¿𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒎𝒊 𝒍𝒊𝒃𝒆𝒓𝒕𝒂𝒅?

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Todo estaba donde debía estar: aguardaba en el maniquí un vestido de seda fina color perla, una falda simple y un escote pronunciado. A éste lo cubría una capa más gruesa y pesada marrón-rojizo que iba desde la espalda hasta donde terminaba la falda, tenía un diseño de cordones en forma de "X" por el centro del corpiño y un lazo grueso en la cintura anunciando el inicio de la cascada de tela que cubriría las piernas. Frente al tocador lleno de joyas preciosas presentadas en collares y anillos carísimos, se lustraban unos tacones blancos discretos con apenas decoraciones doradas por los lados, no importaban mucho ya que apenas se verían por la longitud del vestido. Ahhh y un dildo de madera cuidadosamente escondido debajo de las sábanas.

Si, esa era una noche normal para mí. Iniciando el año 1700 todo parecía muy aburrido en la vida de la sucesora del rey, no podía hacer nada por mí misma.

- Princesa, debe apresurarse a dormir para su paseo mensual de mañana -mencionó la sirvienta que lustraba mis zapatos- Su padre ya reservó a algunos soldados para hacerle guardia.

- Es ridículo, Beatriz -repliqué- ¿Por qué solo puedo salir de mi habitación una vez al mes?

- Su majestad así lo ordena, su alteza -se sentó en una silla frente a mí- Llegan muchos traidores y malhechores al castillo para ser juzgados, si usted saliera libremente podría correr gran peligro.

- Sí, sí. Entiendo -la abracé, las sirvientas eran más que ayudantes para mí, son mi familia; cuando mi hermano falleció al nacer, mi madre entró en una depresión severa por lo que nunca se encargó de mí.

Automáticamente me desvistieron para ponerme el camisón de dormir, algunas manos rozaban la bolita rosada de mis pechos lo cual provocaba un cosquilleo en mi parte íntima. Se fueron, mi parte favorita, el amigo de todas las noches me hará compañía.

Necesitaba buena lubricación para empezar con esto, utilicé mi pulgar para frotar el clítoris a la vez que mi dedo índice y medio jugaban con mi duro pezón dando ligeros apretones.

No era raro encontrar prostitutas en las calles, había mucha necesidad por lo que cuando salía a ver mi futuro reino, a veces topaba la vista con la desnudez de estas mujeres, cómo los hombres las nalgueaban o las desnudaban en público... todo eso veía la princesita heredera quien se tocaba imaginando que le hacían lo mismo a ella. Procedió a agarrar el objeto para penetrarse a sí misma, la adrenalina de escuchar pasos afuera de su dormitorio aumentó la velocidad de su mano metiendo y sacando.

- Mmmmmm ahhh... ahhh... -me tapé la boca. Observar mi propio cuerpo arqueándose de placer me excitaba mucho más- Quisiera ser ellas... que me cojan todos los días...

Y sin más, me logré venir como todas las noches. Estaba sudando, un poco de dolor de muñeca, para colmo las sábanas terminaron manchadas. No quedó más que apagar la única fuente de luz de un soplido para echarme a dormir.

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- ¡El corset me lastima, Isabel! -genial, odiaba esta tortura a la que me sometía para entrar en un maldito vestido- ¡Quítamelo!

- Disculpe su alteza, no puedo hacer justicia a su pedido en tanto su padre quiera guardar la imagen perfecta y delgada que a usted le confiere como princesa. Debe dar el ejemplo.

Maldita sea, estaba harta, quiero desistir de esto. Ser libre y dejar de ser un ejemplo a seguir ¿Pero cómo?

Caminaba por los anchos pasadizos de mi palacio, tenía curiosidad por ver el tipo de rufianes que traerían a enjuiciar hoy. Estaban guiando a uno a las celdas, un pelinegro con un uniforme como de soldado color rojo, su pantalón blanco estaba muy manchado de barro. Pff, alguien luchó mucho por liberarse.

Adicción a ti ~ Lee Taemin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora