PERENNIAL ||【H.J.P】

CAPÍTULO TRES

Hydra se sentó en el sofá aterciopelado de la habitación de Alice, donde ella pasaba sus tardes cada vez que iba a Potter Manor.

La adolescente tenía la mirada perdida mientras cepillaba repetidas veces su largo cabello, en un intento desesperado por desenredarlo.

—¿Que te pasa, Hy? —preguntó Alice, sentándose a lado de la pelinegra.

Hydra observó a Alice y se sorprendió. La niña era demasiado parecida a Harry, ambos tenían los mismos ojos verdes heredados por Lily y el mismo cabello azabache de James.

Hasta ese momento no se había dado cuenta que mientras Fleamont y Euphemia eran pelirrojos y de ojos avellana, Harry y Alice era pelinegros y de ojos verdes. Era bastante loco pensar como podían ser tan diferentes, pero seguir siendo hijos de las mismas personas.

—Tu hermano y mi novio en la misma casa, no me agrada la idea —murmuró la pelinegra. Negó con la cabeza y miró a la niña con una sonrisa pícara—. Olvídalo, mejor cuéntame acerca de Garret.

—¡Euphemia Potter, estás muerta! —chilló la pelinegra menor, recordando que su hermana era la única persona que sabía sobre su vecino Garret y ella.

—Calma, pequeña fiera asesina —río Hydra, viendo como la niña tenía las mejillas sonrojadas con una mezcla de vergüenza y molestia.

—No le digas a papá —chilló la pequeña, sentándose nuevamente junto a la que consideraba una hermana mayor.

—¿Por qué no me contaste? —preguntó Hydra, viendo a la niña, quien seguía abochornada.

—Pensé que te ibas a burlar, soy muy pequeña para que me guste alguien —suspiró Alice.

—Tuve mi primer novio a los cinco años, eso si es pronto —soltó de la nada, Hydra.

Hydra vio a Alice con los ojos bien abiertos en busca de una explicación.

—¿Quién era?

—Nadie importante, un niño que iba a la misma guardería que yo, a veces me pregunto que le habrá pasado, solía compartirme su almuerzo y cantarme canciones infantiles.

—Suena lindo —confesó Alice. La miró con arrepentimiento—. ¿Entonces no estás molesta porque no te conté de Garret?

—Claro que no —Hydra le dedicó una sonrisa tranquilizadora—. Eres la primera persona a la que le cuento de mi pequeño novio.

—¿Entonces me ayudas a conquistarlo? —una sonrisa aparece en la angelical cara de la niña. Hydra ríe—. ¿Me puedes prestar tu ropa guardada?

—¿Ropa guardada? —frunció el ceño—. Creí que te había enseñado algo mejor que eso. Te voy a comprar la ropa que quieras, pero no usarás algo guardado ni de otra temporada.

—Eres la mejor hermana que algún día podré tener.

—Asegúrate de que eso llegue a oídos de James, cariño.

—Quisiera que fueras completamente parte de esta familia, pero te terminarás casando con Cedric y tendrán muchos bebés de ojos grises —suspiró dramáticamente la pelinegra menor. Los ojos de Hydra se abrieron asustados—. ¿Mi hermano realmente no tiene ninguna oportunidad?

—¿Casarme? ¿Hijos? –la chica negó con la cabeza repetidamente—. No me voy a casar y no pienso tener hijos. Y no, tu hermano no tiene oportunidad.

—¿No piensas casarte con Cedric?

—Por supuesto que no —dijo la muchacha suspirando—. Casarme no está en mis planes, y Cedric solo es mi novio de adolescencia. Solo me... divierto con Cedric, pero nada más allá. Es guapo y su personalidad es muy linda, pero no.