CAPITULO III LA HORA DE LA VERDAD

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Llegó el momento indicado eran ya casi las 9:45 de la noche y los sonajeros de la puerta anunciaron la llegada de la persona que ellos anhelaban, no saludo a nadie se notaba la maldad en su cara a pesar de tener la cara como un muchacho su mirada impartía terror, era más fácil evitar su mirada acechante antes de querer ser intimidado. Se acercó a Samantha, la saludó de un beso en la mejilla como se notaba que ella era una pieza más de su colección, la indiferencia era evidente. Que más se le podía pedir a una persona que no tenía escrúpulos, que su vida estaba basada en el dinero. Le solicito a Nicolás un vaso de whiskey, tal como se había predicho.

Después de haber despachado lo solicitado por aquel señor prácticamente era enemigo de dos de los que se encontraban en el lugar, Nicolás estaba muy nervioso era inevitable al saber de la tarea que le habían asignado. Tanto era su nerviosismo que el esposo de Samantha le pregunto a Nicolás porque se veía tan intranquilo a lo que él respondió:

-Desde muy joven me detectaron hipertensión arterial hace dos años me atacó un infarto estoy vivo de milagros, mis hijos me contaron que el escáner que medía mi frecuencia cardiaca quedó en ceros. Mi hija se encontraba en ese momento para ella yo fallecí, luego me estabilizaron y me practicaron un cateterismo, pero ya me voy a tomar mis pastillas para controlarme, pero estoy bien. Señor muy amable por su preocupación.

Jerónimo al escuchar esas palabras le expresó que él era un guerrero de mil batallas tantas cosas que le han sucedido y aún tiene fuerzas para seguir trabajando. Que espíritu el que tiene usted señor Nicolás.

Después de esa pequeña biografía Nicolás aportó un poco atrayendo la atención del esposo de Samantha, el al escuchar las palabras de aquel tabernero frunció el ceño dando señal que eso no era nada para las cosas que él había presenciado. Samantha lo consentía mucho todo en pro de que cayera en la trampa que le tenían preparada. Juan Fernando como todo un profesional se limitó a tomar cervezas esperando el momento acertado. Pareciera que todo estaba a su favor porque empezó a caer una torrencial tormenta. Lo cual indicaba que la taberna no tendría más visitantes y el plan perfecto podía ser ejecutado. Con tan solo 4 personas las cosas marchaban a la perfección todos tomaban sus tragos muy despacio, mientras que el esposo de Samantha tomaba y tomaba vasos llenos de whiskey. Juan Fernando tenía muy estudiado a ese señor, llegó la hora de la verdad y en movimiento rápido Nicolás logró echar las pastillas al vaso que le entregaría al esposo de Samantha, como él ya se encontraba muy embriagado no notaba nada raro en ese que sería su ultimo vaso. Poco a poco sus ojos se iban desvaneciendo hasta cerrarse por completo y quedó sobre los brazos de Samantha.

Juan Fernando realizó una llamada y en cuestión de segundos había dos personas esperando en la puerta para ayudar con el desplazamiento del esposo de Samantha.

Nicolás muy nervioso por todo lo que estaba pasando, se lanzó a Jerónimo dándole un fuerte abrazo y diciéndole que era lo correcto que la vida que la había dado una segunda oportunidad que no la desaprovechara.

Llego el día y Nicolás estaba en su casa al lado de sus hijos y su esposa, cuando miró en las noticias que habían capturado a un mafioso muy peligroso que estaba apoderándose de la ciudad. Pero que este al verse acorralado decidió dispararse antes de ser capturado con vida. Al ver eso en la televisión Nicolás suspiro de una manera que su hijo le preguntó que si encontraba enamorado y el con una sonrisa evadió el señalamiento de su hijo. Toda esa historia quedo en la memoria del tabernero, pero esa en especial causó un impacto bien grande en su vida.

Pasaron cuatro meses de aquella tediosa noche, el 26 de diciembre a la taberna arribaron dos personas Jerónimo al lado de Juan Fernando, ambos llegaron con una gran sonrisa. Pero eso no era todo ellos colocaron en la mesa un fajo de billetes. Nicolás nunca había visto tanto dinero junto y se asombró al ver todo eso. Juan Fernando le dijo a Nicolás que no se preocupara debido a que ese dinero era para comprar la taberna a su jefe. Él sonrió porque quizás ellos querían guardar muy bien su secreto y por eso ellos realizaban ese gesto. Llego el jefe de Nicolás junto a su abogado para firmar todos los documentos que lo acreditaran a ellos como dueños legítimos de ese mágico lugar, con vasos de whiskey iban a sellar la venta. Nicolás muy atento al evento que acontecía no se imaginó que él firmaría los documentos para ser el nuevo dueño. Con una gran sonrisa Jerónimo y Juan Fernando en una sola voz le dijeron que esos eran los resultados de un plan perfecto. Nicolás había sido recompensado por su pequeña intervención en aquella idea descabellada. 

MEMORIAS DE UN TABERNERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora