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La luz de la luna iluminaba parte de la habitación donde me encontraba, la opresión en mi pecho de un mal presentimiento logró despertarme mientras me ponía de pie con cuidado para tratar de tranquilizarme.

Regresé mi vista a la cama donde me encontraba recostada segundos atrás y fruncí el entrecejo al no encontrar a Loki durmiendo en ella cómo se suponía. Hacía días que él se escabullía en mitad de la noche a mi habitación para poder dormir juntos sin los incesantes quejidos, sermones y regaños de Tony, mi padre, quien aún no aceptaba el hecho de que él y yo estuviésemos saliendo, justificándolo con "no es bueno para ti", pero últimamente me importaba un carajo lo que era y no bueno, simplemente importaba lo mucho que lo quería y deseaba estar con él.

Calcé mis pies con un par de sandalias y caminé con dirección a la puerta para poder buscar a mi novio, quien seguramente estaría en la cocina, quizá comiendo un bocadillo nocturno. Después de haber revisado aquel lugar, sin éxito alguno y buscar por los alrededores de este, tales como la biblioteca, su habitación, el comedor y la sala, decidí buscarlo en la terraza, pues era mi última idea.

Una sonrisa aliviada se instaló en mis labios al encontrarlo recargado en el barandal que daba una preciosa vista de NY, dándome la espalda y completamente ajeno a mi presencia, me acerqué con lentitud hasta él, colocándome a su lado y perdiendo m...

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Una sonrisa aliviada se instaló en mis labios al encontrarlo recargado en el barandal que daba una preciosa vista de NY, dándome la espalda y completamente ajeno a mi presencia, me acerqué con lentitud hasta él, colocándome a su lado y perdiendo mi mirada en las luces de la ciudad frente a nosotros. Una ciudad que jamás descansaba, siempre llena de vida, luz, juegos y personas amables que nos habían aceptado de una cálida forma en sus vidas para permitirnos ayudarles.

—¿Está todo en orden? —mi voz era cautelosa, suave y sin una pizca de autoritarismo en ella.

Si algo había aprendido en el tiempo que llevaba conviviendo y saliendo con Loki era que si quería que me contara algo, necesitaba ser cautelosa en mis palabras, él era como un león y yo su presa, y no quería que terminara cazándome.

—¿Qué haces despierta? —aquello lejos de sonar como pregunta fue más un reproche, sabía cuánto odiaba que alguien se metiera en sus asuntos, pero tenía que hacerle entender que no estaba solo, ya no.

Si ambos queríamos que esto funcionara, él tendría que aprender a confiar en mí, pero tampoco deseaba presionarlo u orillarlo a ello, le daría su tiempo para hablar conmigo y sincerarse, ya lo había hecho antes, y lo haría con todo eventualmente, pero necesito ser cuidadosa para no cortar el cable equivocado y hacer explotar la bomba.

—Tuve un mal sueño, nada del otro mundo, y cuando desperté no estabas ahí, supuse que algo había ocurrido, así que fui a buscarte, y henos aquí.

Mi mirada se pasó un segundo por su perfil, notando cómo su entrecejo se fruncía levemente con preocupación pero sus ojos estaban inmersos en las luces que chocaban con suavidad en su rostro, llevaba puestos unos pantalones de chándal y, aunque la noche no era precisamente calurosa, su torso estaba al desnudo. La brisa de una noche que amenazaba con desatar una tormenta se hacía presente, golpeando con nuestros cuerpos y provocando escalofríos en mí.

—Lamentó no haber estado ahí para abrazarte, pero no creo que pueda seguir haciendo esto.

—¿De qué hablas? —el miedo se instaló en mis entrañas en tan sólo segundos, no podía parar de pensar en los diferentes rumbos que tomaría esta conversación y ninguno de ellos era beneficioso para mí, o ninguno de los dos—. ¿A qué te refieres con esto? ¿Qué es lo que no puedes seguir haciendo?

—Stark tiene razón, no soy bueno para ti, para nadie en realidad —sus ojos comenzaban a cristalizarse, pero parpadeaba repetidamente en busca de disimularlo, lo conocía demasiado bien y sabía que esto iba más allá de lo que Tony o cualquier otra persona haya dicho—. Toda mi vida fui el renegado, viví bajo la sombra de mi familia, ni siquiera a su lado, detrás de ellos, detrás de Thor, tratando de seguir sus pasos y los de Odin para que todos se sintieran orgullosos de mí, que vieran que podía ser suficiente para la familia real, y al final del día nunca lo fui —planeaba alejarse de mí, pero detuve su ademán tomando su mano sobre el barandal y concentrando toda mi atención en Loki, aunque él estuviera inmerso en sus pensamientos—. Destruí hogares, familias, les arrebaté todo lo bueno que tenían, y con ello arrastré la confianza de todos, siempre ha sido así y siempre lo será, y no voy a permitir que estés a mi lado cuando ocurra de nuevo, porque no voy a ponerte en riesgo de esa forma. Así que es esto a lo que me refiero, nosotros, yo fingiendo ser alguien bueno, tratando de ayudar a los avengers para probarle al idiota de tu padre que soy digno de ti, cuando en el fondo sé que tiene razón y jamás lo seré. Voy a regresar a Asgard, supongo que así será más fácil para los dos sobrellevarlo.

—No lo harás, no vas a irte y no vas a dejarme, ¿sabes por qué? Porque esto es lo que has hecho toda tu maldita vida, huir. Pero no lo harás esta vez, no conmigo —estaba molesta por aquella decisión tan repentina, pero también estaba segura que no renunciaría a él tan fácilmente—. Sé que esto es difícil para ti, porque tú me lo dijiste, es la primer relación real que tienes en muchísimo tiempo, y sé que aterra la idea de dañar al otro, pero por eso somos una pareja, un equipo, diseñamos estrategias para hacerlo funcionar. Pero esto no va a funcionar si no confías en mí, porque no me importa lo que digan los demás, me importa lo que yo siento, y lo que tú sientas, y si en verdad me quisieras tanto como lo hemos dicho, no estarías dispuesto a renunciar a esto sólo por el miedo que te da no ser lo suficiente, pero puedo asegurarte que lo eres, incluso más de lo que piensas.

Te amo.

Aquellas dos simples palabras hicieron mis piernas flaquear, era la primera vez que alguno de los dos lo decía en voz alta, y estaba segura desde hace mucho que yo también lo hacía, pero no quería asustarlo diciéndoselas, al menos no aún. Mi corazón dio un vuelco al regresar mi vista a sus ojos y encontrarlo mirándome directamente, demostrándome la honestidad en ellos, y que, por primera vez en la noche, no era el dios de las mentiras con quien estaba hablando, sino alguien completamente distinto. Era Loki, mi novio, con quien quería pasar el resto de mi existencia por mucho o poco que fuera.

—También te amo, te amé desde el día que fui a leerte a aquella celda, y es por eso que no te dejaré ir tan fácilmente de aquí.

Las pequeñas gotas de agua comenzaron a caer, mojando nuestros cuerpos y provocando una pequeña risa traviesa en ambos, se acercó hasta mí y me rodeó con sus brazos, cubriéndome del viento que azotaba nuestras anatomías y me hacía temblar ligeramente.

—Vamos adentro, no quiero que te enfermes, mi amor.

Loki & Tom's ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora