Al despertar, aun era de noche pero ya estaba en su habitación, recostada sobre su cama, no sabía como lo hizo, supuso que había sido su hermana quien la regreso y se sintió terrible <era su despedida> pensó sintiéndose culpable, no creía poder llegar tan bajo mas lo había hecho, sin embargo, el motivo de que estuviera despierta a esa hora no era el remordimiento sino el estado caótico en que su cuerpo, mas en especifico, su estomago, rugía en protesta, debía evacuar, y es por ello que mas rápido y torpe que un bebé venado recién nacido se movió temblorosa intentando mantener el equilibrio hasta el retrete de su habitación, y ahí empezó a vomitar hasta sentir que perdía las fuerzas. Sentada sobre los azulejos color crema del baño de su habitación, yace el cuerpo de Abigail de forma inerte observando cada una de las fotos de su galería en donde se encuentra su prometido, a su costado estaba una botella nueva de tequila. La pobre se encontraba tan perdida en ese momento. Sus lagrimas resbalaban con facilidad mientras entre gimoteos se volvía a recostar sobre la pared limpiando sus lagrimas con ira contenida, tomó la botella y empinándola volvió a sentir el liquido transparente quemando su garganta, recordando una y otra vez cada momento en donde tuvo señales que le avisaban sobre su situación pero ella se negaba a reaccionar, recapituló su vida; tenia un trabajo increíble, era una mujer hermosa, ella se veía hermosa, tenia una familia amorosa, quizá un poco sobreprotectora, pero sabía que la amaban, se preocupaban por ella y vaya que tenían razón al no estar de acuerdo con su relación con Jax. Pero ella lo ama, o quizá lo amaba, ahora estaba confundida y solo podía disputarse entre su vida amorosa e intentarlo una vez mas y hablarlo con él cuando volviera, o dejarlo, volver a su departamento con Stacy y dedicarse de lleno en su trabajo, sobrevivir a la disputa entre sus compañeros y lograr el ascenso que tanto deseaba, sea como sea, ahora estaba perdida y eso solo la podía sumir en el alcohol, esa noche.
En esa misma noche, luego de haberse quedado solo viendo a la pobre Abigaíl tambalearse hasta su hermana. Ethan se quedó hablando un poco mas con su amigo y barman del hotel, entre tantas conversaciones llegó su tan esperada conquista para su ultima noche de retiro; una mujer de exuberante belleza con cuerpo curvilíneo y esbelto que lucia una melena roja tan pasional como el fuego que empezaba a sentir en su cuerpo al verla aparecer, se suponía que se estaba presentándose a los trabajadores de la empresa y, con los ejecutivos habían decidido tener unas "vacaciones" de fin de semana para que todos conocieran al nuevo presidente y estuvieran en su nombramiento, estaba feliz, se sentía orgulloso y mas aun un hombre exitoso. La pelirroja que se encontraba charlando con él de todo y nada a la misma vez, mas que nada con ánimos de coqueteo, no paraba de dejar un roce aquí y otro por allá en su fornido cuerpo, hasta que la joven pronunció las siguientes palabras:
-¿Te quedas aquí?- dijo esta en un tono ronco y sutil, acariciando la rodilla del hombre mientras sus ojos se pasean desde sus labios hasta sus ojos.
-¿quieres ver mi habitación?-pregunto este con picardía. Rodeando la cintura de la joven al tiempo que le hacía una señal al barman.
-¡Eric!- le llamó, guiñándole un ojo divertido al tiempo que, aun con la pelirroja aferrada a él se fue victorioso al ascensor, pensando en que haría con ella luego de que se cerraran las puertas de este mismo, pero un golpe sordo y contundente le sacaron de su cariñosa situación con la fémina.
Sus ojos se dirigieron a la fuente de tal ruido, no daba crédito a lo que sus ojos veían, esta vez estaba Abigail con el cabello un tanto desaliñado, el saco ya no cubría su escotado top y la piel expuesta era decorada con el encaje negro del mismo. Volvió a verla y se hizo a un lado con la pelirroja a su costado, esta entró y no parecía muy consiente de si misma, balbuceaba cosas sin sentido hasta que se tropezó y en un rápido reflejo, Ethan la sostuvo en sus brazos haciendo a un lado a la pelirroja a su costado. El cuerpo de Abigail se encontraba frio, mas su rostro estaba enrojecido.
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El dilema de Abigail
RomansEsta es la historia de Abigail, una mujer con un cuerpo curvilíneo, ojos verdes esmeralda, y una tez sumamente delicada, que muy lejos de la realidad deja a la luz la belleza y fortaleza de su personalidad, ella, no depende de nadie para lograr sus...