cruel-II

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[ 13 y 15 años ]

La mañana de ese frío diciembre había sido un poco diferente a las demás. Changkyun y Hyungwon habían despertado solos en sus respectivos dormitorios; el menor recibiendo un regaño de su abuela por dormir con la ventana abierta y Hyungwon con el estridente sonido de su alarma llamándolo a alistarse para ir al colegio. La única constante entre ambos fue la confusión.

El menor no dormía con la ventana abierta, era demasiado friolento para hacerlo, por lo que algo le indicaba que su sueño con Hyungwon no había sido un sueño después de todo, pero no quería ilusionarse. Quizá por fin estaba perdiendo la cordura y él mismo la había abierto, por ahora no había forma de comprobar ninguna de las dos cosas.

Por otro lado estaba Hyungwon, quien sufría de resaca moral. Si bien la noche anterior había jurado que todo valía la pena si la recompensa de tener a Changkyun entre sus brazos estaba de por medio, ahora mismo lo estaba dudando. Se sentía enfermo y desagradable consigo mismo por haber caído en tentación, por haber ido a buscar a su dongsaeng y desear besarlo como aquella primera y única vez.

El corazón y la mente de un adolescente podían ser así de inestables, es por eso que, cuando hubo terminado de alistarse y estaba dispuesto a iniciar su recorrido a pie hacia la única escuela secundaria del pueblo, prefirió quedarse dentro de casa al ver a un nervioso Changkyun parado frente a su casa.

Se sintió cobarde (pero es mejor llamarlo incapaz), confundido y sucio, mismos sentimientos que duraron un par de días más hasta que Changkyun, harto de que todo en su vida se estuviera volcando hacia la locura después de no poder descifrar si la visita a mitad de la noche de Hyungwon había sido un sueño o no, decidiera aplicar el mismo plan de su hyung (dejando de lado que ese suceso podría haber sido producto de su mente).

La intromisión fue complicada, la habitación de Hyungwon estaba en un primer piso, por lo que trepar por las paredes lisas de la moderna casa de los Chae realmente no era una opción. Changkyun optó por la ventana de la cocina, esa que nunca había tenido seguro (en caso de incendios) y se coló dentro de la casa, que en ese momento sólo era ocupada por Hyungwon.

Contuvo la respiración y caminó todo lo silencioso que le fue posible hasta la habitación que recordaba le pertenecía a Hyungwon y entró. El interior estaba tibio, oscuro y con un silencio que sólo era interrumpido por unos bajísimos ronquidos provenientes del largo bultito medio envuelto en cobijas que reposaba en la cama. Changkyun lamentó la oscuridad, le hubiera gustado ver a Hyungwon dormir.

Se quedó quieto un rato, no quería admitir que tenía miedo, pero lo tenía. Ni siquiera estaba seguro de que Hyungwon hubiera ido aquella noche a su habitación, pero no le importó; ahí estaba, en medio de la habitación de un chico que no sabía cómo lo recibiría. Tomó valor, ¿qué era lo peor que podía pasar? Se acercó despacio hasta la cama y con sus manos sacudió el bultito que dormía bajo las cobijas.

Uno, dos, tres minutos moviéndolo. Siempre había sido un lío despertar a su hyung. Le sacudió hasta que este emitió un quejido y soltó un flojo manotazo.

-Hyung, hyung..., ¡hyung! -. Fue lo primero que escuchó Hyungwon cuando despertó.

-¿Qué pasa? -. Se quejó el bulto, ni siquiera podía ver nada, estaba todo oscuro. Tanteó con sus manos alrededor y dio con algo cálido, una barriguita calientita y eso bastó para terminar de despertarlo.

Se sentó de golpe en la cama, encendió la lámpara de noche que estaba en su buró y, sinceramente, lo que vio le sacó un susto. Unos ojos felinos le miraban entrecerrados, la luz había logrado calar un poco en el gatito que tenía en frente, este no pudo más y cerró los ojos. Tanteó con sus propias patitas el buró y apagó la luz, que tampoco era muy brillante, quizá estaba exagerando, pero prefería la oscuridad.

heaven »»» au! hyungkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora