Las palabras que nunca dije

Tu recuerdo

Hay una ambivalencia en tu recuerdo que me confunde.

Ya pude conprender que di más de lo que merecías. De que tranquila no me sentía. Inquietabas mis días. Tus palabras me afligían.

Después de debates que trinchaban mi cabeza. Puedo decir con certeza que no éramos compatibles. Nuestras personalidades y pensamientos no eran tangibles. Pero deseaba que lo fueran.

Porque eras mi todo. Y tal vez tenías razón, era dependencia. Tal vez tenías razón, necesitábamos distanciarnos por nuestro bien. Y tal vez no puedo juzgar tu manera de ver la vida. Tal vez no puedo juzgar que hayas querido irte de la mía.

Dejaste una enorme herida, no duele pero a veces quito la costra a propósito y me desangro de nostalgia. Porque me da miedo olvidarte. Me da miedo cuando dejas de doler. Porque simplemente no quiero sanarme. No es que quiera retroceder. Pero no puedo avanzar dejándote atrás.

Y luego pienso en la posibilidad de que ya no pienses en mí. Y cómo saberlo si por nada del mundo te lo preguntaria. Ni por una sacudida te preocupaste por mí. Esperé tu mensaje, pero es obvio que no llegaría.

Solo te agradezco por llenar un instante de mi vida con alegrías. Que sepas que mantendré tu recuerdo vivo y presente. Aunque me sienta en agonía estaré pensando -no en ti- sino en esa versión que al principio cuidaba de mí.