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Observo una vez más la pantalla de mi celular y arrugo ligeramente mi nariz mientras trato de concentrar mi atención en cualquier cosa menos la pareja sentada frente a mí en los asientos delanteros del auto donde nos transportamos. Ana ríe ante algún chiste que Charlie ha hecho y puedo notar como coloca su mano en el muslo desnudo de ella, quién coloca una mano sobre la de él para dejar pequeñas caricias cariñosas.

Sonrío para mis adentros con ternura y alejo mi mirada sintiéndome incomoda por sentir que invado su privacidad al observar aquellas pequeñas acciones que se tienen entre ellos. Mi vista cae en la ventanilla y observo las luces deslumbrantes de la ciudad de Toronto, mientras muevo con impaciencia mi pie esperando finalmente llegar al casino del hotel Fairmont Royal York, donde hemos quedado de vernos con todos los que ayudan en la producción de la película, incluidos los actores, maquillistas, etc...

Guillermo, mi padre, ha decidido quedarse en el hotel y descansar de la exhaustiva semana que ha tenido como director de Crimson Peak, y no lo culpo, yo habría hecho lo mismo de no ser que mi mejor amiga me ha convencido de abandonar la deliciosa cama de mi habitación de hotel para asistir a esta "fiesta" que han organizado las personas del staff, ni siquiera entiendo cómo ha logrado convencerme de abandonar mi lectura, salir de compras para conseguir el lindo y sexy vestido que llevo puesto, el costoso abrigo que cubre mi cuerpo y los bonitos tacones que adornan mis pies, pero entonces sus palabras resuenan en mi cabeza y debo morder mi labio inferior para evitar reír.

"Podrás encontrarte con Tom, seducirlo nuevamente y hacer que caiga en tus encantos, quién sabe, quizá hasta podría meterse entre tus bragas".

Aún no podía acostumbrarme a aquella honestidad despreocupada que tenía de ver la vida, pero definitivamente me hacía reír a carcajadas.

Ay, Anita. Si supieras...

Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que perdí la noción de mi alrededor, sin notar cuando llegamos a nuestro destino. Sonreí con agradecimiento a Charlie, quien tuvo el caballeroso gesto de abrirme la puerta para ayudarme a bajar, claro, después de haber hecho aquello para Ana primero. Acomodé con sutileza mi abrigo y miré a mi alrededor antes de caminar a la entrada.

—Ve por tu hombre, chica. —Ana murmuró para que sólo yo pudiera escucharla una vez que estuvimos dentro y visualizamos a Tom sentado en la barra.

Su cuerpo lucía un pantalón negro de vestir y una camisa blanca de botones, dejando los primeros dos abiertos y sacando a relucir aquella piel que me ponía de rodillas. Tragué el nudo en mi garganta y tomé una bocanada de aire sabiendo que este era mi momento de tenerlo en la palma de mi mano.

Podía sentir su mirada quemando en mi piel cuando el botones comenzó a ayudarme para quitar mi abrigo, lo miraba de reojo notando cómo relamía sus labios y recorría cada centímetro de mi cuerpo con la lujuria en sus ojos, cual depredador a su presa. Jessica seguía hablando con él sin notar que aquel hombre había dejado de escucharla, o al menos así parecía. Le agradecí al joven trabajador por su ayuda y comencé a caminar por el pasillo alfombrado apartando la mirada de él, poniéndola en cualquier otro lugar. Pasé a su lado sin prestarle la más mínima atención, sintiendo su mirada fija en mí aún, esperando, rogando, por un poco de mi atención.

—Háblale —podía escuchar los murmullos sutiles de Jessica, incitándolo a entablar una conversación conmigo y riendo por lo bajo ante lo callado que estaba—. Llama su atención.

Pedí una copa de vino al bartender y giré mi rostro en la dirección contraria a donde aquel hombre, que ponía mis piernas a temblar, se encontraba. Como si cualquier cosa fuese más interesante que él, cuando claramente no era así.

Loki & Tom's ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora