Víveme

XX

En el mes siguiente, un martes al mediodía, se disputa el último partido de la Liga Atenas. Partido en el cual, se enfrentan los Marinas dorados contra los Caballeros ingleses por la copa de dicha Liga.

Aunque el encuentro comienza con una victoria de 1 - 0, a favor de los Caballeros, la cual se mantiene hasta el final del primer tiempo. El marcador cambia en el segundo, tras una falta grave sobre Baian; falta que cobra Aioros, empatando el partido. A partir de ese momento, el enfrentamiento queda estancado sin más goles de parte de ambos equipos, a pesar de haber varios intentos; sin embargo, la fortuna les sonríe de nuevo a los locales en los tres minutos de reposición, al Saga meter un gol de cabeza en el último. Trayendo así la victoria definitiva para los Marinas y la ganancia de la copa de la liga.

Al instante, todo el equipo va hacia el peliazul y lo abraza. Luego de celebrar su triunfo, recibir la copa y ser atacados por los flashes de las cámaras. Llega el momento del acto protocolario, en el que le dan una medalla a cada jugador del grupo, al tiempo que los felicitan.

Cuando todo termina, Camus en compañía de un peliplata se les acerca.

-chicos, felicidades. Son los nuevos campeones de la Liga Atenas- los ovaciona el peliverdeaguamarina, en cuanto sus cuatro amigos se adelantan al resto del equipo

-gracias, Camis. Dicho por ti suena aún mejor- responde el castaño casi rubio con una sonrisa

-de nada, y gracias también. Ahora, cambiando de tema, les tengo una súper propuesta- contesta el ojiazul aguamarina con cierta emoción

-dinos de qué se trata- responde el otro castaño desenfadado

-bien. El editor en jefe de El Olimpo, mi nuevo asistente aquí presente y yo, llegamos al acuerdo de hacerles una sesión de fotos para el calendario que lanza cada año Esparta. Ustedes claramente saldrían en el del próximo. Aparte, queremos que participen en un estudio fotográfico que estará enfocado sólo en destacar sus virtudes como deportistas. ¿Qué dicen?- les suelta el galo interesado

Ellos se reúnen en un círculo y discuten el tema. Hasta que es Aiacos quien habla en nombre de los cuatro:

-de acuerdo. Haremos ambas cosas, pero a cambio queremos una buena paga-

-tranquilos, cuenten con ello. Muy bien, Aquiles, comunícate con el señor De Aries y dile que las figuras destacadas de los Marinas aceptaron. Ah, y recuerda llamar a los otros tres deportistas que necesitamos. Porque de mi jefe me encargo yo- responde y le ordena al peliplata casi dorado con autoridad

-claro, jefe- contesta el ojiplateado

Acto seguido, saca su celular y marca el número de la editorial. Para, posteriormente, llamar a las tres personas. Al colgar, se aproxima a su superior y le dice:

-señor, los tres aceptaron. El jefe está contento con la disposición de los Marinas-

-maravilloso. Bueno, muchachos, a más tardar esta noche les enviaremos un correo con la dirección del lugar y la hora a la que se deben presentar- contesta y les habla a sus conocidos con alegría

-en fin, ya no los detengo más, vayan a celebrar. Nos vemos mañana- agrega cálidamente

Los cuatro le sonríen, y al segundo, cada grupo de gente se encamina al sitio a donde se debe dirigir.

Al atardecer, un castaño y un hombre de cabellos entre verde y amarillo limón llegan a la escuela de yoga de Shaka.

-bienvenidos. Espero se acomoden donde mejor les parezca y se relajen después de esta primera sesión- les dice el rubio con amabilidad

Ellos le sonríen, acatan su orden y se dirigen a un par de colchonetas libres que ven al frente. Al llegar a estas, permanecen parados, imitando al resto de alumnos.

-bueno, señores. El par de hombres que acaban de entrar son los nuevos miembros de la clase. Aspiro a que los traten y los acogan como a uno más del grupo- pide el ojiazul celeste, hablándole a todos los presentes

-ahora sí, comencemos la sesión de hoy. Por favor, desde la posición en la que están, agachen el torso e inicien con unos estiramientos hasta el suelo. La idea es que con la punta de sus dedos, toquen la punta de sus pies si les es posible. Permanezcan así hasta que hayan pasado quince segundos- comanda el indio

De inmediato todos lo hacen, incluyendo al mismo maestro. Cuando pasan los quince segundos, se enderezan y él les pide que levanten los brazos con los dedos entrelazados. A continuación, ordena que se empinen y estiren lo más que puedan para hacer tronar sus huesos de la espalda, buscando descontracturarlos. Después de unos diez segundos del ejercicio, prosiguen con otro.

A partir de ese momento, dedican las dos horas que dura la clase a hacer varios ejercicios. Todos con un nivel leve de complejidad por ser el primer día.

-¿y bien, cómo se sintieron?, ¿si se relajaron aunque fuera un poco?- indaga De Virgo, acercándose a la pareja

-sí, muchas gracias. Eres un excelente profesor, nos ayudaste mucho- responde Shion con amabilidad

-no fue nada. Es mi trabajo. Pero cuénteme, ¿sí se van a vincular al programa?, porque las clases son martes y jueves de seis de la tarde a ocho de la noche- contesta el indio con interés y modestia

-sí, aquí nos tendrás los dos días de la semana. Después de todo, mi carnerito y yo nos dimos cuenta que necesitamos esta clase. Por la cantidad de estrés y tensión con la que cargamos debido a nuestros trabajos- responde el chino con decisión

-perfecto. Entonces nos vemos aquí el jueves, asumiendo que ya están inscritos- contesta el más joven, dando las cosas por hechas

-sí, ya nos inscribimos- afirma el ojirosa circón con un asentimiento de cabeza

-bien, es hora de irnos. Me dio gusto verte de nuevo, muchacho; será un honor tenerte de maestro- apunta el De Libra mayor, sonriéndole a su interlocutor

-no, al contrario, para mí es todo un privilegio el poder ser su profesor, señor Dohko. Al igual que el de su esposa- responde el ojiazul con calidez

-eres un chico muy dulce. En fin, nos vemos el jueves. Hasta entonces- puntualiza el editor en jefe de El Olimpo conmovido

-hasta entonces- responde él

Acto seguido, dejan el salón y el rubio sonríe por lo contento que se siente de tener a dicha pareja como alumnos suyos.