Nunca me quise ir

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UN AÑO DESPUÉS

Me encuentro sentada en una banca en Central Park, con un café entre mis manos, las piernas cruzada, tomando un poco de aire frío pero fresco, viendo pasar a personas que corren con toda la actitud, mi celular suena por milésima vez en el la mañana, otro pendiente más que agregarle a mi lista, respiro profundo al colgar y le doy un sorbo a la bebida caliente. Los minutos pasan y yo sigo contemplando el lugar como si de verdad tuviera el día libre. Una llamada más hizo que terminara mi café de golpe y con algo de fastidio me fuera de ese lugar.

El día estaba nublado y mi chamarra ya no era insuficiente, metí las manos en mis bolsillos y continué caminando, a mi gusto, New York es una ciudad donde no cualquiera puede vivir, toda la gente va muy acelerada, nadie se para a observar las cosas lindas que la ciudad tiene para regalar, todos parecer vivir enfrascados en sus propios mundos, al principio eso me caía a demasiado conflicto, al día de hoy, siento que yo voy el cámara lenta.

-¡por fin llegas!- exclamaron a penas abrí la puerta del local

-no se va a acabar el mundo solo porque yo me tome un descanso de un par de minutos- dije tranquila mientras dejaba mis cosas sobre una silla

-¡es que tú no entiendes!- aquella persona que estaba tan alterada era John un joven aprendiz de fotografía que a parte de dominar muy bien el español, también es experto en estresarse por mi -estamos a un mes de la apertura y no tienes idea de todo lo que hace falta- respiró una poco -quedaron de entregarnos las invitaciones ayer y es hora que no tengo respuesta, también falta por confirmar la agencia de meseros y el electricista aún no acaba de colocar las lámparas- lo miraba detenidamente y en ocaciones quería reírme, pero sabía que eso lo molestaría más.

-yo me encargo de revisar las invitaciones- dije tranquilamente -y por cierto el color de las paredes quedó perfecto

-¿estás siendo sarcástica?- volteó a ver a su alrededor y sabía perfectamente porque lo decía, las paredes eran completamente blanca a excepción de los postes y algunas molduras que eran en un tono gris claro

-no- sonreí -quedó como me lo imaginé, un blanco perfecto, prolijo, mate adécualos...-

-es blanco- me interrumpió

-tienes mucho que aprender, hasta en el blanco y negro, hay variedad- me miro sin entender nada, tomo aire y dirigió la vista hacia su iPad -necesitamos hablar del acomodo de los cuadros-

-para eso tienes que saber un par de cosas-

-que de seguro tuve que haber sabido hace unos meses- aveces me hacía dudar si si estrés era provocado por el solo o de verdad yo se lo provocaba.

-en el arte como en la vida- me senté en una pequeña mesa que estábamos usando de escritorio -necesitamos inspiración, aveces esa inspiración viene de lo que menos te imaginas, tu familia, algún pasatiempo, un artista que admires, metas- hice una pausa -pero por lo general ningún artista quiere admitir que la mayor fuente de inspiración viene del sufrimiento- en este punto tenía toda su atención -entre tu y yo solo hay un par de años de diferencia, no creo que yo tenga la suficiente madurez para guiarte en la vida, pero si me han roto y yo rompí a una persona-

-¿que tiene que...-

-cada foto cuenta una historia- lo interrumpí.

-¿cuenta tu historia?- pregunto sorprendido

-así es- afirme tranquilamente -en pocos años aprendi tanto sobre valorar a las personas y entendí que el tiempo nunca se va a detener, no le importa si tú sufres o eres feliz, el solo sigue su transcurso- time aire -si bien, siempre dicen que no es bueno depender emocionalmente de personas, es verdad que esas personas pueden ser esa piedra en el zapato o un buen escalón para seguir adelante-

All Too Well (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora