Chapter four.

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Sunghoon aún no decidía qué hacer

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Sunghoon aún no decidía qué hacer. Se quedó parado en su sitio un par de minutos debatiéndose entre su moral profesional y sus deseos de descansar. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una mirada al frente le dejó ver a un joven caminando cabizbajo hasta él.

Planeaba ignorarlo pues era probablemente alguien intoxicado debido a las altas horas, juzgando además por la forma en que parecía tropezarse con nada a cada paso que daba. Alguien más se tendría que hacer cargo si este causaba un alboroto. Pero mientras más lo observaba, sentía que lo conocía de algún lado. Claramente no se esperaba lo que escuchó cuando el chico se detuvo al frente suyo.

—Oh, él tenía razón. —El chico lo miró con el ceño fruncido, sus ojos cafés le analizaron un poco para después levantar sus manos al frente con cierta resistencia—. Sí, sí, sorpresa el criminal se entrega. Ya, llévame.

—¿Uh?

El chico rodó los ojos aún con la manos elevadas—. ¿Qué esperas? Hazlo para que pueda dormir de una vez.

Sunghoon parpadeó varias veces. ¿De verdad esto estaba sucediendo? Por primera vez un delincuente se entregaba a voluntad y tenía que ser la vez que él no tenía intención de regresar a la estación.

El mayor lo observó de pies a cabeza. Su cabello castaño parecía recién salido de la cama. El ceño fruncido y los ojos cansados, pero con cierto enojo en ellos. ¿Si le enojaba entregarse por qué lo hacía? Paseó la mirada por su ropa, una sudadera púrpura y unos pantalones deportivos. Los converse blancos podrían casi brillar de lo impecables que lucían.

No pudo evitar soltar una risilla. Con una mano sostuvo ambas del chico y las bajó—. Tú no eres YangJ, solo mírate.

Lo ojos del chico se agrandaron con sorpresa, sus labios se abrieron levemente y el enojo se desvaneció siendo reemplazado con nerviosismo—. Ah... ¡Claro que soy YangJ! No juzgues a un humano por su hermoso exterior. —Pisó el suelo con fuerza, y sus puños fueron directos a sus costados, casi haciendo una rabieta, si le preguntaban a Sunghoon.

Park rio una vez más—. Ve a casa, niño. —Sin decir una palabra más, se dio la vuelta para regresar a su auto.

Hubiera completado su misión de no haber sido por la mano que lo sostuvo del brazo y le hizo detenerse—. ¡No puedes irte así! ¡Tienes que llevarme contigo!

Sunghoon únicamente giró la cabeza para mirarlo. Lo evaluó una vez más, pensando que si no lo hubiera conocido de esta forma, probablemente le pediría una cita—. ¿Por qué habría de llevarte conmigo?

El castaño sonrió ligeramente y lo soltó para poder gestionar al hablar—. Soy YangJ, me atrapaste cometiendo un delito, eres un oficial. —Enumeró cada una de sus razones con los dedos aún sin dejar de sonreír—. ¡A la cárcel diría yo!

Sí. Sunghoon aún no le creía. No lo tomen a mal, pero es un oficial y él sabe de esto. Se ha encontrado demasiados criminales y delincuentes en su trabajo, como para no poder decir que este chico no tenía ni una pinta de ser uno de ellos. Ese detalle es lo que más curiosidad le daba. ¿Quién era y por qué tomaba la culpa por alguien más?

De frente a él, lo miró una vez más—. ¿Cómo te llamas?

—Ni-

Ambos se dieron cuenta del error del castaño al mismo tiempo. Sunghoon sonrió y el menor entró en pánico—. ¿De verdad? Creí que eras YangJ.

—¡Lo soy! NiHyun, ¡me llamo NiHyun! NiHyun. —La última vez lo repitió alargando las vocales.

El rubio se rió una vez más y asintió queriendo darle la razón—. ¿En serio? ¿Y de dónde viene la parte de YangJ?

NiHyun lo observó perdido, como un venado frente las luces frontales de un auto a toda velocidad. Francamente se miraba muy lindo, pero ese no era el punto aquí.

—Oh... mi apellido, sí, eso. —El menor jugueteaba con los cordones de su sudadera que mostraban un curioso estampado de tablero de ajedrez. El nerviosismo era evidente en su expresión corporal, y la mirada gacha que llevaba cuando lo vio la primera vez hace unos minutos.

El mayor rodó los ojos—.Vete a casa, NiHyun. —El tono que Sunghoon usó para decir su nombre fue lleno de burla. Por supuesto que no le creería a este niño.

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