Las locuras de 24 cojudos y un cojudo constitucional

Bonitos y Gorditos

-Lo siento, pero tendremos que revisar su equipaje- Moquegua asintió mientras veía feliz a los guardias de seguridad del aeropuerto -¿Qué es esto? ¡¿Acaso llevas drogas?!- se congeló ante eso, que ofensa, él era un muchacho de bien.

-No son drogas- pero el oficial obviamente no le creyó.

-Es tú ultima oportunidad para hacer las cosas bien hijo- otro de los de seguridad del lugar trató de convencerlo de decir "la verdad".

-¿Qué es esto?- después de quitar todas las telas, pudieron apreciar el envase blanco. Abrieron está encontrándose con una masa.

-Mil hojas- dijo, sin pena -Para comer pues- agregó al ver las caras de desconcierto de los hombres.

-Ajá- después de dejar el envase blanco atrás, encontraron otros más. Estos definitivamente debían de tener esa sustancia ilegal -¿Creíste que caería en ese burdo truco?- el oficial se burló, según él, el primer envase fue para desvistarlos.

-Oh, eso huele rico- aunque su compañero de equipo no ayudaba, para este momento él ya debería tener la confesión del crimen del peruano, pero más se preocupaba por la comida en la maleta de este -¿Qué es?-

-Salchipapa- aseguró.

-¿Y eso?- preguntó con duda.

-King Kong ¿Quiere un poco?-

-No gracias- al relacionar ese gorila gigante de mismo nombre que el postre, todas sus ganas de darle una probada se fueron.

-¿Cual es ese?- su compañero preguntó.

-Picarones-

-¿Porqué tiene tanta comida en su maleta?- después de revisar cada maldito taper en esa tonta maleta no encontraron más que comida. Ni ropa ni artículos personales, pero si hasta pote de helado de sabor "Lúcuma".

-¿Ustedes no tienen comida en su mochila?- ante la negativa de los dos agentes, Moquegua quedó totalmente sorprendido. El tremendo choque cultural lo espantó -¿Ni alguna bolsita de galletas, piqueos, papitas? ¿Dulces si quiera?- negaron, por Santa Rosa de Lima.

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-¿Entonces, una serpiente de Coral salió de los asientos de adelante?- la asustada chica confirmó. Mientras el tal Armando sacaba su celular y mostraba las fotos del increíble espécimen.

-Una serpiente de Coral, su veneno puede causar hormigueo, dificultad para hablar hasta parálisis cerebral y dificultad para respirar. En extremo peligro- el hombre afirmó las dudas de los presentes. La chica casi se desmaya.

-Probablemente estemos tratando con un caso de tráfico de especies- murmuró el hombre -¿Señorita, podría señalar a las personas que se sentaron adelante suyo?- Apurimac tembló ante eso.

-Estan hablando de nosotros- informó a sus hermanos.

-Si, ya lo notamos-

-¿Qué hacemos ahora? Nos llevaran presos y viviremos nuestros días en la cárcel para departamentos ¡No quiero ir ahí!-

-Deja de llorar que nos están mirando-

-¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos?-

-Bonitos y Gorditos, chicos, bonitos y gorditos- saludó a los guardias, mientras los demás lo imitaban.

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-Si la verdad, desde pequeño siempre le ha tenido pavor a los viajes en avión- Cusco comenzó.

-Pero cómo nuestra abuela enfermó, él decidió que quería hacer el viaje- Lima añadió mientras sobaba la espalda de su hermano.

-Enserio quiero verla, y no sé si le queda mucho tiempo, por eso pensé que si podía tomar el vuelo- Tacna soltó unas pequeñas lágrimas ante lo que decía su hermano. Valla actores de primera.

-Esta bien, se que ella se recuperará. Además ya estamos aquí ¿No?- consoló la niña.

-¡Apurimac! ¿Qué te pasó?- los oficiales ya con lágrimas, vieron dos figuras acercarse a esos pobre chicos. Supusieron que su padre y uno de sus hermanos.

Perú rápidamente abrazó a su hijo mientras Moquegua miraba confundido a sus demás hermanos.

Se retiraron en silencio, no queriendo interrumpir más con esa reunión familiar.

-¿Ya se fueron?- Tacna asintió ante la pregunta de su padre -Bien, tienen 5 segundos para explicar que pasó mientras yo fui a recoger a Moquegua de la división antidrogas-