|Capítulo 21|

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Capítulo 21

ALICE

—Respira.

La voz de Calu fue baja. Ella tenía su mano sobre mi hombro, y Bruce, quien estaba a nuestro lado se había quedado callado todo el rato. Pero estaba alerta. Justo como Owen quien estaba de pie en el marco de la puerta. De brazos cruzados, con la mirada fija en mí.

—Deja de llorar, —habló Bruce por primera vez, se acercó otro poco a mí y me miró, —necesitas dejar de llorar. En serio, Alice.

Lo sabía. Pero no podía. De mis ojos seguían saliendo lágrimas. Seguían rodando sin permiso alguno por mis mejillas, y los sollozos no dejaban de salir de mis labios. Mis hombros se movían junto a cada lágrima.

Algo dentro de mí se sentía tan herido. Humillado. Tan vulnerable.

—Tiene razón, sé que no es fácil, pero deja de llorar porque tus pulmones no están recibiendo suficiente aire, —murmuró Calu pasando su mano por mi espalda, tratando, de forma inútil, de consolarme.

Me había desmayado. Frente a toda la universidad. Aquella mañana. Supongo que mi parte más débil no había aguantado la presión de sentir todas las miradas sobre mí. De escuchar cada una de las cosas horrorosas que habían estado diciendo sobre mí, sobre mi familia, sobre Ayden.

No lo había soportado.

— ¿Estas segura de que no estás...—Bruce no terminó la pregunta porque Calu le dio un golpe en el brazo. Lo miró mal, de verdad lo hizo. Y él se quejó.

—Te he dicho cinco veces que en el hospital le hicieron la prueba de embarazo y salió negativa. Es estrés postraumático, por si no sabes los síntomas, animal, —Calu sonaba más enfada de lo normal.

Desde que había vuelto a la residencia no me habían dejado sola ni un segundo. Y ni siquiera había podido responder cuando me habían preguntado qué había sucedido con Ayden.

No sabía nada de él desde entonces. Y las últimas palabras que habíamos intercambiado habían sido gritos. De mi parte, claro. Me habían entrado los nervios. Y que él pareciese tan tranquilo, que él tratase de decirme que solucionaría las cosas sólo me había hecho tener un ataque de no sabía que allí mismo.

El punto es que le había terminado gritando cosas que no había querido decir en realidad. Y luego, dejándolo atrás, había salido de su departamento tan rápido, tan nerviosa, tan asustada de que el haberlo besado esa noche supusiera problemas de cualquier tipo para él.

Sabía que era muy probable. Y me sentía culpable.

—Lo siento, —fue lo primero que salió de mis labios cuando los dos parecimos salir del trance en el que nos habíamos quedado. Ayden alzó la cabeza para verme.

Tenía las ganas de llorar ahí. Pero me contuve.

— ¿Por qué? —inquirió él ladeando la cabeza, como si no entendiese totalmente porque lo decía.

Finalmente, Ayden se levantó, recogió su pantalón del suelo y se lo colocó. Estaba tenso. Como yo, que seguía tirada en el suelo. Pero, a diferencia de mí, él no parecía tan nervioso. De hecho, se veía justo como siempre. Nada parecía hacer que perdiese la calma.

—Por esto. Joder, —soltó frustrado. Se puso las manos en la cara, y soltó una honda respiración antes de comenzar a pasearse por la sala, —esa jodida foto no debió ser publicada. Ahora...ahora...

Mi mente pareció recobrar la consciencia. Desnuda, justo como estaba, me levanté del suelo y me acerqué hasta él. Ayden estaba de espalda a mí, con las manos todavía en la cara. Envolví mis brazos alrededor de su estómago y apoyé mi cabeza en su espalda.

Desastres impulsivos ©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora