2: Gusto en conocerte

721 80 20
                                    

Su inconsciencia duró poco tiempo. Se sintió más como cerrar los ojos solo por un rato. Le seguía doliendo la cabeza y tenía frío.

-Oh, oh, oh, acaba de despertar- reaccionó Himeno, soltando un suspiro de alivio.

-Hmm, ¿le deberíamos ayudar a levantarse?

-Aki, tú también deja de actuar raro.

Ángel tragó apenas al volver a escuchar aquel nombre, sintiéndose seguro de reconocerlo de algún lado. Su visión se esclarecía a medida que pestañeaba, pero su mente seguía muy confusa. Oía un interminable zumbido y el sonido empezaba a volverse tedioso.

Tan pronto como todo se vio colorido y claro, decidió prestar atención a la gente a su alrededor. Una ojiverde era quien le veía de cerca, frunciendo un poco el ceño y ladeando su cabeza.

-¿Te encuentras bien?

El pelirrosa se limitó a observarla un poco más, poniéndose de pie e ignorando la mano que la pelinegra le había extendido. Sacudió ligeramente su ropa y murmuró un "Gracias" que se perdió entre el ruido de un viernes por la noche. Su contraria asintió y le ofreció una pequeña sonrisa, dándose la vuelta para continuar interactuando con sus acompañantes.

Creyendo haberse librado de la atención, Ángel se dispuso a marcharse. No a la cafetería, él solo quería ir a casa. Se sentía un poco debilitado y con la mente enredada, no podía imaginarse a sí mismo despierto y andando por más horas. Refunfuñó en tono bajo, pues el tiempo de ida pudo haberlo invertido en terminar de ver The Promised Neverland. Sacó su celular y prosiguió a caminar, escribiendo un mensaje rápido a Reze explicándole que tuvo un inconveniente. Sabía que probablemente ella le molestaría por eso después, pero prefería postergarlo antes que nada.

-¿Ya te vas?

En primera instancia quiso ignorar aquella voz pero, tras procesarlo, se detuvo súbitamente.

No, no era su intención quedarse parado allí como idiota, pero lo había hecho por inercia y estaba seguro de que no podría moverse. Intentarlo no estaba de más, tal vez sí.

Una parte de él estaba a punto de voltearse hacia el sonido, pero se recordaba repetidamente de que no era buena idea.

¿Y qué sí es una buena idea?

La persona a su atrás no mencionó mucho más, pero de algún modo podía sentir su presencia. El centro de la ciudad de pronto lucía y se escuchaba vacío, salvo por el silbido del viento.

-¿Importa?- se oyó a sí mismo diciendo.

-Pues se supone que tú nos guiarías hoy, ¿te acuerdas?

-Si me siento mal podemos cancelar la salida.

-¿Te sientes mal?

Las palabras se ahogaron en su garganta y se giró a la expectativa de ver el rostro de con quien hablaba; de reconocerlo.

-¿Qué?

Frente a él un chico pelinegro y ojiazul lo observaba, inspeccionándolo con la mirada de arriba a abajo. Ángel se limitó a fruncir el ceño y molestarse un poco, solo un poco.

-Acordamos dar un mini paseo turístico, no puedes cancelarlo así como así- señaló su contrario,  chasqueando la lengua.

-De hecho sí puedo, después de todo no era nada serio- El pelinegro tomó un largo suspiro y le dirigió un gesto de reproche-. Me desmayé, ¿acaso no importa mi salud?

Llegados a este punto, cualquiera cedería. Aki, por su parte, no llegaba a comprender con exactitud qué sucedía. Era como si algo dentro suyo le pidiera no dejar ir a aquel pelirrosa, aunque solo fuera un mero desconocido. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Roce - CSM (Akiangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora