CAPÍTULO 1: LA PUERTA.

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"Es una tarde casi tan bonita como yo." —Pensó Maddie.

"Es una tarde casi tan bonita como el vómito de un perro." —Pensó Álex.

—Una tarde preciosa, ¿no crees? —Habló Maddie.

—Tanto como tú. —Sonrió Álex.

—Si no te conociera tan a fondo pensaría que era un piropo real. ¿Qué ha sido esta vez? ¿Un pomelo podrido?

—El vómito de un perro.

—Uh lala, que vintage.

—Para "vintage" ser hetero en 2020. —Respondió haciendo referencia al famoso meme del comentario que salió en Tik Tok. —Hablando de ser hetero, ¿qué tal la consulta de hoy?

—Bastante bien la verdad. Un alivio que el ignorante mi padre en vez de llevarme a un psicólogo especialista en "curar la homosexualidad" me haya llevado a uno normal. La Dra. Becker es genial y hoy me ha contado los amarres que les hacía a los chicos que le gustaban. Debería haber salido del armario con mi padre mucho antes.

—Me alegro Maddie, a ver si aplicas alguno de esos amarres con Irene. —Rió Álex.

—Lo mismo te digo con Elia. —Contraatacó Maddie.

Elia era una chica de su misma clase. De lejos parecía la típica estudiante normal; buenas notas, tranquila... el típico cliché de adolescente americana rubia, con gafas y aparato, como en películas de Disney (el antiguo Disney, el nuevo es una mierda). Pero la cruda realidad es que tenía una obsesión tan grande por Álex que le había creado un altar para practicarle brujería. Incluso tenía de foto de perfil un photoshop suyo con él.

Álex la ha mandado a la mierda hasta en distintos idiomas de todas las maneras posibles pero Elia, como buena fan de telenovelas turcas y mexicanas que era, no desistía en su lucha por conquistarle.

—Dice que la desbloquees en Instagram, jura que esta vez no volverá a insistirte en conseguir tu WhatsApp...

Pero antes de que Álex pudiera suspirar de alivio le llegó una notificación, y a juzgar por el sonido de esta, era de WhatsApp.

Número Desconocido: Holaaaaa bb❤

—...porque ya lo tiene. —Finalizó Madi y Álex la miró con furia. —A mí no me mires, yo no le pasaría tu número, le quitaría la gracia.

—Madre mía que pesadilla de mujer. —Le dio al botón de grabar audio. —¡Que soy gay! ¡Que no me van las mujeres, que me van las porongas, el salami! ¡Déjame en paz por el amor de Lady Gaga! —Gritó al micrófono de su móvil.

Eliacosadora: A mí también me encanta Lady Gaga😍👌🏻

*Contacto bloqueado*

—Rézale a Doja Cat y todas las diosas que conozcas para que me deje en paz algún día.

Como hacían cada domingo después de la cita de Maddie (aunque la verdad solo era el segundo domingo al que iba), mientras hablaban solían ir a una cafetería a comentar su semana.

Era un establecimiento no demasiado grande, situado al lado de una pequeña pero frecuentada plaza, con un gran cartel en el que ponía en grandes e iluminadas letras "CAFETERÍA".

Estaban a punto de entrar cuando repentinamente la puerta se abrió de forma brusca dejando ver a un grupo de mariachis tocando una canción.

—Las rosas son rojas y el viento las mueve. —Comenzaron a cantar. —Álex será el 6 y Elia el 9.

Elia salió con su usual sonrisa metálica.

—Álex chico bonito, por favor enséñame el pito. —Continuaron los mariachis. —Y si se puede métemelo y será nuestro pequeño secretito.

—¿Y bien? ¿Qué opinas? —Preguntó Elia.

—Que voy a cambiar de cafetería. —Respondió Álex.

—A Álex la canción no le gustó, y se pregunta por qué la puerta abrió. -Improvisaron. —Bueno chicos ya se nos acabaron los 5 minutos. Señorita nuestros 15€.

—Pero si os dije 20 minutos. —Dijo Elia.

—Y usted dijo que cantándole estas barbaridades se enamoraría locamente de usted.

—Exacto, y lo ha hecho.

—No, no lo he hecho.

—Oh Álex quiero ser pirata pero no por el oro ni por la plata sino por el tesoro que tienes entre pata y pata.

—Oh Elia, ¿como te digo que me la pelia? —Recitó Álex cambiando la pronunciación de la palabra para que rimara.

—Yo te la pelo si quieres. —Fue la última frase que dijo antes de caer en un profundo sueño a causa del cloroformo.

—¿Por qué un mariachi lleva cloroformo? —Preguntó Maddie.

—En este trabajo conoces a muchas personas como ella. —Respondió el mariachi que sujetaba el cuerpo de la chica antes de decirle a los demás que le ayudaran y se fueran todos.

—Hola chicos, ¿qué os pongo? —Marisa, la mujer de avanzada edad que trabajaba en esa cafetería había salido de la trastienda a atender a las personas sin haberse percatado del suceso anterior.

—Lo de siempre. —Respondieron ambos adolescentes mientras cerraban la puerta.

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MISIÓN CONQUISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora