𝐏𝐥𝐚𝐭𝐨𝐧𝐢𝐜 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐬 [ɳเ-ҡเ ,, εɳɦყρεɳ]

01

I-LAND... un programa de supervivencia que estremeció mi corazón y me hizo sentir diferente en cuánto a muchas cosas... Digamos que... Al terminar aquel programa, y conocer a los ganadores, claramente a través de una pantalla, comencé a notar muchos cambios en mí actitud. De vez en cuando mis ojos se cristalizaban sin razón alguna, tan sólo el hecho de escuchar sus voces a través de mis audífonos podía cambiar mi estado de ánimo, a veces me hacía sentir enérgica, y otras me hacía sentir la chica menos afortunada del mundo al estar a millones de kilómetros lejos de aquellos chicos que me hacían sonreír cómo tonta cada vez que los veía a través de la pantalla.

Así es cómo, sin darme cuenta acabé enamorándome de ellos, sí, "ellos" ¿Qué puedo decir? Los siete están en mi corazón en cantidades iguales, aunque en algunas ocasiones me vuelvo más loca por uno que por los demás, siempre los amaré de la misma manera, ya que ellos son mi felicidad.

Pero bueno, no estamos hablando de mi corazón justo ahora... Si no... De cómo el sueño de mi vida se volvió realidad y me hizo la chica más feliz del mundo, pero a la vez, la chica con la vida más complicada y rara, ya que por supuesto, no todo fue de color rosa en aquel proceso de estar cumpliendo mi sueño.

• Misión "ahorros" •
Viernes, 9:30am

Desperté producto de algunos golpes en la puerta, no estaba de ánimos y tampoco tenía mucha energía hoy, ¿La razón? Me desvelé viendo I-LAND por enésima vez, sí, a veces soy algo repetitiva con las cosas que me gustan, pero es que ese programa es una de mis cosas favoritas en la vida y por alguna razón no puedo dejar de verlo.

T/M: T/N T/A ¡Levántate de la cama!

— ¡Ya voy!

Me levanté y abrí la puerta viendo a mi madre, la cuál estaba de pie frente a la puerta con una expresión de enfado en su rostro, era viernes, y a juzgar por la hora, me salté la escuela.

T/M: Voy a dejarlo pasar porque de todas formas hoy ibas a faltar a la escuela.

— ¿En serio? ¿Por qué?

T/M: Tu hermana está enferma, quédate con ella y asegúrate de que beba su medicina a las dos en punto.

— ¿Qué le ocurre? ¿Es grave? En ese caso, claro que debería quedarme con ella.

T/M: No finjas, si te estás quedando en casa hoy, no es para ver a tus coreanos todo el día... Tienes que cuidar a tu hermana.

— Ya sé, ya sé... La niña es la prioridad.

T/M: Por cierto... ¿Qué te pasó en los ojos?

— ¿Eh? Ahh, eso... ¿Qué harías si te digo que me dormí a las seis de la mañana viendo a mis coreanitos?

T/M: Probablemente dejaría de pagar tu internet y te quitaría los aparatitos tecnológicos por un año entero, ¿Por qué lo preguntas?

— Por nada... Me duele la cabeza, por eso tengo los ojos así.

T/M: Sí, y yo voy a creerte eso... Ve a ducharte y luego desayunas, yo ya tengo que irme.

— Está bien, nos vemos más tarde.

Regresé al interior de mi habitación y tomé mi ropa para ir al baño y ducharme, 20 minutos después salí del baño y mi madre ya no estaba en la casa, por lo que fui a la habitación de mi hermana menor para ver si seguía viva.