Chapter two.

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Sunghoon solo quería irse a casa y descansar

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Sunghoon solo quería irse a casa y descansar. Había tomado un turno de 24 horas y se arrepentía con el alma entera. Tomó sus pertenencias, se colocó la chamarra y caminó fuera de la oficina apagando la luz a su paso. Saludó con la cabeza a los demás oficiales que cubrían su turno y fue directo a la salida.

—¡Sung!

Oh Dios. Tan cerca pero tan lejos.

Se dio la vuelta y observó a su jefe caminar hasta él. Parecía listo para irse también así que quizá por primera vez que le hablara no significaba más trabajo.

Le sonrió y colocó una mano sobre su hombro—. Sé que acabas de terminar un turno de 24. —Oh no, qué equivocado estabas Sunghoon—. Acaba de entrar un llamado, es cerca y solo son un par de chicos grafiteando donde no deben, sé que puedes hacerte cargo, son tu especialidad.

—¡Jake, dale los datos a Hoon por favor! —Su jefe le gritó a uno de sus compañeros y le sonrió a Sunghoon—. Ve directo a casa después, te veo el sábado. —Con una palmadita en la espalda desapareció por la salida.

Hoon suspiró cansado y la sonrisa empática que le dio Jake no hizo mucho para aligerar su pena—. El lado bueno es que te dio el día libre y es viernes, puedes salir a distraerte un rato —Jake le entregó el reporte y se despidió con otra sonrisa.

O dormir, todo el día.

Suspirando una vez más leyó la dirección del reporte y se encaminó a su auto. No planeaba usar su patrulla asignada pues tendría que regresar a la estación y ese no era el objetivo.

El camino al lugar se le hizo corto, cosa que le alegró pues mientras menos se tardará mejor. No fue hasta que se bajaba del auto y activó el seguro que recordó que si atrapaba a estos chicos tendría que llevarlos a la estación.

Bueno, hoy era su día de suerte pues no tenía ni la mínima intención de capturarlos. Los asustaría con la sirena de la patrulla y eso sería suf... —Bien pensado Hoon, no traigas la patrulla a un posible arresto.

Sunghoon caminó lentamente a la ubicación que la persona que metió el reporte dijo. Los encontró sin mucho trabajo, uno en la pared y el otro uno o dos metros detrás alumbrando.

—Okay Sung, modo autoridad activado. —Aclarando su garganta los iluminó con la linterna—. Policía de Seúl, suelten el aerosol y quédense quietos. —Los observó mirarse a los ojos, sin pensarlo dos veces soltaron la linterna y las latas para salir corriendo.

Sunghoon se quedó parado en su lugar debatiendo en si ir detrás de ellos o no. En un día normal; tomando normal como haber tenido al menos 6 horas de sueño el día anterior, había corrido sin pensarlo, pero ¿hoy?

Tomándose un segundo más decidió que cabía la posibilidad de que el soplón estuviese parado en algún lado observando si Sunghoon cumplía con su trabajo o no. No queriendo arriesgarse a ser reportado y recibir una sanción, trotó siguiendo el camino que los pequeños criminales tomaron.

Al pasar por la pared donde se encontraban pudo observar el graffiti que habían hecho y la firma se le hacía muy peculiar—. Otra vez tú, YangJ. —Sin embargo, no fue eso lo que le llamó la atención. El chico del retrato se parecía demasiado a Sunoo, una coincidencia muy extraña que decidió ignorar para seguir la persecución.

Había avanzado dos cuadras sin verlos así que dedujo que los había perdido. Oh no, los perdió. Sonrió al saber que podría regresar a casa y tendría el viernes libre. Una última mirada al frente le dejó ver a un joven caminando cabizbajo hasta él lo que logró efectivamente desaparecer su sonrisa.

Planeaba ignorarlo pues era probablemente alguien intoxicado debido a las altas horas, juzgando además por la forma en que parecía tropezarse con nada a cada paso que daba. Alguien más se tendría que hacer cargo si este causaba un alboroto. Pero mientras más lo observaba sentía que lo conocía de algún lado. Claramente no se esperaba lo que escuchó cuando el chico se detuvo al frente suyo.

—Oh, él tenía razón. —El chico lo miró con el ceño fruncido, sus ojos cafés le analizaron un poco para después levantar sus manos al frente con cierta resistencia—. Sí, sí, sorpresa el criminal se entrega. Ya, llévame.

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