Entre Demonios Y La Cofradía (KNY y tú)

Hashiras cuando...

Algunos Hashiras cuando llegas herido/herida de una misión, pero victorioso/victoriosa:

Rengoku Kyojuro: Sabe que eres fuerte, claro que aún así se preocupa por ti y mucho más gracias a que ya que está muerto no obtiene mucha información por el cuervo o los demás hashiras.

Había estado desde hace un buen rato en el lugar al que escuchó llegarías después de la misión. Increíblemente aunque fuera un fantasma también solía dormir, por lo que en este momento deseaba verte llegar y dormir en el futón que siempre le dejabas.

Está aburrido y ya no sabe que más hacer, pero está dispuesto a ser el primero en verte.

Algo lo capta su atención en seguida, tú ya estás parada/parado en el umbral de la habitación. -¡Kairi!-grita mientras se muestra ante ti.

-Dios...casi me matas del susto-dices mientras te agarras del marco de la puerta, viendo a tu amigo.

-¿Qué tan herido/herida estás?-pregunta al ver que te ha costado trabajo el volver a estar de pie sin un apoyo. -Algo...-

-¿Ya te atendieron todas las heridas?-preguntó mientras hacía un esfuerzo por materializarse mejor y poder llevarte hasta el futón. -No es necesario, solo me herí la pierna, eso es todo lo que me pasó-informaste al ver que tu amigo se desesperaba al no poder ayudarte.

-¿Cómo te sientes?...si es una herida abierta puede estar infectada-

-Me siento feliz y sano/sana-

-¿Por qué feliz?-. Su expresión de sorpresa es notoria, por lo que avanzas hasta el futón y lo invitas a sentarse. -Porque llegué aquí, vencimos al demonio y a pesar de que estoy cansada/cansado, te puedo ver-. El pilar sonríe feliz y sin darte tiempo a nada logra abrazarte.

-Me alegra mucho que estés bien y feliz-

-Me alegra el poder estar aquí contigo-dices antes de destender los 2 futones y acurrarte en tu respectivo futón.

Kocho Shinobu: Había estado bastante preocupada, no se lo diría a nadie, pero eso no hacía que no hubiera estado tranquila durante todo el día, a tal grado de haberse molestado y preocupado bastante cuando el cuervo llegó a la finca mariposa con la carta que te mandó, aún sin respuesta.

Pasaban las horas y aún no llegabas, cosa que hizo que no pudiera dormir ni un poco, incluso lo intentó y en seguida se despertó, creyendo haber escuchado que caminabas cerca de la mansión o que alguien abría la puerta.

Ahora ella se encontraba en el recibidor de la mansión, tenía una taza de té en la mano y esperaba sentada en el pequeño desnivel entre la entrada y el suelo de toda la casa. -¿Piensas llegar pronto?-dijo para sus adentros. De pronto se abrió la puerta, dejando ver un/una herida/herido Kairi, que al ver a su amiga le dedicó una sonrisa. -No tenías que estarme esperando-dijiste mientras te apoyabas en la puerta cerrada.

-Claro que sí, ya habían pasado un día-informó bastante molesta. -Perdón...pero como ves estoy bien-dices a la par que intentas caminar un poco, cayendo en seguida al suelo. -¿¡Crees que eso es estar bien?!-dijo bastante asustada por como habías caído. -Pues...-

-No. Tu turno de oírme. Vamos a llevarte a tu cuarto y te vas a quedar en la cama hasta que por lo menos puedas pararte por un vaso de agua-

-Pero no te enojes-dijiste antes de hacer unos pucheros, esperando ver la sonrisa de tu amiga. -¿Cómo esperas que sonría?. Mira nada más como estás-

-Feliz-

-No bromees ya, por favor-

-En serio. Porque vencí al demonio...Y en este momento te estoy viendo-dices mientras le dedicas una sonrisa, la cual ella no pudo evitar imitar.