CAPITULO V PSICÓLOGO VS PSICÓLOGO

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Cuantas personas pasaban por ese mágico lugar muchos llegaban a desahogarse y a Nicolás le tocaba ser testigo de las historias de cada cliente que llegaba. Cuando relato esta historia ya su memoria estaba teniendo deficiencia en ser precisa al momento de recordar la fecha. Un sábado cualquiera la taberna estaba repleta de personas, pero a la barra siempre llegaban aquellos que no tenían compañía, en las mesas montones de parejas expresándose amor, Nicolás era un conocedor de la música romántica, bolero, son cubano y ranchera. En la barra se encontraban dos hombres uno joven y otro anciano. Se encontraban muy felices, aun Nicolás pensaba que aquellos dos hombres estaban como demasiado raros. El nombre de uno era Adolfo y el otro Plinio. Adolfo se le dirigió a Nicolás diciéndole lo siguiente:-Necesitamos un favor suyo en el día de hoy estoy aquí tratando de aclarar cuál de los dos es mejor psicólogo, usted será como un juez para nosotros y ya que somos unos profesionales aceptaremos su criterio. Nos gustaría que usted nos diga cualquier pregunta y nosotros la respondemos. De ahí usted dirá quién tiene la razón si ese viejo llamado Plinio o yo Adolfo mi señor para servirle.

Nicolás sonreía porque había visto demasiadas cosas en esa taberna y nunca se imaginó como juez de un pequeño certamen que dos locos se habían inventado. Entro en el juego y les coloco esta situación:- Que harían ustedes al ver a una persona a punto de tirarse de un puente.

Plinio al ser el de mayor edad contestó: Bueno Nico yo al ver una persona en esa situación lo empujo para que no la piense más. Porque lo haría, solo por el simple hecho de que algunas personas usan como arma la compasión hacia ellos mismos, cuando usted ha visto a un perro subirse a un quinto piso y quitarse la vida, es obvio ellos saben para que fueron creados, en su pensamiento el peligro está muy bien definido.

Con esa respuesta Nicolás solo movía su cabeza en señal de afirmación dando a entender que era muy acertado en lo que decía.

Adolfo contestó: Yo por mi parte me pondría a su nivel me hiciera a unos metros de esa persona en su misma posición dando a entender que haría lo mismo, con palabras sarcásticas hiciera referencia a cómo quedaría uno después de esa caída tratando de disuadir su idea. Después de que la persona desista en realizar su cometido me acercaría y le diera un fuerte abrazo. Una persona llega a ese punto cuando la confianza ya estaba demasiada apagada.

Nicolás al escuchar las palabras de Adolfo quedo como poco satisfecho y dio como ganador a esa pregunta a Plinio. Después de su calificación lanzó su segunda pregunta:-¿Que harían si su esposa le es infiel con su hermano?

Adolfo frunció el ceño pero respondió la pregunta:-Nicolás tu no serás psicólogo que preguntas las tuyas, bueno creo que sería un golpe bajo para cualquier hombre, pero Nico hay que evaluar porque una mujer llega a esa situación muchas veces por la poca atención que uno le dedique. Una autoevaluación a sí mismo no justificando la falta cometida sino tratando el nivel de culpabilidad de manera equitativa y con mi hermano el tema sería diferente si el me traiciona independiente de las circunstancias olvida que soy su sangre y de manera egoísta solo satisface sus necesidades.

Plinio después de esa intervención por parte de su compañero dijo lo siguiente:-Bueno Nico creo que si la situación es de esa manera tomaría mi arma y le dispararía en repetidas ocasiones, no mentiras yo pensaría en abandonarla de inmediato no le diera chance a explicarme la más mínima palabra, las mujeres tienen el poder de convencer a cualquier hombre por mi parte no hay perdón y si lo hace la primera vez quien me asegura que no lo repetirá, más aun cuando la persona es mi hermano que se quedara para el resto de personas que se crucen en su camino.

Nicolás después de escuchar a los dos hombres voto por Adolfo, para el tabernero era más sabia la respuesta debido a que por las diferentes historias muchos de sus clientes habían pasado por esa situación.

Nicolás para terminar la disputa les lanzó su última pregunta:-¿Creen ustedes en Dios?

Plinio contestó:-Porque todo el mundo piensa que existe Dios, para mí no existe, de serlo así no se estudiaría, los que salvan vidas son los médicos, los que protegen vidas son los policías y fuerzas armadas, los que orientan a personas son los psicólogos o los psiquiatras con que parte de la historia me puedes demostrar que Dios existe.

Adolfo apoyo la respuesta de Plinio y Nicolás sencillamente dictaminó que ninguno de los dos era el ganador porque su concepto sobre Dios lo dejó atónito. Por otro lado Adolfo y Plinio se dieron un abrazo, fue ahí cuando Adolfo dijo lo siguiente:

-Ya ves papá que ni tu eres mejor que yo, ni yo soy mejor que tu creo que esta es el vigésimo segundo lugar que visitamos y aun no podemos definir cuál de los dos es mejor, aunque padre esta vez reconozco que el ganador de este certamen en Nicolás, con esas preguntas que nos hizo me hizo creer que el más que un tabernero es un gran pensador. Nicolás me atrevo a decir que tienes una inteligencia muy alta, tanto así que concluyo que tus hijos deben tener un coeficiente alto, nos gustó tu atención. Mi padre y yo siempre frecuentamos lugares, pero déjame decirte que al cruzar esa puerta los sonajeros dándonos la bienvenida, ese olor a madera revuelto con el olor de las cervezas, los whiskeys, el tequila, los diferentes vinos le dan un toque mágico a este lugar. El dueño de este lugar debe estar muy orgulloso.

Con una sonrisa Nicolás respondió que él era el dueño del mágico lugar. Aquellos dos caballeros salieron abrazados cantando al son de un bolero que en ese momento se escuchaba.

MEMORIAS DE UN TABERNERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora