2. ᴅᴇsᴇǫᴜɪʟɪʙʀɪᴏ

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Varios jugadores, un ganador

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Varios jugadores, un ganador.

   Estar junto a él fuera del hospital no le causaba tranquilidad muy al contrario era incomodidad, los dedos delgados entrelazados entre sí pegados al pecho y las piernas tan juntas temblando demostraban a pesar de todo la esperanza de ver a su p...

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   Estar junto a él fuera del hospital no le causaba tranquilidad muy al contrario era incomodidad, los dedos delgados entrelazados entre sí pegados al pecho y las piernas tan juntas temblando demostraban a pesar de todo la esperanza de ver a su padre.

   Al haber sido llevada por Lucas lo tenía a lado suyo contemplado el hospital. Incapaz de creer el destino de su exsuegro.

   De reojo la miró, había hecho mal en pedirle regresar en este momento pero quería darle entender que él estaría esperándola como ella lo había estado haciendo esos años de ausencia o eso quería creer.

   Y menos al preguntarlo en cuanto se declaró, al descubrir el destino del padre de Darleen no fue capaz de decir algún consuelo por el aturdimiento de saberlo, al saber que se dirigía al hospital no dudó en ayudarla y llevarla en moto a allá.

-Iré a verlo. —Abrió el monedero, había suficiente dinero para sobornar al médico para que permitiera la estadía de su padre en el hospital por unas semanas más.

-Te acompaño. —A paso veloz casi corriendo fueron en la dirección del cuarto de su padre, la cual estaba en la cima del edificio.

   Entre suspiros y sudor estaban frente a frente con la puerta del mismo, la de iris jade aproximó sus mano temblorosa al picaporte, cuando estuvo por tocarla su mano retrocedió asustada, temerosa de verlo en la camilla con sus ojos cerrados en un sueño eterno.

   La mano de Lucas se posó en el hombro de la de cabellera verde, dándole la valentía que buscaba, aquel calor reconfortante de protección, dio un último suspiró para girar el picaporte y encontrar las sanas blanquecinas dobladas y sin rastro alguno de su padre.

-No... -No estaba, eso implicaba.....

-Darleen... lo siento... —Giró su cabeza hallando a su madre con lágrimas surcando por el río de sus mejillas. -Era lo mejor... —Murmuró acercándose lentamente sin prestar atención al chico de cabellera azabache. -Él ya no despertaría... —La mujer que consideraba madre, tenía aún las agallas de abrazarla después de haber dicho su fechoría, no fueron ni siquiera segundos en los que Darleen, la empujara y la mayor cayerá al piso.

-¿Te estás escuchando? —Sorbio su nariz. -¿Cómo pudiste? —La señaló. -¡¿Cómo pudiste ser capaz de permitir la muerte de tu esposo?, ¿cuándo llorabas solo era por el dinero?!, debiste.... debiste pedírmelo. -No se hicieron esperar las lágrimas desbordantes en busca de respuestas.

-Darleen...

-No te reconozco madre, ¿dónde está la mujer que se mantenía firme a pesar de los problemas? —Su madre miró al suelo sin saber que decir.

-No tenía opción. —Se sentía pequeña en las palabras de su única hija, sus palabras eran cuchillas incrustandose en su corazón, perforandola por completo. -Yo... él ya había sufrido demasiado.

-¿Y por eso permitiste que lo desconectarán? —Abrazándose así misma, continuó. -¿Se fue?, ¿al igual que el dinero que teníamos por mi padre? —Un golpe sonoro retumbó en la habitación blanca del hospital, acabando de destrozar el corazón de ambas mujeres. -.... Eso lo comprueba todo. —Sin más que decir salió de aquel cuarto deprimente con la mirada agachada y tronando sus dientes.

   Lucas quien quería intervenir se mantuvo en silencio pues... después de todo no tenía el derecho de opinar, dejó de pertenecer a esa familia cuando su relación con Darleen terminó. Y en el momento en que ésta salió del cuarto la siguió sin dudar aunque la madre de la misma agarró su hombro.

-Cuidala.... por favor. —Sabía que su hija, tardaría en perdonarla y el perdonarse así misma sería para toda la vida.

-Sí. —Corrió tras ella, pensó haberla perdido entra los pasillos e incluso que ésta ya se había ido del hospital pero no, la encontró junto a un chico menos alto que él.

   Se apresuró a alcanzarla poniéndose a lado de la misma, examinó de pies a cabeza al aquel chico, de baja musculatura.

-Darleen, ¿qué haces aquí? —Su voz sonaba aguada cosa que él, Lucas, no tenía.

-Yo... yo vine por un asunto familiar. —Respondió seca; el otro la miraba intensamente tratando de descubrir si mentía.

-Escucha Darleen lo que haya pasado, lo superarás. —El extraño puso su mano en el hombro de la misma. -Ya lo verás. —Darleen inhalo lentamente dándole la razón a su comentario.

-Eso espero... —Bajo la mirada topándose con ese iris oscuro, quien la veía con preocupación y compasión embriagante, capaz de hundirte en ella para siempre e impedir que te vayas.

-Debo de irme, ya sabes como se pone mi mamá si no la ayudo. —Anunció. -No te preocupes por el trabajo, lo haré solo por ésta vez.

   Aquel chico de sudadera grande y pantalones cortos ingresó al hospital dejándolos solos de nueva cuenta.

-... ¿Quién era? —La de mirada entristecida de Darleen permaneció quieta, apunto de romperse de nuevo en llanto.

-Un amigo de la universidad. —Respondió mirando el papel blanco en su mano, seguramente era el número de Michael

-Oh... ¿Adónde vas a ir? —La de tez pálido guardo aquel papel en su bolsillo.

-Ire por mi cosas. —Anunció totalmente determinada con la vista al cielo.

-¡¿Qué, por qué?! —Alterado dio un paso al frente y de esa forma poniéndose al frente de Darleen. -Sé que es difícil aceptar su decisión pero no es para tanto. —Le hizo saber de forma rápida y viéndola a los ojos. -Deberías ponerte en su situación... te ha criado sola durante años...

-Respeto tu opinión Lucas, pero no sabes nada, tu padre no acaba de morir. —El mezclar de sus miradas fue intenso, una lucha ente ambas, una consumiendo a otra. -¡Ni siquiera pude verlo por última vez!, ¡¿tienes idea de lo enfadada que estoy?! —Su mano quedó en el pecho de Parker para luego empujarlo. -¡Las cosas han cambiado desde que te fuiste, entiendelo de una buena vez! —No era la forma correcta en decírselo pero ya estaba hecho, las palabras fueron incrustadas en su memoria.

-Lo siento, no debí entrometerme. —Había ocurrido, lo que pensó que diría. -No era mi intención hacerte enojar...

   Permanecieron en silencio esperando que el otro rompiera aquel silencio infernal entre ambos siendo vistos por un chico con mechón blanco. Quién tenía su mano derecha en el bolsillo dispuesto a sostener su pistola con una mano y darle directamente en la cabeza, hacer volar sus cestos por el lugar pero eso arruinaría la mente de Darleen así que esperaría el monto exacto para disparar aunque esa bala dentro del cartucho quedaría impregnada en el craneo de alguien más y para ser exactos en cierta personita que dio origen a la tristeza de Darleen y a la muerte de su suegro.

 Quién tenía su mano derecha en el bolsillo dispuesto a sostener su pistola con una mano y darle directamente en la cabeza, hacer volar sus cestos por el lugar pero eso arruinaría la mente de Darleen así que esperaría el monto exacto para disparar...

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𝐄⃟𝐫𝐞𝐬 𝐌⃟í𝐚. [¡𝖸𝖺𝗇𝖽𝖾𝗋𝖾! Jason Todd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora