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Seungcheol.

Sus dedos tamborileaban sobre la mesa, más específicamente sobre el papel. Uno que desearía no tener en frente en este momento. La pluma giraba entre los dedos de su mano izquierda, como para reforzar la intranquilidad que le asediaba en este momento.

No hubiera imaginado ni en mil años que su matrimonio se estaba yendo a pique. Y que él había sido el principal partícipe de que esto pasara. ¿Debería sentirse más tranquilo, no? ¿Jeonghan lo estaría?

Dios, ni siquiera sabía qué pensaba su casi ex esposo en este momento. O como se sentiría. Él solía saberlo todo, y ahora... Ni siquiera recuerda la última vez que Jeonghan le sonrió. No recuerda la última vez en que charló con él, como, realmente hacerlo. Tener una conversación en la que se rieran o hablarán tranquilamente de algo.

Miraba aquel papel sin darse cuenta todavía que lo odiaba, ese sentimiento llegó después y lo arrasó de una manera en la que no estaba preparado. Estaba tan ensimismado que ni siquiera vio a su mejor amigo, Wonwoo, entrar en la oficina.

— ¿Seungcheol? ¿Estás bien?

Él suspiró. — Si, Won. ¿Cómo estás tú? ¿Y Mingyu? —puso una sonrisa de cortesía, aunque su mejor amigo no se la devolvió—. Los mellizos han de estar inquietos, seguro. Ya se acercan sus cumpleaños.

Wonwoo se sentó y lo miró con seriedad. —Cheollie, deja de fingir frente a mí. ¿Por qué estás haciendo esto si es claramente algo que no quieres?

Se detuvo a pensarlo, pero no necesitó mucho tiempo para responder y hundirse en su propia mierda.

— Lo arruiné, Won. Lo jodí tanto que Jeonghan me odia ahora, se supone que yo estaría ahí. Después... —casi se ahoga con el nudo tremendo en su garganta—, después... De lo que pasó... —las lágrimas inundaron sus ojos y no hizo falta más para que Wonwoo atravesara la distancia y lo abrazara—.

— Nunca hablaron de eso, Cheollie. Para ambos es difícil.

— Me odia, Won.

— Habla con él, aunque sea una última vez.

El susurro de su voz lo calmaba, como siempre lo había hecho. Desde su abrazo, él miró la foto que tenía de su esposo y su hijo en el escritorio. No entendía como había pasado tan poco tiempo y tanto había pasado en su vida, tantas cosas que lo destrozaron.

Sin embargo, viendo aquella foto algo en su interior cobró vida.

— Lo haré, Won. Y Jihoon estará orgulloso de mí, lo prometo.

Your arms around meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora