XX

43 5 2
                                    

XX

-Buenos días cielo. ¿Cómo amaneces?-. Alonso la observa desde la puerta, lleva en las manos una bandeja con unas piezas de pan y café. La observa revolverse en la cama, sonríe como hace mucho tiempo no lo hacía.
-Hola-. No puede evitar hacer una mueca de agrado mientras se acomoda para recibir el desayuno y puede ver en sus ojos bicolor todo el amor que siente por ella.

Han pasado algunos meses desde aquella noche de pesadillas, los malos sueños han pasado y han retomado el trabajo. Ella ha dejado de sentir el frío en toda la casa y Alonso no ha vuelto a despertar gritando. Ambos han retomado su ritmo habitual, Alex tomando fotografías a las modelos de Eduardo y Alonso ha salido un par de veces de viaje por su trabajo, en cada uno de ellos le ha traído un pequeño obsequio de los lugares donde se encuentra; los planes para la boda se habían pospuesto por el accidente y los posteriores sucesos pero él no lo ha olvidado, a pesar de no recordar muchas cosas no ha dejado de ver el anillo que ella lleva en su dedo y que no retira ni al momento de tomar un baño.

Por primera vez en varios meses se han sentido juntos, sin sombras en los rincones y Alonso saldrá nuevamente de viaje por su trabajo, Alex lo abraza por la espalda mientras se encuentra sentado en la cama y con una pequeña sonrisa lo jala hacia un costo en la cama, recostándose sobre él.

-Alex, ¿qué haces? Debo ir a trabajar-. Una pequeña risa apenas salir de sus labios mientras intenta abotonarse la camisa blanca que le cubre el cuerpo.
-Lo sé, pero no te quiero extrañar-. Mientras lo aprisiona bajo su cuerpo y toma las muñecas de su prometido sobre su cabeza. Besándolo dulcemente, mordiendo esos labios que tanto ansía, sorbiendo su sabor y sintiendo el aroma que desprende su piel.
-No empieces algo que no podrás terminar-. Mientras gira su cuerpo y dejándola debajo de él, mientras ella lo abraza por la cintura con sus piernas él se quita definitivamente la camisa –No sabes cuánto extrañaba esto-, recorre su cuello con sus labios, raspando con su barba de 3 días, dando la cantidad justa de dolor sin infligir ningún tipo de daño, jalando su cabello lo justo para mantener su cuello descubierto.

Alex no puede sentir más que la inmensidad del amor y el placer que le es proporcionado en ese momento, pasea las manos por la espalda de su amado, presiona con sus piernas para sentirlo más y más cerca de su cuerpo, sintiendo la firmeza de cada musculo, cada embate con las caderas, cada movimiento acompasado, cada gota de sudor desprendiéndose de sus cuerpos que se mezclan en uno solo. Ella mantiene los ojos cerrados, disfrutando de cada momento, de cada roce, de cada húmedo beso y caricia que Alonso le proporciona, elevando su mente, olvidando de pronto todo aquello que había sucedido años atrás, meses atrás, pasando las manos por la espalda desnuda, sintiendo cada hueso de la columna, sintiendo la tersura de la piel del amor de su vida, sintiendo la cicatriz que ha quedado del accidente, cicatriz que no había sentido anteriormente. Abre los ojos por un instante y nota una leve sombra sobre el rostro de su compañero, una mirada llena de deseo, un deseo con manos y boca que la devoran por completo, el tacto frio de su pecho, el aliento helado y viejo despiertan en ella algo que se había dormido…

-Alonso...- lanza un leve gemido que camina entre el placer y el miedo, pero él no la escucha, revuelve su cuerpo sobre ella, embistiendo suavemente con sus caderas. La habitación se ensombrece suavemente mientras la luz de la luna ilumina la habitación, dejando entrar una suave luz plateada que contornea todas las formas que hay dentro. –Alonso…-. Nuevamente lo llama pero él no se detiene, apoya sus manos sobre el pecho de su amante para hacerlo levantar y lo mira fijamente a los ojos. Unos ojos que la observan finamente, bajo esta luz no es posible apreciar la diferencia en el color que tienen, unos ojos que no dejar de verse reflejados en los de Alex. Él se levanta un poco más arqueando la espalda, dejando pasar todas las ondas a través de su cuerpo, dejando su cuello al descubierto, cuello que por un momento parece rodeado por una mano. Alex baja la vista mientras recorre su pecho con la mirada, intenta moverse de su lugar pero no le es posible hacerlo, su cuerpo se encuentra agarrotado con las muñecas cruzadas sobre la cabeza, como si una fuerza invisible la retuviera en su sitio, como unas manos invisibles convertidas en grilletes no le dieran espacio y la mantuvieran contra la cama. Alonso no deja de moverse, a cada momento más rápido, más fuerte, más profundo, mientras su rostro no deja de mirar al techo, de sus labios no sale palabra alguna, solo gruñidos y ruidos guturales que envuelven la habitación. Alex no puede separar los ojos de su amado, quien no deja de gritar con los brazos abiertos tenuemente iluminados por aquella luz plateada que entra por la ventana, no puede dejar de ver como múltiples manos comienzan a abrazarlo desde la espalda cubriendo su torso, su cuello, sosteniendo sus brazos, manteniendo su rostro vuelto hacia el techo. Alonso congela su cuerpo y su voz se ha detenido de golpe y ahora solo se escucha un tenue sonido de ahogo, como si el aire no pudiera entrar o salir de sus pulmones. Alex no puede apartar la vista ante aquel espectáculo, no puede mover su cuerpo, notando como desde los rincones de su habitación las sombras reptan sobre la cabecera de la cama, sombras con distintas formas humanas que se mueven en una dolorosa cadencia, escalando y arrastrándose sobre ella, materializándose en un rostro pálido que baja desde el muro, un rostro con los ojos negros como la noche, tan negros que no dejan escapar ningún rastro de luz.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 14, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Al final del tunel (Solo En La Oscuridad 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora