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MALCOM Y AMELIA, estaban estudiando en la casa Wilkerson, cuando Alice y Dewey llegaron llamándolos de manera entusiasta, llamando la atención del par de genios.
—Unas personas hicieron una transmisión y convencieron a todos de que aterrizaban extraterrestres—comentó alegre el menor de Los Wilkerson.
—Y lo que haremos es esperar a que Alexandra y Reese se duerman—empezó la pequeña Alice.
—Luego iluminaremos con lámparas sus ventanas, y correrán a la televisión, pero dejaremos un vídeo previamente—le siguió Dewey, siendo interrumpido por su hermano.
—Dewey se están esforzando demasiado.
—¡Alexandra!
—¡Reese!
—¡Hay extraterrestres en las calles!—gritaron ambos.
No pasó ni un segundo cuando Reese y Alex estaban frente a ellos, ambos con cascos de fútbol americano, Reese tenía un bate, y Alexandra una tapa de un basurero como escudo.
—¡Salvense quienes puedan!—gritaron los novios, y salieron corriendo a las calles.
Los cuatro lo siguieron con la mirada—Ah.
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