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Los años que siguieron, el pequeño fuego volvió al mismo lugar del bosque en todos los solsticios de invierno, con la esperanza de volver a ver a ese niño que había llamado completamente su atención y cautivado con su especial belleza.

Pero sus esperanzas nunca se cumplieron.

Solo fue cuando tenía quince años, en su primera asamblea elemental, que volvió a verlo.

Las asambleas se llevaban a cabo en el territorio de tierra, cuando la primavera estaba en su apogeo. Y era liderada por el mismo elemento.

Eran muy pocas las veces que se reunían más de una vez al año, solamente cuando había alguna situación de emergencia que lo ameritaba.

Generalmente, los cuatro elementos se reunían solo para discutir temas puntuales; informar como estaba la situación en cada zona, algún problema o sugerencia.

Y siempre eran iguales, se reunían en la casa central de tierra, cada elemento sentado en un extremo de ella, completamente separados; en especial agua y fuego.

Ambos elementos eran demasiado cautelosos el uno con el otro. Después de todo, tenían el poder de destruirse mutuamente.

El contraste dentro de la casa era completamente notorio. Agua vestidos con su ropa blanca y de tonos azules, siempre prolija; tierra con sus prendas marrones y verdes; viento con lo que se les plazca, sin preocupaciones; fuego con sus prendas negras y rojas, siempre con ese toque rebelde y peligroso.

Seonghwa no estaba demasiado acostumbrado a interactuar con los otros elementos. Había visto a un par de aire y tierra en alguna ocasión, pero casi nunca a alguien de agua.

Excepto aquella vez.

Es por ello que ahora estaba algo a la defensiva, no sabía cómo tenía que comportarse. Mantenía su joven rostro estoico, creando una especie de barrera; pero toda su máscara se vino abajo cuando vio entrar a los de agua para ocupar sus lugares en aquella reunión.

Reconoció ese cabello azul al instante. Era imposible no hacerlo.

El rostro tierno del niño ahora había madurado para convertirse en un apuesto joven. Su nariz fina y aquellos ojos acompañados por largas pestañas que llamaron su atención desde el primer vistazo.

Seonghwa no pudo quitarle los ojos de encima aún cuando la reunión comenzó y los líderes de los respectivos elementos empezaron a discutir.

Pero no recibió una sola mirada del peli azul en ningún momento.

-Psss, Seonghwa... ¿Qué es lo que te pasa?- una voz a su costado susurró; sabía exactamente de quién se trataba, Wooyoung.

Cuando salió de su estado de máxima concentración, se dio cuenta de que todos lo miraban con emociones mezcladas. De sus manos, pequeñas llamas habían comenzado a emerger y por tanto, a subir la temperatura. La llama en su interior estaba en su máximo apogeo y todos lo notaron.

Eran los de agua que estaban más a la defensiva, esperando cualquier señal de peligro para atacar.

Así que se obligó a calmarse. Por su bienestar y la mirada que su líder le estaba dando.

Pero al menos así logró que el chico lo mirara.

Aunque no duró más de tres segundos antes de volver a mirar a otro lado. Para su pesar.

Durante el resto de la reunión, Seonghwa puso todo de sí para concentrarse en mantener sus habilidades bajo control y en el joven agua que ni siquiera parecía querer notar su existencia.

BURN OUT | SEONGJOONGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora