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Estoy aquí, con una sonrisa pensando en ti y en todo el plan que creó mi mente.

Era algo loco, pero enserio te necesitaba.

Necesitaba volver a verte allí, danzando como si eso fuera algo fácil de hacer, con tanta delicadeza y elegancia que dan ganas de abrazarte muy muy fuerte.

Estoy aquí, sentado en aquella cama donde pronto comenzará mi plan si es que no falla.

Ella, la necesitaba a ella. Sin ella no sé que podría hacer, ¿quizás comenzar de cero?. No, esto tendría que salir si o si, si es posible, lo haré por las malas.

Escucho que abre la puerta del baño y yo rápidamente me levanto, asustandola.

-¿Q-quien eres...?, ¿Qué haces en mi casa?-

-Vengo a sacar todos tus pecados y llevarte al mismísimo cielo, linda.

Dicho eso, me quito aquella tela que cubría mi masculinidad, dándole un espectáculo a ella, quien se sonrojo y volteo.

-¿P-pecados...?-

Es bonita.

-Todos los humanos tienen pecados linda, yo puedo quitarte los tuyos para que seas un ser puro para Dios...

No sabía en que momento me acerqué a ella, susurrandole aquellas palabras mientras posaba mis manos en su cintura. Mis caderas chocaban con su espalda baja, sintiendo su piel de gallina aparecer.

-¿M-me llevarás con Dios si me quitas mis pecados?-

-Claro que si...

Rápidamente voltea su cuerpo, pero se ruboriza aún más al verme desnudo. Ahí supe que cayó en mis redes, que ahora la tenía en la palma de mi mano, y eso me gustaba, demasiado.

-¿C-cómo me quitarás los pecados...?- Miraba mis labios, sabía que quería besarlos, sabía que quería probarme y dejarse llevar por la lujuria.

Por el pecado del deseo apasional, la debilidad de los seres humanos.

Ingenua.

- De una manera que te encantará.

Todos los seguidores de Dios eran ingenuos, ¿enserio creen que es posible quitar los pecados?, no, no se quitan, solo se perdonan, ¿pero para que sirve perdonar?, al fin y al cabo seguiras cometiendo el mismo error uno y otra vez. ¿Tan fácil es engañar a los seguidores del que era mí Dios?. Ingenuos.

Sabía que el sexo era la debilidad de los humanos, es por eso que dejé que me besara, es por eso que la acosté a la cama, es por eso que quité su ropa, es por eso que la penetré con rapidez.

-¡A-aagh~!-

De su cuerpo expandía lujuria, mucha lujuria. Podía sentir que con solo hacer esto, sin saber el nombre del otro, ella cayó rendida a mis pies con amor, como yo lo hice contigo, pero sin ni siquiera vernos cara a cara.

Ni siquiera tuve que usar mis poderes, ya sabía que con mis encantos podría tener a todos, a todos menos a ti.

Pero a pesar de que la embestía con fuerza, mi cabeza solo pensaba en ti. Pensando en que estoy haciendo esto para estar contigo. Yo solo quiero tenerte a mi lado, comer ramen picante mientras nos damos besos, o yo llevándote de paseo, viendo que sonríes por los hermosos paisajes que eran incomparables con tu belleza. Porque si, me da mucho asco tocar un cuerpo que no sea el tuyo.

Ángeles caídos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora