||Capítulo 7||

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Ray

Con Fiorella hablábamos todos los días pero últimamente ha estado rara, me contesta los mensajes con palabras "si, no, no sé, tal vez". Sé que hay algo malo pero no la quiero presionar.

A lo lejos la miro hablando con una chica. Camino hasta donde está pero ni bien me ve ella se despide de la chica y se va.

— ¡Fiorella! — ella ni siquiera voltea a verme. — ¿Qué le sucede? — le pregunto a la chica.

— Hola soy Iris y la verdad no sé qué le pasa, está así desde hace unos días.

— Bueno muchas gracias.

Camino rumbo a mi casa.

Mamá me recibe con un saludo, comemos y luego ella se va, excusándose de que tiene cosas que hacer.

Decido mandarle mensaje a Fiorella pero no me contesta. Hasta que minutos después me manda la ubicación de un lugar. Tomo mis cosas y salgo rumbo al lugar.

Cuando llegó la miro sentada en una banca.

— Fiorella, ¿Qué pasa? — me mira con los ojos hinchados dándome a entender que estuvo llorando.

— Ray... No puedo con esto...— sin decir más comienza a llorar.

— Hey mírame, dime qué sucede y lo podemos solucionar. —

— Si te lo digo te alejarlas de mí.

— No Fiorella como puedes pensar eso, dime y yo te ayudaré. — Negó

— Solo te pido que cuando llegue el momento que te lo diga, no te alejes de mí.

— No lo haré dolcezza...

Sin duda era algo malo...

Fiorella

Vivir con este trauma es de lo peor, estar bien un día y al otro recordar todo y quieres desaparecer por completo.

Mi trauma me persigue, tener pesadillas constantes, aparentar estar bien cuando no lo estas. Sé que sonara algo frecuente pero bien sabemos que esto pasa siempre, que esto nunca va acabar.

— ¿Quieres ir por un helado? — Asentí, Ray tomo mi mano y caminamos rumbo a la heladería.

—Prometo que te lo contare, no sé si mañana, en un mes, pero te contare todo.

—Ten por seguro que sea lo que sea yo estaré para ti, no te dejare sola, me gustas Fiorella y por nada del mundo te perderé. — deje un pequeño beso en su mejilla y nos abrazamos.

El resto de la tarde se basó en Ray haciéndome reír, contando malos chistes, sin duda el me hacía olvidar todo lo malo. Ahora mismo estábamos rumbo a mi casa, Ray no quería que regresara sola entonces el decidió acompañarme.

—Disculpa. — dijo y saco su celular para contestar una llamada. — Hola mamá... si, en unos minutos estoy en casa... enserio está aquí, genial... oh si le diré... Adiós mamá.

— ¿Hubo algún problema? — pregunte.

—Oh no, no hubo ningún problemas, solo que un viejo amigo de mi mama llego a la ciudad con su hijo y mañana irán a cenar. — se escuchaba demasiado emocionado.

—Me alegro tanto.

—Mi mama me dijo que quiere que vayas, para conocerte. — me empecé a ahogar con mi propia saliva.

—Yo, conocer a tu mamá, seria grandioso pero y si no le caigo bien. — la inseguridad salió a flote.

—Tonterías, mi mamá te amara. — me dio una sonrisa.

—Bien, ¿Me pasaras tu dirección o qué? — solo reímos y nos pusimos de acuerdo para la cena de mañana.

Solo espero que todo salga bien.

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