Aceptar mi sentir

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Bueno, gente, ¿cómo están? Ahora sí, por fin traigo el capítulo final, aunque les quiero avisar que habrá un epílogo, siento que si no lo hago le va a faltar algo, prometo no demorar tres meses en subirlo, jajaja. 

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"La sensación de estar junto a ti es justo lo que necesitaba para estar completa."

Capítulo 10: Aceptar mi sentir

Habían pasado un par de días desde lo sucedido en la piscina. Cuando llegó la clase de natación, todos estaban asombrados de que Karin –como si nada– había entrado en la piscina y hasta nadó, nadie podía creerlo, ya que conocían de sobra sobre su miedo al agua.

Después de zambullirse para salvar a Suigetsu, ella ya no sentía miedo, es más, por primera vez en mucho tiempo, incluso podía decir que nadar le parecía algo divertido.

—¿Y este milagro? —preguntó Sakura, quien nadó hasta su amiga pelirroja, la cual acababa de salir de la piscina y ahora se encontraba de pie junto a la orilla.

Karin se agachó frente a la peli rosa, colocándose los anteojos y mostrando una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Cuál milagro? —cuestionó—. ¿Tan raro es verme nadar?

—¡Por supuesto! —exclamó Sakura, apoyando sus dos manos sobre el borde de la piscina para impulsarse y salir fuera, quedando sentaba sobre el mismo sitio—. Tú y yo sabemos que te da miedo, así que confiesa, ¿qué pasó?

Las mejillas de la chica de anteojos enrojecieron, odiaba admitir que le tenía miedo a algo, era demasiado orgullosa.

—N-no es cierto —contestó, mirando en otra dirección. Cuando desvió la vista, sus ojos se toparon sobre la figura de Suigetsu, que estaba dentro del agua, charlando con Sasuke, Naruto y Gaara, con sólo verlo sonreír, Karin se sonrojó todavía más, recordando lo sucedido el otro día.

Cuando los dos ya estaban secos y se habían cambiado sus ropas (Karin usaba el uniforme deportivo, pues el normal seguía empapado), ambos estaban sentados fuera del área acuática, en el patio de la escuela.

—Yo... —cuando él iba a hablar, rápidamente fue interrumpido.

—Así que tú eras ese niño —dijo, manteniendo su vista fija en el horizonte, dentro de poco ya caería la noche, sus padres la iban a llamar si no se aparecía, pero no quería alejarse de él todavía—. ¿Por qué me lo dices hasta ahora?

El albino se encogió de hombros, mirándola, ella no dejaba de ver al frente y eso lo ponía un poco ansioso.

—Lo descubrí hace poco y no sabía cómo decirlo —admitió, llevándose una mano a la nuca, nervioso—. No estaba seguro si te gustaría recordar un momento como ese.

—Oh... —ella asintió, mirándose los pies, no sabía qué más responder, hasta que notó que él le tomaba la mano, provocándole un ligero escalofrío, por lo que buscó su mirada con insistencia, Suigetsu tenía sus ojos fijos en ella.

—Oye, Karin... —la nombró, podía sentir que su pulso se aceleraba, a pesar de lo mucho que peleaban, lo que sentía por ella era cada vez más grande.

—¿Sí? —tragó saliva, aprovechando de acomodarse los anteojos.

Suigetsu se mantuvo en silencio durante un par de segundos, apretando aun más el agarre de sus manos, estaba seguro de que los ojos de Karin brillaban más que nunca, aún a través del vidrio de sus gafas.

HidrofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora