capítulo 3

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                                                                                          “Todo fluye, nada permanece”
                                -Heráclito de Éfeso

El mismo tiempo al que personas como Altagracia le apuestan y encargan todos sus cambios, fue testigo de todo lo que acontecía en la mansión Sandoval.
Pasaron pocas cosas y me encantaría poder decir que todas fueron buenas pero la vida real no es como nuestras idealizaciones, libres de dramas.

Altagracia seguía sin ser una madre para Mónica, pero hubo ciertos cambios en su actitud. Al haberse enterado del embarazo de Regina, Altagracia exigió que la más joven dejará de lado cualquier actividad que implicará esfuerzos y cuidar todo el tiempo de Mónica se volvió una carga, al menos eso pensaba Altagracia.

Regina solo tenía permitido verla en su cuna pero no podía alzarla ya que la bebé de 8 meses era bastante inquieta, esto provoco que Mónica se volviera más astuta y sensible al no poder estar con su tía como antes. No puedes culparla, la mayor parte sus días los pasaba con Regina y la embarazada no escatimaba en demostraciones de afecto.

Altagracia por su parte limitaba mucho su contacto con la pequeña, las pocas interacciónes que comenzaba solo eran cuando estaba dormida o la  niña recién se se levantaba, el cambio más contrastante se veía cuando el “berrinche” o la incomodidad de Mónica era tal que ni Rosalba podría calmarla, todos en esa casa sabian quien era la unica que podría hacerlo. Y no se equivocaron, Altagracia sin querer creo el vínculo que tanto temía al arrullarla y hablarle amorosamente, era increíble cómo sus atenciones cambiaban el estado de ánimo de Mónica en minutos.

Esta escena se repitió durante semanas hasta que Altagracia decidió que era suficiente y la niña tendría que aprender a lidiar con sus emociones sin ella.

La empresaria evitaba a la bebé como si fuera la peste , extendió más su horario de trabajo y se distrajo atendiendo a Regina. Mientras Mónica estaba al cuidado de las empleadas.

Es bastante curioso como ella genuinamente creía que le estaba haciendo un bien a su hija al distanciarla, seguramente han oído que no se puedo amar si antes amarse así mismo. Bueno, es imposible para Altagracia amar a Mónica plenamente, no solo por lo que pueda recordarle sino porque representa una parte si misma con la que no se ha reconciliado. Hasta que la doña no se reconcilie con su pasado, ninguna será libre de amar y de ser amada a cambio
…….
Pov Altagracia:
Estaba en la camioneta camino a la última cita con el obstetra de Regina antes del parto. Sí, ya estamos a un mes de conocer a la pequeña Isabela, ese fue el nombre que escogió Regina por un personaje del libro que está leyendo actualmente. La paciencia nunca ha sido una virtud que me destaque y estoy a punto de perderla porque llevo alrededor de 10 minutos escuchando a Regina verbalizar sus ensoñaciones sobre cómo Isabella y Mónica jugarían mientras ella les está preparando algún pastel, y todas jugariamos a la casita.

Una palabra: empalagoso

-Regina querida, realmente me encantaría seguir escuchando tus planes pero sufrir de diabetes  no es sostenible en estos días, mejor prevenir no crees-  la voltee a ver una sonrisa sarcástica

-Lo siento alta - sus ojos negros me miraron divertidos - Olvide que la doña le teme cualquier felicidad que no venga de un trato millonario

-Deja de decir tonterías Regina sabes que no le temo a nada – mentí sin esfuerzos – mejor dime lo que tenías que contame anoche

Dame tiempo - Monigracia Where stories live. Discover now