—Bien, si tú lo dices. —y en un rápido movimiento me cargó en sus brazos y me llevó hasta mi habitación donde me lanzó sobre la cama haciendo que se me escapara un grito.
— ¿Con que quieres que comience? —preguntó mientras me zafaba los jeans y los sacó por mis piernas junto a mi ropa interior.
— ¿Qué cosa? —pregunto haciéndome la desentendida.
—La tortura, por supuesto. —me dice mientras se saca la camisa.
—Pensé que ya habías comenzado con tus dedos. —respondo ansiosamente.
Daniel se tumba a mi lado en la cama. Me sube ambas manos sobre la cabeza y las inmoviliza con una de las suyas.
—Ah, tú dices con esto.
Deslizó un dedo lentamente por mi húmedo clítoris y después lo introdujo en mi interior haciendo que se me escapara un gemido. Intenté mover las manos, pero me era imposible.
—Pero no recuerdo si fue éste—dijo haciendo círculos en mi interior— ¿Fue éste? —me preguntó mirándome fijo a los ojos. Acaso el quiere que le conteste mientras continúa moviendo el dedo de esa forma—. ¿Y bien? — vuelve a preguntar.
—No...lo...se—respondí con la respiración entrecortada—. Creo que fue el otro. —le dije en un arrebato cuando su dedo pulgar presionó contra mi clítoris.
—Tú dices este. —sacó ese dedo e introdujo otro.
¡Dios!
Aferré mis manos a la sábana mientras él le daba vueltas, lo metía y lo sacaba Y yo poco a poco voy perdiendo la capacidad de pensar algo coherente con claridad.
—O quizás...fueron ambos. —dijo mientras introducía el segundo dedo y yo me arqueaba de placer casi a punto del orgasmo.
Soltó mis manos. Me subió la camisa dejando mi vientre al descubierto y comenzó a dar besos y lengüetazos por todo mi vientre, mientras sus dedos giraban y giraban en mi interior. Con la mano libre hizo que abriera una de mis piernas y entonces comenzó a bajar desde mi vientre. Cuando sentí su lengua deslizándose sobre mi clítoris, solté la sábana con un profundo gemido y me agarré de su cabello.
Sacó los dedos de mi interior y mantuvo abiertas mis piernas con ambas manos mientras su lengua no me daba tregua. Una y otra vez, mientras mis gemidos se volvían cada vez más incontrolables.
Y cuando sentí su aliento soplando sobre mi sexo, supe lo que iba a hacer a continuación. Hundió la lengua en mí y no aguanté más. Mis paredes se contrajeron, se apretaron, y el clímax me devastó mientras el continuaba con la tortura.
Su lengua no dejó ni un momento de atormentarme mientras siento como mi orgasmo crece una vez más en mi interior. Y cuando deslizó un dedo sobre mi clítoris, sentí que iba a convulsionar una vez más. Me olvidé de todo a mí alrededor mientras su lengua, y su dedo me conducían poco a poco al abismo.
— ¡Daniel!—grité su nombre mientras me rendía a otro orgasmo arrasador.
Pero quiero más, necesito sentirlo dentro de mí, poseyéndome, como solo él sabe hacerlo. No puedo negarle más a mi cuerpo que lo he extrañado.
Sacó su rostro de entre mis piernas y me sonrió. Llevó sus manos hacia mi camisa y en un tirón la rasgó haciendo que los botones salieran disparados en todas direcciones. Me giró rápidamente haciendo que quedara acostada boca abajo en la cama. Me zafó el ajustador y entonces lo sentí mordiendo mis nalgas. Primero una, luego la otra, mientras introducía y movía un dedo dentro de mí. Y después deslizó la lengua desde las nalgas por toda mi columna vertebral hasta llegar al cuello.
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Price© ✔️(+18) #2 La Misión
RomanceLa vida de Katerine había cambiado mucho en solo una noche. En una noche se había acostado con su jefe y en otra él le había revelado sus secretos. Y se le acababa de complicar la vida. Todo había ocurrido muy rápido, y ella no tenía idea de que la...