja arriba.

-Pues tú lo gritaste al despertar. Así que supuse que sería alguien importante. ¿Es tu novia acaso?- Insinuo con una sonrisa pícara.

-¿Qué cosas dices? Ella solo es la navegante de la tripulación- Dijo mirando hacia un punto muerto en la sala.

-Oh sí, la esposa de Absalom- Exclamó con un dedo en la barbilla a manera de recordar.

-¿Qué dices? Ella no es esposa de ese tipo-

-¿No? Los vi besándose-

-¿¡Qué!?- Maldito ero-cook, había dicho que la había salvado, pero al parecer llegó muy tarde. Se las pagaría cuando lo viera.

-Es broma horo horo horo. Solo quería ver tu reacción-

-Tsk- Un poco más aliviado volvió a cerrar los ojos.

-Entonces la navegante ¿eh? Que chistoso, entonces es como tu brújula ¿no?-

-¿Qué insinuas?-

-Es obvio, tú te pierdes y seguramente ella se encarga de encontrarte o de darte un rumbo, después de todo es una navegante y para que la recuerdes tanto debe ser por algo-

-No digas tonterías. Como sea, debo volver a Sabaody- Dijo poniéndose de pie, intentando ignorar el comentario de la pelirrosa, pues en cierta parte tenía razón, pero no de la manera en la que lo insinuaba.

-¿Por qué la prisa? Toma esto como unas vacaciones- Dijo la chica con los brazos arriba a manera de celebración.

-¡Que molesta eres? Debería darme unas vacaciones de ti-

No pudo evitar recordar esa frase, tal vez, debía tener cuidado con las cosas que decía, a veces se pueden convertir en realidad.
○○○○

Paso el tiempo y luego de la indicación de Luffy, sobre que se verían dentro de 2 años lo hacía solo querer ser más fuerte, pero no se trataba solo de eso.

También, en ese castillo tenía que lavar, planchar, cocinar, acomodar y demás cosas, no estaba acostumbrado y a veces se hacía difícil.

-¡Perona! ¿No has visto mi katana?- Gritó desde su habitación.

-¡No! Seguro la dejaste por ahí tirada- Contesto la chica jugando con sus ojos de peluche en la sala.

-Maldición- Susurró.

-Claro que podría. No te creas tan importante-

6 meses después no podía olvidar las frases de esa última pelea. Si Nami estuviera ahí ya le habría encontrado su espada y seguro 2 más que estuvieran olvidadas por esos monos, y se las daría luego de darle un golpe en la cabeza.

Nunca imagino extrañar esos golpes, y menos extrañarla a ella. Seguramente con ella allí ya hubiera encontrado un barco, como llegar al Archipiélago y robado la katana de Mihawk, maldita Gata Ladrona.

Los extrañaba a todos claro, pero, al pensar en Nami le daba cierta ansiedad, como si su cuerpo le pidiera salir corriendo y buscarla.

Bah, seguro era porque ella era una chica medianamente indefensa en el ámbito de pelea y en ese tiempo se había acostumbrado a protegerla, eso era todo, pensó.

Mi DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora