|Capítulo 27|

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Capítulo 27

ALICE

Cuando abrí los ojos la mañana siguiente Owen no estaba. Y me dolía la cabeza. Y los recuerdos de todo lo que había sucedido la noche anterior fueron abrumadores.

Owen se iba.

De nuevo.

Me tragué el nudo que tenía en la garganta y abrí la puerta de mi habitación. La había dejado sin seguro, como siempre, y por eso no me sorprendió nadita encontrarme con una Calu tirada en mi cama con una de mis malditas barras de chocolate entre las manos. Ella comía gustosa.

Caminé hasta el interior de la habitación y me detuve frente al espejo. Tenía el cabello húmedo porque lo había lavado. Me había puesto un conjunto que había comprado el algún lugar de hacer deporte y tenía la expresión de neutralidad plantada en la cara. Pero la verdad era otra.

Anoche, mientras estaba con Owen me había sentido alguien diferente. Por un rato me permití dejar la miseria que representaba mi vida de lado y centrarme en lo poco que tenía con él. No había querido pensar en nada y nadie más.

Y había funcionado. Al menos por un buen rato me había olvidado de toda la mierda que me rodeaba.

Un rato después, escuché la voz de Calu.

—Es la tercera vez en la semana que subes y bajas como demente por el correo.

—Pues que no te importe si me desintegro la columna, —le dije, pasándome las manos por la cara, frustrada. Calu soltó una risa seca y giró la cabeza hacia mí. Ella tenía puesto un vestido azul ancho y floreado. Un vestido que no era para nada su estilo, debía destacar.

Si ella notó la mirada curiosa que le di, la ignoró. Volví la vista al espejo. Me miré a mí misma y me fue imposible no acariciar la piedra del collar que Owen me había dado anoche. La nostalgia me golpeó de golpe.

Apenas lo había recuperado. Y de golpe lo había perdido otra vez.

— ¿Y ya me dirás qué es lo que estás esperando con tantas ansias? —ella me preguntó metiéndose a la boca la barra de chocolate.

—No.

—Amargada, —bufó.

— ¿Dónde está Bruce? —le pregunté, ella se encogió de hombros evidentemente diciéndome que no sabía. Gruñí fastidiada. Se suponía que habíamos quedado de ir todos juntos a la universidad, donde, por supuesto, ya había iniciado la feria científica y no sabía que otras cosas, donde me había ofrecido de voluntaria, junto a Calu y Bruce el año pasado para darle la bienvenida a cada una de las personas que se presentaran.

Claro, como Bruce tenía un encanto natural nos había ofrecido para ese trabajo cuando habían otros más donde no teníamos que lidiar con personas.

—Hablando de Bruce, —murmuró ella sentándose en la cama, la misma donde Owen y yo habíamos tenido sexo anoche, —me dijo que vino por ti anoche y que no estabas...

—Salí a pasear con Owen, —respondí demasiado rápido, ella frunció el ceño, evidentemente no me creía, pero para mí fortuna la puerta de mi habitación se abrió y un Bruce serio ingresó por ella.

Por un momento no entendí lo que sucedía. Hasta que miré la persona detrás de él.

Ayden.

—Le dije que no querías verlo pero insistió, —aclaró Bruce cuando lo miré de golpe. Solté un suspiro y sentí la mirada de mis amigos sobre mí.

La verdad era que no me había atrevido a mirar más de lo necesario a Ayden. Me había quedado frisada en mi lugar. No fue hasta que escuché su voz que parecí salir del trance.

Desastres impulsivos ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora