Se movía con completo sigilo por la superficie, los enemigos vigilaban comúnmente sus alrededores, pero nunca por arriba, así que llevaba la ventaja en ese momento.
Aquel rubio de traje blanco caminaba despreocupadamente junto a Theo Magath, uno de los tratantes de blancas más ocultos por el gobierno. Mikasa utilizaba los gruesos tubos de metal que se encontraban adheridos al techo, sin hacer ruido alguno que fuera a delatar su presencia, para moverse por el techo. Era arriesgado, en esa misión se necesitaba completo sigilo y agilidad.
¿Quién mejor que un Ackerman? Miembro del pequeño equipo especial de élite, que sólo contaba con otros dos integrantes, además de la fémina, con quienes compartía apellido.
Entrenada desde la infancia por su tío Kenny, cabecilla de aquel inigualable e imparable equipo, Mikasa estaba más que capacitada para moverse por cualquier terreno, ya sea que fuese empinado o extremadamente rocoso. Cualquier área era un juego de niño para ella.
Y este húmedo techo lleno de gruesos y oxidados tubos no era la excepción.
Siguió moviéndose con gracia gatuna, escuchando los ecos de los pasos de ambos varones y la grata conversación que llevaban sobre las nuevas jóvenes que Magath había logrado extraer desde Latinoamérica hasta Italia, donde nadie las buscaría.
La azabache reprimió las ganas de encestarle una merecida patada en el rostro al escuchar que la mayoría de ellas no pasaban de los 18 años y que planeaba venderlas como esclavas sexuales a los mafiosos más poderosos.
Uno de los oxidados tubos hizo un imperceptible chirrido ante la ausencia de uno de los tornillos laterales que lo mantenía en el techo, atrayendo la atención de uno de los varones a donde estaba Mikasa.
— Joven Arnold, ¿sucede algo? — preguntó el hombre a su lado.
— No, nada. — le sonrió ampliamente. — Sólo observaba la estructura. — ambos siguieron su camino hacia los almacenes.
Detrás de una de las amplias columnas que sobresalían del techo, Mikasa contenía la respiración y tensó sus músculos para asegurarse de estar bien oculta. Aquel tubo en pésimas condiciones estuvo a punto de delatarla.
— 🌺 —
El rubio se encontraba en la habitación de huéspedes que Theo le había asignado, desabrochando los botones que mantenían sus mangas en sus muñecas. Las gruesas cortinas se encontraban cerradas, permitiendo levemente el paso de la luz de la Luna. Tenía encendidas las luces para lectura que se encontraban a cada lado de la gran cama, por lo que el otro lado de la habitación estaba casi a oscuras.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó con voz lo suficientemente alta como para no ser escuchada por los pasillos.
Nadie respondió y no era como si hubiese esperado que lo hiciera.
— Sé que estás ahí, Mikasa, no es necesario que sigas escondiéndote. — empezó a desabrocharse el gran reloj que portaba en su muñeca izquierda.
Mikasa salió de una de las esquinas junto a la ventana, donde había un imperceptible pasadizo secreto. Caminó hasta estar a unos pasos detrás del rubio, en completo silencio.
— No deberías estar aquí. — advirtió, dejando el reloj sobre la mesita de noche.
— Me mandaron de vigilancia, no para atacar aún. — vio como el rubio se giraba en su dirección, sentándose en la cama.
— ¿Vienes desarmada? — miró fijamente cada parte del cuerpo de la pelinegra, en busca de alguna arma o dispositivo de defensa que tanto le gustan.
— Estoy aquí para vigilar. — fue todo lo que respondió.
— Eso es un sí. — asintió para sí mismo. — ¿Qué harás si te atacan? ¿Cómo te defenderás?
— Si necesito un arma, entonces la tendré.
— Claro, tienes lo que necesitas en el momento indicado. — suspiró y comenzó a desabrocharse la camisa de vestir azul rey que portaba. — Deberías estar en Paradise.
— Esta es un área para gente como yo. — siguió los movimientos de las varoniles manos. — ¿Por qué estás tú aquí?
— Necesitaban a alguien inteligente. — sintió la mirada fulminante de la mujer. — No me malinterpretes — levantó las manos en son de paz. —, me refiero a inteligente en el sentido de usar las palabras a su favor y no a alguien que suele ser directa hasta a la hora de tener sexo.
— Aún así, la fuerza física no es lo tuyo, debieron mandar a Eren. — la ojigris ignoró lo último dicho por el hombre.
— Eren puede llegar a ser muy impulsivo y bueno, yo cuento con la ayuda de la mejor agente de la Eldian Company's. — terminé de desabrochar sua camisa, retirándola para mostrar su cuerpo marcado bajo esa camisa de resaque blanca que tenía.
— Aún así, es un riesgo innecesario, Armin. — cambió el peso de su cuerpo a la otra pierna.
— Pasé por el mismo entrenamiento que tú en la Academia, estaré bien. — se retiró el cinturón seguido de los zapatos cafés y las calcetas, quedando sólo con el pantalón y la camiseta de resaque.
— Yo recibí un entrenamiento adicional durante mi infancia y adolescencia. — soltó su larga cabellera de la ajustada cola de caballo con la que estaba peinada y se retiró el pesado cinturón negro de la cadera.
— ¿Dudas de los inventos de Hanjie y mis dotes en cuanto a la programación? — sonrió de lado, alzando una ceja.
— No, pero te prefiero detrás de una computadora donde a los nerds como tú no les llegan las balas. — se quitó las botas negras a todo terreno mejoradas por la anterior mencionada.
— Confío en que me cubrirás las espaldas como siempre lo has hecho. — estiró su mano izquierda en su dirección.
— ¿Cómo sabrás si estaré lo suficientemente cerca? — tomó su mano y se acercó a él.
— Siempre me llevas contigo, ¿no? — agarró la mano izquierda de la pelinegra y besó aquel anillo dorado antireflejante que diseñó para ella. — Siempre podré localizarte con mi invento más personal y único, a las dos. — la sentó sobre su regazo.
— Kairi te extraña. — Mikasa posó ambas manos sobre los hombres de su esposo.
— ¿Con quién se quedó? — acarició su nariz con la de ella, gozando la cercanía.
— Está bajo la protección de Historia. — respondió subiendo sus manos a la nuca de Armin, acomodándose en su regazo. — ¿Cuánto te falta para terminar?
— No mucho, lo único que me da batalla es que este lugar no cuenta con cámaras de seguridad, así no quedan pruebas de sus negocios ilícitos. — pegó la pelvis de Mikasa a la suya tomándola por los glúteos. — Pero ya coloqué suficientes micrófonos y microcámaras en los almacenes y las salas de negocios.
— Mmmm, ¿entonces no hay cámaras en esta habitación tampoco? — sonrió pícaramente, moviendo sus caderas sobre las ajenas, generando fricción.
— Pero qué traviesa, Señora Arlert — acercó tentadoramente sus labios a los de su esposa. —, pero le aseguro que no.
— Me agrada escuchar eso. — le brindó una sonrisa que prometía placer esa noche.
— 🌺 —
Me desperté demasiado tarde y se me descargó la tablet, apenas la pude agarrar para tratar de ponerme al corriente.
Definitivamente lo haré mañana, me pondré alarmas a las 6 de la mañana xd.
Lamento no cumplirles como les prometí u.u
_Nissy💕
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𝙰𝚛𝚞𝚖𝚒𝚔𝚊 𝚆𝚎𝚎𝚔 𝟸𝟶𝟸𝟷 • Pausada
Fanfic¿Shippeas Arumika? ¿Amas la pareja que forman Armin y Mikasa? Pues, ¡qué bien! Bienvenido a la Arumika Week, una actividad de toda una semana llena de One-shorts de esta adorable pareja. ¡No te lo pierdas! Acompáñame del 11 de Julio al 17 a leer una...