Jeon Jungkook, un chico de 20 años, amable, tierno, gentil y muy guapo... esto último lo sabían bien todas las chicas, por eso casi todas tenían un amor platónico hacia él. Sin embargo él no tiene ojos para otra chica que no sea su mejor amiga.
Aten...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solté por milésima vez un suspiro, el viento daba contra mi cuerpo logrando que mi cabello y camisa se moviera con rudeza, contra mis pies impactaban las pequeñas olas.
Habían pasado unas dos horas de lo sucedido. Mamá y Dai no se encontraban en casa, Sana tuvo que salir al recibir la llamada de su padre para que llevará unos documentos que había olvidado.
Estaba solo...
Caminé alejándome del mar para poder sentarme en las pequeñas gradas que había en el corredor.
Pensaba en lo cobarde que me vi al huir, tan patéticamente, de ti.
Con frustración pase mis manos por mi rostro, sin importar la fuerza que estaba ejerciendo.
-Oye tranquilo- Sentí unas suaves manos tomar las mías y apartarlas de mi rostro- ¿Quieres arrancarte el rostro?- Dijo burlonamente
Giré mi rostro para mirarla. Sana había regresado. Verla ahí me saco una sonrisa inevitable, una sonrisa la cual desapareció cuando notamos lo cerca que estaban nuestros rostros.
Nos alejamos con una risita nerviosa de por medio, ambos dirigimos nuestras miradas hacia otro punto, sin embargo, de reojo pude ver en sus mejillas el sonrojo que se había presentado.
Sonreí aun más al ver eso. Se veía linda.
—¿Te sientes mejor?- Preguntó, después de un, para nada incómodo, silencio
—No lo sé- Contesté, encogiendome de hombros y mirándola
—¿Me permites darte mi opinión?- Asentí y ella sonrió- ..Creo que deberías hablar con ella- Dijo- Ya sabes, tratar de arreglar las cosas o tal vez dar un punto final.... Lo que sea mejor para ambos- Baje la mirada
No podía ni pensar en el hecho de hablar con ella, me aterraba, me aterraba el hecho de que las cosas que había logrado se derrumbaran... Como en el pasado.
—No puedes huir de ella toda tu vida- Comentó Sana
Y entonces sentí un vacío en el estómago, ella tenía razón.
—Tienes razón- Le sonreí- No puedo seguir huyendo- Suspire- Pero, ¿Y si todo lo que logre se viene abajo?
—¿Eso es a lo que temes?- Asentí
—Me costo mucho trabajo, pero en esta semana la había logrado olvidar, había dejado un poco atrás mis sentimientos por ella...- Revolví mi cabello- No quiero que pase como las otras veces
—Entonces ten fuerza de voluntad- Murmuró- Habla con ella, pero ten fuerza de voluntad, para que así sea lo que sea que ella diga o haga no te afecte.... Lo más importante es que tu te sientas bien- Sonrió
Aquello me hizo sentir comprendido, apoyado, querido...
Y me gustaba como se sentía
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
