XIII. Parte 2

22 1 0
                                    

Más tarde, con la torta ya comida y el almuerzo mayormente bajado, todos se paran a bailar porque la música se pone buena. Al ritmo de Las de la intuición de Shakira, los delicados y mujeres bailan alegres, al tiempo que ven a sus parejas charlar entre sí, todavía sentados en las mesas.

Cuando se termina la canción, la banda invitada, que no es otra más que Bronze, sube al escenario.

-buenas tardes, damas y caballeros. Muchos de ustedes ya nos conocen, los que no, nos presentamos; nosotros somos Bronze y vamos a tocar algunos clásicos a lo largo de la fiesta. Espero los disfruten. Y ahora sin más preámbulos, esta canción es para Jonathan, hermanito, te amo y te la dedico porque la mereces. Te deseo lo mejor ahora que estás comprometido con un buen hombre; esto dice así...-habla Shiryu, tomando el micrófono y localizando a su familiar con la mirada, el cual sonríe conmovido entre los brazos de su esposo

Al instante, Ikki comienza a tocar y luego se le van uniendo los demás, hasta que es el momento de cantar; por lo que, el pelinegro entona alto y fuerte:

He's got a smile it seems to me,
reminds me of chilhood memories.
Where everything
was a fresh as the bright blue sky.
Now and then, when I see his face,
he takes me away to that special place.
And if I'd stare too long,
I'd probably break down and cry.

Oh, oh, oh,
sweet child o' mine.
Oh, oh, oh,
sweet love of mine

He's got eyes of the bluest skies
as if they thought of rain.
I hate to look into those eyes
and see an ounce of pain.
His hair reminds me of a warm safe place,
where as a child I'd hide.
And pray for the thunder
and the rain
to quietly pass me by.

Oh, oh, oh,
sweet child o' mine,
Oh, oh, oh,
sweet love of mine. (x2)
...

En cuanto se termina la tonada, todos los presentes aplauden y el menor le manda besos a su hermano. El de tatuaje de dragón en la espalda, sonríe y en compañía de sus amigos baja de la tarima.

La siguiente melodía puesta a cargo del Dj es Trece años de Wilfrido Vargas. Dohko como buen padre, toma a su hijo recién casado de la mano y bailan al compás de la música.

-sé que no es la mejor canción. Pero pedí que la pusieran porque cada vez que la oigo recuerdo cómo infamemente te perdí. Aunque ahora estás aquí, conmigo- dice el mayor sin dejar de bailar con su pequeño

-tranquilo, papi. Sé que no fue fácil saberme desaparecido, pero estuve en buenas manos. Igual, lo importante es que estamos juntos de nuevo; además, sino hubiese sido por mi desaparición, no habría conocido a mi apuesto marido- responde el más joven, sonriéndole a su progenitor

Él le devuelve el gesto, y siguen bailando hasta que la tonada culmina.




Al momento empieza Lambada de Kaoma; el brasileño no puede contener las ansias y saca a bailar a su ovejita. El más alto lleva la batuta, haciéndolo girar y moverse rápido; Mu, por su parte, agradece ya haber bailado esa canción antes, o estaría a punto de morir de un colapso por los movimientos que le hace realizar su novio.

Cuando acaba, él queda agitado y el mayor prácticamente sigue como si nada.

En eso suena Paraíso de Lucas Lucco y Pabllo Vittar, y ahora es el pelilila el que incita a su pareja a bailar.

-mi torote, ¿sabías que amo esa canción?- le dice en medio del baile, el cuál es más cadencioso y sensual

-¿si quiera sabes algo de lo que dice?- indaga Aldebarán con cierto escepticismo

-sí, claro. Además, sino sé algo, tú me lo traduces, ¿o no?- responde confiado el ojiamatista

-tiene sentido- contesta el más alto, siguiéndole la corriente

VívemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora