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Un día después de lo ocurrido, volvió a sonar la alarma, como siempre, a las ocho de la mañana

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Un día después de lo ocurrido, volvió a sonar la alarma, como siempre, a las ocho de la mañana. La única diferencia, era que estaba sonando un martes cuando debía sonar los lunes.

Renjun, molesto, se levantó de un salto del susto y apagó la alarma, murmurando alguna que otra grosería. Cabe decir que con "groserías", me refiero a "boba alarma" o "alarma tonta", ya que aunque se lo propusiera, Renjun no podía insultar ni a una mosca.

Pero a lo que iba, ¿Por qué la alarma estaba sonando un martes?, ¡Él hacia la compra los lunes!

Y ahí lo recordó.

— ¡Na Jaemin! —chilló emocionado y empezó a vestirse.

Y ahí estaba de nuevo, no sabía qué comprar, así que se limitó a coger un paquete de chicles y una botella de agua, esperando impacientemente su turno para pagar

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Y ahí estaba de nuevo, no sabía qué comprar, así que se limitó a coger un paquete de chicles y una botella de agua, esperando impacientemente su turno para pagar.

Cuando por fin llegó sonrió emocionado y miró al chico frente a él.

— Hola —dijo, haciendo que el pelinegro levantara su mirada.

— Oh, ¡Renjun hyung! —le sonrió Jaemin— ¡Hola!

Renjun se sonrojó, Jaemin amplió su sonrisa.

— Renjun hyung, se ve muy bonito cuando se sonroja.—rió levemente, el rubio cada vez le parecía más tierno, de hecho, Jaemin ya pensaba que Renjun era la cosita más adorable que existía.

— Tu hermosa sonrisa es lo que hace que me sonroje.—susurró Renjun para sí mismo, avergonzado.

— Te escuché

Renjun se atragantó con su propia saliva, mirando asustado a Jaemin.

— ¿Mi sonrisa es hermosa?—preguntó Jaemin, sonriendo aún más.

— Me tengo que ir.—murmuró Renjun torpemente, rápidamente sacó un billete, se lo tendió y salió corriendo.

— ¡Renjun hyung! ¡Su cambio! —chilló el pelinegro, alzando el billete.

Pero Renjun ya se había ido, de nuevo, más rojo que un tomate.

Jaemin dejó el dinero en la caja de nuevo lentamente y suspiró.

— Su sonrisa si que es hermosa, Renjun hyung.

Dijo para sí mismo, con una pequeña sonrisa al pensar en el rubio sonriendo, con sus ojitos casi desapareciendo, con aquellos tiernos hoyuelitos decorando sus mejillas.

Dijo para sí mismo, con una pequeña sonrisa al pensar en el rubio sonriendo, con sus ojitos casi desapareciendo, con aquellos tiernos hoyuelitos decorando sus mejillas

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