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Recuerdo que al día siguiente llegué temprano a la institución, no sé porqué, pero en un momento pasó por mi cabeza que podría encontrarme con él en la entrada, evitándo tener que buscarlo por los pasillos durante la mañana.

Reconocí su mochila negra luego de unos minutos de espera.

—¿Hola? —fue lo primero que dije al verlo.

El chico no respondió, simplemente siguió de largo.

Me pareció bastante grosero.

Analizándo todo, uno entiende que a él se le había caído una carta y quizá no se dio cuenta, por eso volteo pero no regresó. Es incluso más raro saludar a alguien y que ese alguien haga como si no existieses. Todo un misterio Ty.

Perdón, Tyler.

Sin embargo, por si no es obvio, yo no me rindo fácil, por algo estoy aquí, sentado.

Entonces comencé a seguirlo, bastante furioso ante su comportamiento. Logré alcanzarlo en algún casillero donde me planté frente a él.

—Ayer se te cayó una carta —dije extrañado, pues el niño ni siquiera me miraba a la cara.

Deduje que Tyler era más chico, la estatura y su rostro lo reflejaban. Es extraño, yo nunca lo había visto antes, y me arrepiento de eso.

—G-gracias —respondió completamente pálido, seguro creyendo que se la daría así de fácil. Pero equivocado él estaba, pues no se había comportado bien conmigo.

—¿Por qué? —cuestioné.

—P-por guardar la carta —recuerdo su voz, errática y sin nada de vida.

—Okey —dije y corrí la mirada. Podía sentir su respiración chocar contra mi cuello ante la cercanía que teníamos.

—¿No me la d-darás? —Tyler puso su mirada en mi rostro, pero no en mis ojos, luego de unos largos segundos en silencio.

—¿Por qué me ignoraste en la entrada? —solté de imprevisto.

—N-necesito la carta —pidió angustiado poniendo su atención en el suelo. Aún puedo oír como su garganta se quejaba a gritos.

—Idiota —reí y recuerdo haber mordido mi labio inferior, para después ver sus ojos llenos de miedo.

Él Josh de ese momento era un tanto estúpido como para sentir empatia o respetar la privacidad de los demás.

Así que solamente me fui, dejándolo solo.




Una vez en casa, muy lleno de dudas, abrí la carta.

Y me sentí un poco culpable.

THE LETTER ; joshler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora